La ilusión y las ganas de vivir es lo que más se respira en Las sesiones, la comedia dramática de Ben Lewin, director que regresa a la gran pantalla tras 18 años de su anterior trabajo: Golpe de suerte. También se respira gran trabajo interpretativo y un buen guión que sustenta una muy buena historia con el tono adecuado, alejado de los sentimentalismos de manual.
Basada en una historia real, la película vehicula sus intenciones (las justas y buenas) entre la comedia -mayoritariamente- y el drama, una combinación no siempre bien resuelta y, que en un par de momentos, cortan en seco el relato. El cine de este calado siempre tiene el mismo problema: caer en una excesiva sencillez, ser exacerbadamente pretenciosa y resultar fría. Le ocurrió hace unos meses a la sobrevalorada (por el gran público) Intocable, a la oscarizada Paseando a Miss Daisy o a la correcta Forrest Gump. Las sesiones evita tanta pomposidad y la lágrima fácil y se centra en explicar los anhelos sexuales de alguien postrado en una cama para el resto de sus días. Un ahelo humano e irreprochable. La parte de comedia es muy lúcida en las conversaciones entre el protagonista y el padre Brendan en la Iglesia, al que acude antes de iniciar el tratamiento y tras cada sesión. Las caras de William H. Macy no tienen parangón ante tales experiencias. La inexperiencia de Mark también arranca carcajadas, sobre todo, en las dos primeras sesiones, de una brevedad extrema.
William H. Macy aporta el gran soporte humorístico con un rol comedido, pero de gran expresión facial. Por su lado, Helen Hunt regresa cinco años después con una brillante interpretación y, permítanme, con que cuerpazo y sin pudor. Chapeu por ella. Ahora, aquí si alguien debe llevarse elogios es John Hawkes. Su actuación es soberbia gracias a su trabajo con la voz (imposible disfrutar su trabajo en versión doblada) y las expresiones, su mirada intranquila o placentera. Ganaría el Oscar de calle si fueran finales de los 80 o principios de los 90 cuando ganó, por ejemplo, el Dustin Hoffman de Rain Man, el Tom Hanks de Forrest Gump o el Daniel Day Lewis de Mi pie izquierdo, justamente, su más posible competidor por Lincoln.
Las sesiones es una estupenda comedia, con algunos de los mejores momentos de este año y la cinta que más carcajadas ha arrancado en los últimos meses. Su aparente previsibilidad y sensiblería serán superadas, con creces, por un relato verosímil, cargado de buenas intenciones, con un loable tratamiento de un tema tan tabú con el sexo y, evidentemente, por un excelente trabajo de su elenco protagonista.
Lo mejor: Indiscutiblemente, John Hawkes
Lo peor: En dos momentos, el relato se corta en seco
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