martes, 23 de abril de 2013

‘Un lugar donde refugiarse’ – romance a la “sparkiana”, si la salsa te gusta, te gustará el resto



Todos los fans de Lasse Hallström recordarán a Lena Olin blandiendo una sartén y liberándose de su matrimonio opresivo con la ayuda de Juliette Binoche y su chocolate. En Un lugar donde refugiarse, el estreno rosa de la semana, el director sueco vuelve a tocar el tema del maltrato. Esta vez, sin embargo, no lo hace según sus reglas, sino que sigue las del ya consagrado autor de dramas románticos, Nicholas Sparks. Hallström aparca de nuevo su estilo, pues, para presentarnos un film previsible, superficial y romántico que, no obstante, puede ser perfectamente disfrutable para los fans del género y del autor.

Una misteriosa mujer llega al pequeño pueblo costanero de Southport, Carolina del Norte, escapando de un oscuro pasado. Con la intención de empezar de nuevo en un lugar lejos de casa, la chica entablará relación con el dueño de la tienda del pueblo, un viudo con dos hijos que la ayudará a recobrar la confianza consigo misma y con los demás. Su secreto, sin embargo, acabará saliendo a la luz y pondrá a prueba el amor que sienten entre ambos.

El género “sparks” ya es bastante reconocible por ahí donde pasa; empieza a ser incluso un punto de referencia para otras cintas del mismo estilo, como por ejemplo Todos los días de mi vida (Michael Sucsy, 2012). Si buscáramos una definición exacta de este “sparkianismo” seguramente nos saldría una entretenida mezcla de romance pasional, drama, lágrimas, superficialidad, pequeños pueblos encantadores y parejas de actores del más alto “glamour hollywoodiense”. Por las manos de Sparks han pasado Ryan Gosling, Rachel McAdams, Richard Gere, Diane Lane, Channing Tatum, Amanda Seyfried, Zac Efron, Miley Cyrus… Ahora es el turno de Josh Duhamel y Julianne Hough —esta última de moda tras su aparición en Rock of Ages—. La química entre ambos actores, innegable, es de lo más efectiva para la película que nos ocupa, como también lo son la guitarra de Deborah Lurie, la muy correcta fotografía y la selección de canciones para los montajes musicales, otro de los elementos clave de las películas a la “sparkiana”.

En cuanto al contenido de las historias, el autor norteamericano lo ha tocado todo: Alzheimer, cáncer, guerras, relaciones padre-hijo, maltratos, etc. —la mejor, sin duda, la de su primer libro, Elcuaderno de Noah—. Lástima que el señor Hallström no haya podido poner aquí un poco de su parte para dar algo más de profundidad al elemento drama—a Lena Olin siempre se la echa de menos—. Con todo, tampoco sería justo no reconocer la corrección del montaje del principio de la cinta, una escena con acertado dinamismo y suspense que después da lugar a, hay que reconocerlo, la misma historia de siempre. ¿Malo? No, siempre que se vaya preparado.


Así pues, mismo esquema, mismos elementos, mismo resultado. En este sentido, Un lugar donde refugiarse no falla y funciona a la perfección como guilty pleasure de la semana al lado de Memorias de un zombie adolescente. Eso sí, a los que no les guste el acompañamiento a la “sparkiana“, que se abstengan de este plato.

Lo mejor: el montaje del principio, el personaje de Cobi Smulders y la química entre los protagonistas.

Lo peor: la superficialidad del relato, en especial el trato del maltrato.

Nota: 7


El contenido original de esta entrada pertenece a Mysofa. Consúltalo aquí.

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