viernes, 19 de abril de 2013

'Tierra prometida', una alegoría de los tiempos actuales


Otra pausa en el cine de Gus Van Sant. Su filmografía cabalga entre el cine de autor y el más mainstream. Su último trabajo forma parte del segundo grupo. Es más, la película es un encargo, puesto que Matt Damon no se veía con la suficiente fuerza para dirigir el guión que coescribió junto a John Krasinski. El artista envuelto en el mundo de Hollywood, impregnando su sello de autor, por supuesto, pero sucumbiendo a una infinidad de convenciones. Tantas como el personaje principal de Tierra prometida.

El capitalismo feroz que arrasa con todo lo que tiene a su alcance. Este es el telón de fondo de la historia, premisa que sirve para realizar una metáfora con el debate interno del personaje de Damon. Todo rebosa clichés, muy bien llevados, sí, pero la historia acaba por no tener emoción. Eso sí, lo mejor es que la puesta en escena del director de Elephant evita, en todo momento, caer en el terreno del telefilm. Y lo hace con inteligencia y talento, no como el Robert Zemeckis de El vuelo, para poner un ejemplo cercano y parecido.

Tierra prometida plantea la dicotomía entre la tradición y la modernidad, entre la economía mesurada y el capitalismo desaforado. No es nada nuevo, pero en los tiempos actuales, siempre sienta bien un bofetón al sistema tan perverso y pervertido. Por contra, los dilemas de los personajes no tienen la misma entereza y se diluyen ante la falta de su poca concreción (la relación Damon-DeWitt, la soledad de McDormand) y un final de manual tan verosímil como superficial.


El nuevo trabajo de Van Sant (o puede mejor acuñarse como el nuevo guión de Damon) puede entenderse como una alegoría de la era Obama. Se propone un cambio y en un momento dado el personaje de Krasinski le dice a Damon: "¿Un cambio hacia dónde?". Pues bien, eso nos preguntábamos muchos con el famoso "Yes, we can" en 2008. Tampoco aquí se dan demasiadas respuestas fuera del devenir de los personajes; en realidad, el cambio es mínimo para uno, el resto continúa a menester del sistema.

Buena música de Danny Elfman y un reparto en estado de gracia (especialmente Frances McDormand y John Krasinski). Además, tiene algunos momentos de toques de comedia ácida muy potentes y alguna imagen mítica como la performance de Springsteen por parte de Krasinski. No hay más de lo que se ve a simple vista, tampoco menos de lo que se le puede exigir a un proyecto de estas características. Tópica, convencional e ínspida, pero también es eficaz y honesta.

Lo mejor: John Krasinski y Frances McDormand

Lo peor: Demasiada moralina de manual

Nota: 6

El contenido original de esta entrada pertenece a Mysofa. Consúltalo aquí.

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