Hace unos días, con motivo del estreno de Los últimos días, decía que había esperanza para esta mierda de humanidad. Con La caza debo decir todo lo contrario. El conmovedor y espeluznante final de Thomas Vinterberg es inequívoco: no hay esperanza para una sociedad corrompida por los prejuicios y con un odio imperante que solo puede desembocar en una violencia descarnada. Te deja con muy mal cuerpo, pero no lo hace con pretensiones exacerbadas, sino con una historia muy potente de las que dejan huella días después de su visionado.
Ciertos sectores no han tenido el menor reparto en compararla con un telefilm de sobremesa de una cadena privada. Sinceramente, verle una mera similitud es un ataque a la inteligencia humana. La premisa es cierto que podría dar para un film espantoso, pero ninguna tv movie realiza un estudio sociológico tan acurado y preciso con las distintas perspectivas del devenir de los implicados tras la mentira que desata la inocencia de una niña.
El metraje es un descenso a los infiernos constante. En su mayor parte de Lucas, el protagonista, centro de una diana de la que no puede escapar y en la que, cada vez, está clavado con más dardos. Pero también todos los habitantes del pueblo danés conforman una instántanea de caída moral. Todo ello mediante miradas, expresiones faciales desgarradoras y pocas palabras. Las justas. Y, en algún caso, tergiversadas. Este juego entre los personajes no sería lo mismo sin su soberbio reparto.
Evidentemente sobresale Mads Mikkelsen, uno de los mejores actores del panorama actual en el mundo del cine. Ganó merecidamente el premio al mejor actor en Cannes por su inconmensurable trabajo; nadie discute ni su tour de force, ni el premio ni su filmografía. Por ello, hay que destacar la labor de todo el elenco, principalmente, la de Annika Wedderkopp y Lasse Fogelstrøm.
La caza no alberga dudas. Presenta un hombre íntegro envuelto en una espiral de mentiras, prejuicios y odio, una caza de brujas a pequeña escala en un pueblo que refleja la deshumanización de la sociedad occidental de hoy en día. El film acaba por conmover hasta lo más profundo gracias a la atenta y delicada puesta en escena de Vinterberg y a la naturalidad de su guión. La sociedad está muy corrompida por dentro (y por fuera, claro) y la solución es muy difícil de alcanzar. Vinterberg, a mí, no me ha dejado esperanza.
Lo mejor: El guión, impecable
Lo peor: Confundir su aparente sencillez con un relato superficial
Nota: 9
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Estoy totalmente de acuerdo con tu análisis. La película presenta un guión y una dirección impecables, muy lejanos a los habituales en un telefilm. Y la profundidad con que está planteado el tema, la hacen realmente commovedora. Hay pocas películas que trancurridos unos días todavía te afecten tanto como ésta. Estamos tan hipersensibilizados ante el mal, que anteponemos la desconfianza y la intolerancia por encima de valores que deberían ser prioritarios como la amistad o la presunción de inocencia hasta que no se demuestre lo contrario.
ResponderEliminarDices en tu crítica que el final de la película te hace ser pesimista sobre el futuro de nuestra sociedad, pero creo que también hay cosas muy positivas en ella, como el perdón, tanto el que piden los que fueron injustos (la escena del amigo que le lleva comida al protagonista el dia de Nochebuena es de las más emotivas que he visto en mucho tiempo) como del afectado que, aunque pierda también su fe en la humanidad, sabe aplacar su sed de venganza (a diferencia de films que justificaban la violencia extrema, como "Perros de paja", de Peckinpah).
Y, por supuesto, la actuación de Mikkelsen es absolutamente magistral, llena de matices. En resumen un film muy recomendable, aunque salgas del cine hecho polvo. Coincido con tu nota.