En 1874, un grupo de pintores parisinos presentó una colección de algunos de sus cuadros en una exposición de la capital francesa. Entre ellos, una obra, “Impresión sol naciente”, y un autor, Claude Monet. La obra de Monet, así como las de sus otros compañeros, fue duramente criticada por los academicistas de la época, que sólo buscaban la perfección de las líneas y se basaban en los temas y las técnicas de la antigua Grecia y Roma. Este grupo de nuevos pintores, sin embargo, pintaba al aire libre, amaba los paisajes, despreciaba el color negro y las líneas rectas, y jugaba con los ojos del espectador a base de grandes pinceladas de color que buscaban captar la luz y la atmósfera de un momento, un instante, concreto. En referencia al cuadro de Monet, destaca la sarcástica y cínica reseña de un crítico de la época, que quiso atacar al conjunto de pintores dándoles un mote que, en contra de lo que esperaba, acabó dando nombre a esta nueva corriente del arte pictórico: los impresionistas.
Entre los pintores que acompañaban a Monet en 1874 estaba Pierre-Auguste Renoir, otro de los autores más representativos del impresionismo. La particularidad de las figuras que pintaba y sus formas difuminadas dieron al artista un estilo único y fácilmente reconocible. Ahora es el protagonista de una de las películas de la semana, Renoir, en la que se narran los últimos años de la vida del pintor, fuertemente influenciados por la relación con su hijo, el cineasta Jean Renoir, y por la dolorosa artritis que cada día le destrozaba un poco más las manos, su herramienta de trabajo y supervivencia. El director y guionista francés Gilles Bourdos está detrás de esta... (continuar leyendo)
Lo peor: un final demasiado apresurado en comparación con el tempo pausadodel resto de la película.
Nota: 8
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