Tema peliagudo. Una niña de diez años tiene dudas en su interior: se siente un chico. Viste como tal y lleva el pelo corto. En su nuevo grupo de amigos se hace pasar por Michel y esconde que, en realidad, es Laure. Empieza a aventurarse en un juego de doble identidad peligroso y con un único final posible. La directora francesa Céline Sciamma trata el tema con suma delicadeza y con mucho sentimiento.
El relato es corto, al mismo tiempo que intenso y emotivo. Lo primero perjudica al resultado global, pues algunos frentes se quedan en el tintero -más reacción del padre- y no todo acaba subyugando al espectador. Por contra, la historia por sí misma funciona y su tratamiento conciso y riguroso soslaya caer en el burdo maniqueo o la banalización de la sexualidad.
El personaje del niño -creo más oportuno referirme a él con este sexo- es el epicentro y lleva el peso del relato, sin altibajos y protagonizado varios momentos para el recuerdo como el partido de fútbol, el baño en el río o el corte de pelo junto a su hermana. El guión se inmiscuye minuciosamente en su psique para desgranar sus dudas, temores, sentimientos y engaños. Todo con una sutilidad que agradecerá el espectador más entregado a la causa.
Tomboy alza el vuelo gracias a la brillante interpretación de Zoé Héran y por un desenlace redondo. La historia no dejará indiferente a nadie y pondrá al espectador en una posición incómoda: aceptar la condición de la niña o dejarse llevar por unos prejuicios anquilosados como los de la madre. Aceptar o censurar. Dejar vivir o morir. Amar o despreciar.
Lo mejor: La actriz protagonista y la sutilidad del relato
Lo peor: Se hace demasiado corta
Nota: 7
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Uy, tiene buena pinta, a la lista de pendientes va
ResponderEliminar:D Pues ya nos dices!!
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