Un Anillo para gobernarlos a todos, un Anillo para encontarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas
Nueve años después de que la aventura por la Tierra Media terminase con el estreno de El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey, el director Peter Jackson ha regresado al mundo fantástico creado por J.R.R. Tolkien con la adaptación a la gran pantalla de El Hobbit, libro temporalmente anterior que explica las aventuras del pequeño hobbit Bilbo Bolsón. La trilogía tuvo en su momento un éxito rotundo, llevándose 17 Óscars en total (11 para la última entrega, sólo comparable a Titanic y Ben-Hur) y dejando huella en todos los fans que disfrutaron con las aventuras, las batallas, los diálogos y los paisajes de Nueva Zelanda. Como buenos amantes de la saga, unos más que otros, los redactores de Cinema Lights hemos revisionado las películas para poder presentaros la trilogía de la discordia, que incluye como no las tres películas: La Comunidad del Anillo, Las Dos Torres y El Retorno del Rey. Este viernes 14 de Diciembre se estrena, por fin, El Hobbit: un viaje inesperado, así que la semana que viene volveremos con nuestra película de la discordia centrada en la Tierra Media.
Inicio esta crítica proclamándome fan de la saga de El Señor de los Anillos (libro y películas), de modo que aviso de antemano mi admiración por todo el mundo creado y admito que mi visión y mi rigor cinematográfico pueda verse afectado por tal pasión. Sin embargo, si pienso en todo lo que suponen estas tres películas, todo lo que me hicieron sentir, sostengo que tal admiración está totalmente justificada. La Comunidad del Anillo representa el inicio de toda aventura y por ello es la novedad; se nos presenta el mundo de los hobbits, los elfos, conocemos a los personajes a través de grandes aventuras que se verán superadas en sus predecesoras. En las Dos Torres las presentaciones ya están hechas, pero aún así la aventura continúa y pasamos a la batalla, la gran batalla del abismo de Helm. Una batalla épica, maravillosa, atrapante, la mejor si no fuese por la batalla en los campos de Pelennor en El Retorno del Rey.
Pero vayamos a lo que nos concierne, más allá de la propia historia, que nadie pondrá en duda es excelente. El guión, teniendo en cuenta la complejidad de los libros, es perfecto: Peter Jackson, Philippa Boyens y Fran Walsh supieron coger lo mejor de cada libro y plasmarlo en la gran pantalla, con bastantes cambios justificables para hacer la película apta para todos los públicos. Los diálogos son memorables (¿seré yo que las he visto tantas veces?) y míticos, pues calan hondo e incluso sacan bastantes carcajadas (Merry y Pippin o Gimli y Legolas contando muertos en el abismo de Helm). La fotografía es maravillosa y los planos muy bien escogidos; cada paisaje tiene su aura: el verde de la comarca, el rojo y el negro de mordor, el azul místico y reluciente de Rivendel o Lothlórien...los amaneceres y atardeceres son preciosos, y se nota un gran trabajo detrás, de horas y horas. Por otra parte, los efectos visuales son perfectos (ni qué decir de las grandes batallas, de todos los animales fantásticos creados: huargos, orcos, uruk-hais, balrog, y por, supuesto, de Gollum, con un fantástico trabajo de Andy Serkis con el motion capture). Y cómo no, la épica y excelente banda sonora de Howard Shore, una de las mejores de todos los tiempos. Todos los temas, el de los hobbits, el de Rohan o Minas Tirith, son maravillosos, incluyendo unos coros fantásticos y con canciones preciosas en cada película: May it be, Gollum's Song e Into the west. Podría seguir alabando y diciendo lo que supone esta saga para mí, pero me podría pasar media vida. De ningún modo creo que la esté sobrevalorando por ser fan, intento ser objetiva y no veo más que elogios para cada una de las películas de Peter Jackson. Después de ver miles de extras, entrevistas y comentarios, creo que el trabajo que llevó hacer esta trilogía fue inmenso y pienso que el equipo humano que la hizo posible (director, guionistas, actores, incluso extras) formaron una gran alianza, y la transmitieron al público. Yo sólo puedo decir gracias a todos ellos por haberme hecho disfrutar, no sólo una, sino muchas veces con las tres películas.
Nota: 10
Alejandra Diez Alonso
Son muchos los elementos que caracterizan a lo que llamamos “gran película”:
dirección, montaje, interpretaciones, guión, ritmo, historia, música,
fotografía, ambientación… Pero sin emoción, sin tensión, sin impacto y sin
afecto, el adjetivo calificativo acaba quedándose en un mero eufemismo. Así
pues, una trilogía que, como El señor de
los anillos, tiene la capacidad de entusiasmar a público y crítica al mismo
tiempo, y no sólo por su realización, sino también por el estrecho lazo que crea
con sus espectadores, merece todo el reconocimiento y admiración posibles,
empezando por la adaptación de los libros a la gran pantalla. En 2001, cantos,
poemas, detalladas descripciones, batallas y multitud de historias se
convirtieron en tres películas —una por libro, lo normal— cuyos diálogos han
pasado a formar parte del vocabulario personal de millones de fans en todo el
mundo, desde el “Corred insensatos”, pasando por “El sol se alza rojo, se ha
vertido sangre esta noche” hasta el
famoso “Mi tesoro”. Esto es obra, sin duda alguna, del estupendo guión con que
Philippa Boyens, Fran Walsh y el mismo Peter Jackson consiguieron lo imposible:
convertir en imágenes el complejo mundo de la Tierra Media creado por Tolkien. Perfecta
en la combinación de géneros, la trilogía dirigida por Peter Jackson también
destaca en su realización y montaje, regalando al espectador escenas como la
sucesiva encendida de las almenabas a vuelo de pájaro o la entrada de Gandalf a
Minas Tirith en El retorno del rey.
Ahora
bien, si hay dos escenas que pueden ser justamente consideradas las mejores de
la saga, estas son las dos conversaciones entre Smeagol y Gollum,
brillantemente rodadas y montadas para marcar la doble personalidad de este
patético personaje. Eso sí, la diferencia entre uno y otro no sería tan
perfecta sin la interpretación de Andy Serkis, a quien ya iría siendo hora de
que le dieran algún premio. Serkis, por su parte, es sólo uno más dentro del
imponente elenco con que contó El señor
de los anillos. Ian
McKellen, Viggo Mortensen, Elijah Wood, Sean Astin, Liv Tyler, Cate Blanchett, Sean
Bean, Bernard Hill, Christopher Lee, Orlando Bloom y John Rhys-Davies, Dominic
Monaghan y Billy Boyd, que ponen el toque cómico a la narración, se entregan
por completo a unos personajes que, nunca mejor dicho, les van como anillo al
dedo. Claro que tampoco debió costar tanto meterse de lleno en la historia
teniendo una ambientación tan espectacular como la que generaron fotografía,
dirección artística, vestuarios, maquillaje y, por supuesto, los escenarios
reales de Nueva Zelanda. Con todo, la trilogía de El señor de los anillos no sería nada sin su banda sonora. La
partitura de Howard Shore, con casi un tema por cada personaje o situación, es
de lo más rico en música para cine, y su épica, sentimiento y fuerza la han
convertido en una de las mejores bandas sonoras de las últimas décadas y, por qué
no, de toda la historia del séptimo arte. Shore pone, pues, punto final a una
de las más grandes sagas que se han hecho para la gran pantalla, al lado de Star Wars y Harry Potter, con tres cintas llenas de la mejor aventura, rodadas
con pasión por un talentoso Jackson. Son largas, sí, ¿y qué? 45 minutos de
batalla parecen ser sólo 5 cuando se está delante de un entretenimiento en
mayúsculas que, a su vez, es buen cine. El excelente es obligado.
Nota: 9
Nota: 9
M. del Mar Gallardo
Lo más importante de esta trilogía es Peter Jackson, sin su destreza y su pasión por la obra original de Tolkien, muy posiblemente, las versiones de El señor de los anillos no hubieran tenido la repercusión que tuvieron; sobre todo, en cuanto a premios concierne. Jackson no es uno de los mejores cineastas, ni mucho menos, pero sí llega a estar en el segundo grupo de directores capacitados, pero sin un mundo personal. De ahí la torpeza en algunas secuencias y la irregularidad del conjunto. Es capaz de construir escenas magistrales como las dos conversaciones de Gollum consigo mismo y, a la vez, errar en los pasajes de acción de La comunidad del anillo o dejar frío en el final (20 minutos alargados con varias cortinillas negras) de El retorno del rey. Majestuosa épica en las tres partes, puro cine de aventuras en Las dos torres, notable trabajo de personajes (Aragorn, el más interesante) e impecable factura técnica. La historia es la que es, la conocida por todos. La eterna lucha entre el bien y el mal, la irrupción de un héroe desamparado y sin objetivos en la vida, el mentor amigo y compañero (que muere, al menos, a ojos de nuestro héroe) y los distintos obstáculos (en nueve horas, hay muchos). Al menos, esta vez es una de las canónicas, de hecho, es la obra literaria más importante del género de la Edad Contemporánea y de ahí ha salido todo el cine de Hollywood como Star Wars, sagas literarias como Harry Potter o buena parte del cómic estadounidense.
La fantasía, el humor y la épica son los tres pilares de esta epopeya humana: un viaje al mundo de las bajas pasiones humanas (el poder del anillo), al sentido de la vida (con dos héroes: Frodo salvando la Tierra Media y Aragorn haciendo lo propio con la etnia de los humanos) y al simbolismo que sustenta nuestro ser (el lenguaje y, sobre todo, el agua destructiva y salvadora, el fuego arrasador o el interesante juego de números ¿Cuántos conforman la Comunidad? ¿Cuántos anillos hay?...). La trilogía cinematográfica tiene dos grandes problemas: su larga duración, que además resta entidad al conjunto y a la fuerza de la historia, y los prejuicios con el género (más que nada por aquellos que no saben apreciar la grandeza de sus bases y aquí en una obra cumbre). Guión y direción son irregulares en las tres entregas, el montaje mejora (y mucho) en los dos capítulos finales. Por otro lado, el reparto es excelente (exceptuando la insipidez de Orlando Bloom, ¿por qué lo cogieron?), la música es el mejor trabajo de Howard Shore y de la década pasada, la fotografía es impresionante (paisajes, uso del color en las distintas secuencias y regiones) y efectos especiales increíbles. Ninguna parte de El señor de los anillos es una obra maestra: la primera es un excelente inicio, la segunda se acerca al gran cine de aventuras y la tercera contiene una épica pocas veces vista en cine. Así pues, su lugar en la historia del cine es el de ser una de las trilogías más redondas, pero sin ninguna entrega magistral.
Nota: 8
Alain Garrido
P.D. Y vosotros, ¿qué nota le pondríais a la saga? ¿Habéis visto las películas millones de veces o sóis de los que no aguantan los 45 minutos dela Batalla de Helm?
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Yo las he visto bastantes veces y cuando más las veo más me gustan, en todos sus aspectos. Aguanté y aguanto perfectamente los 45' de la batalla de Helm porque me pasan casi sin darme cuenta de ello. Estando muy de acuerdo con Ale y M. del Mar, mi nota podría ser de 9 a 10.
ResponderEliminarDe mis trilogías favoritas y aunque son un poco largas las disfruto mucho pues los personajes son estupendos. Hace poco tuve la oportunidad de verla a través de Películas Online , y me sigue gustando pero siento que son muy largas y eso puede causar que el espectador se aburra, sin embargo es muy recomendable la cinta.
ResponderEliminar87654321p
ResponderEliminarA mi me gustaron.
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