Lleagron al cine de carne y huesos con la estimable Astérix y Obélix contra el César, simpático entretenimiento infantil que funcionaba bien. Luego llegó la floja Astérix y Obélix: Misión Cleopatra y recientemente la bochornosa Astérix en los Juegos Olímpicos. Ahora es el turno de dos aventuras más (Astérix en Bretaña y Astérix y los Normandos) de los populares personajes de la serie de cómic francesa creada por Alberto Uderzo y René Gosciny las que saltan al cine en Astérix y Obélix: al servicio de su Majestad.
La historia tampoco ayuda en absoluto. Demasiadas tramas abiertas y no todas funcionan y la del sobrino del jefe es irritable y el personaje más aún.
El punto de partida es el viaje de un bretón en busca de ayuda de la
pócima del pueblo galo de Astérix y Obélix y esto conlleva a unas risas a
costa de la tradición y tópicos generalizados de los británicos (aunque
los franceses también reciben su parte). Astérix que quiere alejarse de
Obélix por los comentarios que los acusan de gays, Obélix encaprichado
de una británica estirada y cinquentona de gran temperamento, el joven
galo dispuesto a convertirse en un hombre fuerte (aunque su
¿metrosexualidad? le ponga muchos frenos) y Buentórax -el bretón- no
acaba de jugar bien las cartas de gentleman y acarrea serios problemas con su prometida.
Ninguna
de las tramas resulta atractiva y solo funcionarán con los más pequeños
de la casa, aquellos que sí se reirán con los gags, pero que al resto
les resultarán bastante lamentables. El doblaje agudiza la situación: acentos british exacerbados y mal trabajo vocal en algunos personajes. El trabajo actoral sí es destacable con un divertido Gerard Depardieu como Obélix (¡este se lo pasa bomba haciendo el personaje!) y Edouard Baer (tercer
actor que coge el papel de Astérix) y tuvo un rol secundario en la de
Cleopatra. Aún así, pese a su buen trabajo duele ver a tres grandes del
cine en semejante producto: Jean Rochefort, Fabrice Luchini (histriónico Julio César) y Catherine Deneuve.
Astérix y Obélix: al servicio de su Majestad
es una película de entretenimiento, pero con dos grandes errores: es
demasiado larga y tiene un guión muy pobre en que no funcionan ni la
historia ni la comedia. Los cómics originales son mucho más,
tienen mayor diversión y aciertan en gustar a todos los públicos. La
cuarta entrega en cines, no.
Lo mejor: Los gags que funcionan
Lo peor: El personaje de Godurix, inaguantable
Nota: 2
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