Este sábado estamos muy aburridos, así que no se nos ha ocurrido nada mejor que darnos una ducha... Evidentemente, nuestra escena de la semana es la famosa ducha de Janet Leigh en el Psicosis de Alfred Hitchcock. El director británico consiguió -y continúa haciéndolo-, que el espectador no pudiera darse otra ducha tranquila en su vida... por eso era tan grande, por eso esta escena es una de las más celebradas de toda la historia del cine, sobre todo gracias a la suma de montaje, fotografía y, cómo no, la música de Bernard Herrmann. ¡Vamos allá!
De Hitchcock tenemos una larga lista de escenas memorables, al igual que la mayoría de sus películas, pero de momento, hemos decidio comenzar por este gran Psycho (¡nunca antes se nos había matado a la actriz protagonista a los 30 minutos de película!). ¡Buen fin de semana!
Si me dieran un euro por cada vez que he visto la escena... Una escena de Master Class.
ResponderEliminarRefrescante lo que se dice refrescante...jaja...eso si como dice Geni es master class. Me impresionó Psicosis la última vez que la ví. Alucinante.
ResponderEliminarUn abrazo chicos.
El gran Hitchcock, que nos deja impresionados con la mayoría de sus películas, no importa cuántas veces las veamos...
Eliminar¡Saludos!
El terror instalado en lo cotidiano. Que una cosa tan rutinaria y anodina como una ducha de pavor y se instale en el inconsciente colectivo, solo es digno de unos pocos.
ResponderEliminarAdemás de que me resulta imposible ducharme tranquilamente después de ver Psycho (independientemente, de las veces que la haya visto), no puedo evitar recordar el trauma que le quedó a la pobre Janet Leigh, que no volvió a ducharse en su vida y tuvo que recurrir al clasico bañito de toda la vida (o eso dijo, tal vez para alimentar la leyenda). Además de una opción poco práctica, antiecológica. Que cosas ;)
Saludos empapados ***