Ni ruedas de prensa, ni entrevistas, ni declaraciones. Como resultado de sus polémicas declaraciones en Cannes ―y de todo lo que vino después―, el director danés Lars Von Trier nos ha dejado sin interpretación alguna sobre su nueva película Nymphomaniac. ¿Ha sido un acto de rebeldía? ¿Una forma de llamar la atención? ¿Otra muestra más de su política del “políticamente incorrecto”? En cuanto a cine se refiere, ninguna de estas cuestiones debería tener demasiada importancia. Sin embargo, es de Lars Von Trier de quien estamos hablando, así que no sorprende que ninguna de las dos partes de Nymphomaniac esté exenta de las extremistas valoraciones personales del director en contra de la democracia y la raza humana, entre muchas otras.
El uso del sexo, en parte, no deja de ser otra arma provocadora del director para despertar exaltadas críticas o pasiones entre el público espectador. Escenas innecesarias y sin valor alguno para la historia, como el episodio de los negros y la mayor parte del último capítulo -todas en el Volumen 2- son claro ejemplo de ello. No obstante, el sexo también le sirve a Von Trier para presentarnos y adentrarnos en la... (continuar leyendo)
Lo mejor: el montaje y las conversaciones entre Gainsbourg y Skarsgard del primer volumen.
Lo peor: el gratuitismo de algunas escenas y [SPOILER] el último minuto de película, que destroza lo único bueno de la historia.
Lo peor: el gratuitismo de algunas escenas y [SPOILER] el último minuto de película, que destroza lo único bueno de la historia.
Nota: 6
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