Triunfando, pero sin tocar cielo. Así se estrenó el
primer Percy Jackson cinematográfico tres años partiendo de la saga de novelas
juveniles que buscaba repetir el éxito de Harry Potter tal y como lo probaron
las aburridas Eragón, La brújula dorada y Las crónicas de Narnia. Percy
Jackson y el ladrón del rayo supuso una bocanada de aire fresco, sin ser
nada destacable, tenía suficientes ingredientes (personajes carismáticos,
momentos hilarantes, entretenimiento constante) como para ser un producto
respetable. La segunda entrega sirve el mismo plato, mismos aciertos y mismos
errores. Cumple su cometido.
Lo mejor: La fusión entre cine familiar y mitología
Lo peor: Los momentos paródicos tan exagerados
Nota: 5
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