jueves, 5 de septiembre de 2013

‘Mud’ – clases de amor a todos los niveles


- ¿Por qué no vamos hoy al cine? La semana pasada estrenaron una película que han dejado bastante bien. Creo que en el póster sale Matthew McConaughey.

- ¡Uf! ¿Este es el protagonista? ¡Pues yo no voy! No me gusta nada de lo que ha hecho, es muy mal actor.

Argumentación que uno podría escuchar en contra de la película Mud. ¿Problema? Que, como argumentación, se sustenta sobre dos claros errores: el primero, suponer que, al ser el protagonista del póster promocional, el actor será también el único y claro protagonista de la película; el segundo, relacionar las participaciones de Matthew McConaughey en comedias románticas y producciones de baja calidad cinematográfica con su "calidad" a la hora de actuar. 

Dirigida por Jeff Nichols (Take Shelter), Mud narra la historia de dos niños, Ellis y Neckbone, que se encuentran a un fugitivo y deciden hacer un pacto con él: ayudarlo a escapar de los cazarrecompensas que lo buscan para reunirse con su amor verdadero, Juniper, a cambio de una barca. El hombre con quien los dos chicos hacen el pacto lleva por nombre… Mud. 


Si, es cierto que Matthew McConaughey no ha demostrado en demasiadas ocasiones ser un gran intérprete. No obstante, des de hace uno o dos años, el actor ha ido de peor a mejor —pongamos como ejemplo su papel secundario en Magic Mike, que podría haberle costado perfectamente una nominación al Oscar—. En el caso que nos ocupa, no sería exagerar decir que es el mejor papel que le hemos visto hacer: un hombre solitario, un forajido, una alma errante que solo sigue adelante por amor, ese primer amor que no se puede sacar de encima, tierno, fuerte y a la vez tan obsesivo que ha acabado por convertirlo en un marginado social. 

McConaughey hace su papel, lo hace bien, e incluso destaca en él. ¿Será cosa del director, Jeff Nichols, a quien ya hemos visto más de una vez sacar lo mejor de su actor fetiche Michael Shannon? Quizás. Sea como sea, el protagonista de El inocente y Killer Joe está muy bien. Solo se ve superado por la increíble interpretación del joven actor Tye Sheridan, el verdadero protagonista de la historia —eh ahí el engaño del póster—. 

Sheridan, a quien vimos hace dos años de hijo de Brad Pitt en El árbol de la vida de Terrence Malick, es aquí el centro de una historia sobre el amor, una preciosa visión, nada tópica y genialmente dirigida, sobre las distintas formas de querer y ser querido. Traumatizado por la cercana separación de sus padres, el personaje de Sheridan, Ellis, encontrará en el amor de Mud por Juniper (Reese Witherspoon) un referente en el que poner sus esperanzas: el amor verdadero, el amor duradero, es posible. 


A través de Ellis y Neckbones, Nichols se las ingenia para tocar y jugar de una manera muy sutil pero efectiva distintos géneros de la gran pantalla: el western, la aventura, el thriller, la denuncia y el drama familiar. Todo en un muy conseguido montaje, sin líos ni embrollos, que, al fin y al cabo, no deja de ser una clase maestra de amor. Una clase de amor a un niño a punto de entrar en la adolescencia y al resto de adultos que, aun mucho mayores que el protagonista, saben tan poco o menos que él sobre el tema. Sin duda, una de las mejores y más recomendables películas que hay estos días en cartelera. 

Lo mejor: la complejidad del niño protagonista, sus dudas, sus sentimientos y, por supuesto, cómo lo interpreta Tye Sheridan. 

Lo peor: que los prejuicios hacia Matthew McConaughey impedirán a muchos valorar lo bien que está en esta película. 

Nota: 8

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