Luis Miñarro apadrina a Adán Aliaga, Carla Subirana y Abdelatif Hwidar, tres jóvenes directores de corta trayectoria -algún largometraje documental o cortometrajes de ficción- en su primera gran película. Es su carta de presentación al gran público, sobre todo, por su paso por el Festival de Málaga de 2012. En el certamen andaluz, Kanimambo recibió una Mención Especial del Jurado. La cinta se estructura mediante tres historias humanas acontecidas en Mozambique, uno de los países africanos más desconocidos en Occidente.
La relación entre un padre y un hijo marcada por la diferencia generacional: los que han vivido el terror e la Guerra Civil y los que no. Un retrato vívido y certero de las mujeres mozambiqueñas. Por último, la conexión especial entre una niña sordomuda y un anciano músico ciego. Estas son las tres historias universales y personales que dibujan un tríptico del Mozambique actual. Los tres directores nos cuentan las vicisitudes del rodaje y otras anécdotas:
¿De dónde surgieron las historias de vuestros fragmentos de la película?
Abdelatif Hwidar: La mía surge de la combinación de dos factores. El primero es que en esa etapa estaba obsesionado con el tema de la paternidad, lo ocupaba todo en mi cabeza. El segundo fue las historias que me explicó un señor que encontré por casualidad que me habló de la guerra, de niños muriendo en reyertas... Uní ambas cosas y salió mi historia.
Carla Subirana: En el 2009 al hacer el primer viaje de investigación, conocí a Magdalena y se convirtió rápidamente en la protagonista del guión que iba a escribir al año siguiente. Lo que ocurrió fue que en 2011, al volver a Mozambique para rodar la película, no pude contar con ella. La pieza de Magdalena se convirtió en un viaje en búsqueda para encontrar la esencia de mujer mozambiqueña que conocí en el primer viaje. En ese recorrido, voy conociendo niñas y mujeres que de alguna manera retratan lo que es la mujer en Mozambique: poderosa, vitalista y que tira el país para delante.
Adán Aliaga: En realidad, es una película de autor entre comillas, porque es un encargo. No la hemos hecho por vocación personal. Pero la experiencia ha sido increíble: viajar a África, conocer gente de Maputo y el resto de ciudades. Pudimos entrar a lo más profundo del país en el tiempo que estuvimos. La historia fue fácil encontrarla; allí levantabas una piedra y hay una historia detrás: conoces una persona y te enamoras, tienen tal magnetismo que tienes muchas historias por contar. Lo difícil no fue encontrar una historia, sino seleccionar cual contar de todas.
¿Qué sentisteis al llegar por primera vez a Mozambique y conocer a tanta gente?
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