Tensión y miedo. Son las dos sensaciones máximas e indispensables que debe proporcionar una cinta de terror ejemplar, buena e imperecedera. Sinceramente, son pocas en el género y, en las últimas tres décadas, cuesta encontrar cintas relevantes. Expediente Warren: The Conjuring es una de estas. Toda una sorpresa que confirma a James Wan como un maestro del género gracias a su impecable puesta en escena y un gran uso de los lugares comunes y trucos del terror cinematográfico.
Lo mejor: El reparto y el ritmo, nunca decae
Lo peor: Podría ser más bestia en su tramo final
Nota: 8
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