A los fans del género zombie se les ha acabado el burlarse de los pobres seguidores de los vampiros de Anne Rice. No
hay duda de que serán los más cabreados con Memorias
de un zombie adolescente, adaptación de la novela de Isaac Marion que llega
a los cines este viernes. Dirigida por Jonathan Levine, el film es una comedia romántica situada en el mundo de los muertos,
donde “R” (Nicholas Hoult), un zombie muy especial, se enamora de una humana (Teresa
Palmer) y la protege de sus compañeros carroñeros. A partir de este momento, su
relación con la chica empezará a cambiarlo por dentro, a él y al resto de “zombies
buenos”. ¿Buena noticia? Éstos no
brillan.
Después de la magnífica 50/50 (2011),
comedia dramática con Joseph Gordon-Levitt que tristemente no se ha llegado a
estrenar en nuestro país, Levine se ha
pasado al género fantástico con una historia de adolescentes, previsible y, aun
para los más románticos, demasiado pastel. No obstante, y a pesar de la simplicidad
del argumento y de la presencia de ese ejército tan patriótico, Memorias de un zombie adolescente acaba
siendo un divertido entretenimiento palomitero con algunos guiños hacia el
género de zombies y, sobre todo, el romántico, que convierten a la película en el guilty
pleasure de la semana.
Las referencias a Romeo y Julieta, ejemplificadas en los nombres de los
protagonistas, R y Julie, y en algunas de las escenas del film —el balcón nunca
falla—, no dejan de tener cierta gracia; eso sí, siempre que se entiendan a modo de sátira, como el momento “cambio
de imagen a lo Pretty Woman”. No
obstante, lo mejor de la cinta se reduce, básicamente, a una voz en off que, en boca de Nicholas Hoult, nos regala un principio
de lo más divertido con la explicación del día a día de un zombie. Y es
que, no nos hemos olvidado, Nicholas Hoult está bien pongas donde lo pongas,
sea al lado de Hugh Grant matando a un pato con un trozo de pan, hablando desentimientos con Colin Firth o convirtiéndose en una bestia azul.
Con una técnica sencilla y sin llegar a ser una gran producción, la
película hace su efecto. Si además le
añadimos la acertada banda sonora de Marco Beltrami —lo mejor que ha hecho
este año el compositor de Las sesiones
y Golpe de efecto, entre otras—, nos
queda una cinta que, sin pasar del mero
entretenimiento, puede sacarnos alguna que otra sonrisa, y teniendo en
cuenta lo caras que van éstas últimamente, no está mal. Con todo, algunas
preguntas nos vienen a la cabeza, como la de “¿qué hace aquí John Malkovich?”. La respuesta del actor podría ser,
sin ningún problema: “ha sido divertido”, y nosotros tendríamos que darle toda la
razón.
Lo mejor: la voz en off de Nicholas Hoult y algunos de los
guiños a los tópicos románticos.
Lo peor: aunque podría estar hecho a modo de sátira, la exageración
del pastel es demasiado, incluso para los fans de las comedias románticas.
Nota: 6
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