¡Buenos días amigos cinéfilos! Ya estamos aquí de nuevo con la escena de la semana, la sección de Cinema Lights donde recordamos algunas de las escenas más recordadas, emotivas, divertidas, épicas y maravillosas de la historia del cine. Esta semana toca recuperar una película humana a más no poder, una película desgarradora que nos cuenta como la desesperación de un hombre, un marido, un padre, puede llevarlo a cometer aquel mismo crimen del que ha sido víctima y que le ha destrozado la vida. Estamos hablando de una de las obras maestras del séptimo arte: el Ladrón de Bicicletas de Vittorio De Sica. Ejemplo clave del neorrealismo italiano, Ladri di Biciclette nos habla de la dureza de la vida a través de un padre y un hijo que harán todo lo posible por salir adelante y encontrar la forma para continuar intentándolo día tras día.
La escena que os hemos colgado es una de las más bonitas y tiernas de toda la película: en uno de los momentos de más desesperación, cuando ya ve imposible encontrar la bicicleta que le han robado, el padre decide invitar a su hijo a comer pan con mozzarella a pesar de no tener ya casi nada. Le dice: "comamos y seamos felices [...] hay una cura para todo, excepto para la muerte." Ver la cara del niño mientras come, con el queso enredándose, es uno de los mejores regalos para el padre y, al mismo tiempo, uno de los mejores regalos que nos podría hacer De Sica a los espectadores al otro lado de la pantalla.
Es una película de obligado visionado para todos los cinéfilos y no cinéfilos, porque esto, señores, es la vida. De Sica es uno de los pocos directores que ha conseguido gravar la vida tal como es, sin florituras, sin grandes diálogos... simplemente, la vida. A continuación os ponemos también la última escena del film, [SPOILER] otro momento de catarsis extrema, donde vemos un cambio de rol entre un padre que ya no puede más y un hijo que le coge de la mano ya le ayuda a seguir andando.
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"Ladrón de bicicletas" es una de mis películas favoritas de toda la historia del cine. Es un film commovedor, una de las cimas del neorealismo, junto a "Umberto D", del mismo De Sica. La desesperación del padre está descrita con una intensidad suprema. Y la relación entre padre e hijo, sumamente emotiva. Es imposible olvidar la mirada del niño a lo largo de toda la película. Y la escena final, que habéis puesto, es también inolvidable. Gracias por recordar este film maravilloso.
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