¡Muy buenas, amigos y amigas cinéfilos! Con un poquito de retraso, pero aquí está el especial del Enigma Rosebud que os proponíamos el viernes y que tan rápidamente descubrísteis todos. Las imágenes que os proponíamos pertenecen a la partida de ajedrez de Harry Potter y la piedra filosofal, al genial corto de Pixar de Geri's Game, a las partidas entre los amigos/enemigos mutantes Xavier y Magneto en X-Men y a una de las escenas de la película En busca de Bobby Fisher. Pero cuando hablamos de ajedrez y cine, solo hay un título y un director que nos vengan a la cabeza: El séptimo sello y Ingmar Bergman. Hoy, por tanto, nos vamos a la Edad Media, en medio de la Peste Negra, a jugar una partida con la muerte. ¿Preparados?
Y cuando el Cordero rompió el séptimo sello del rollo, hubo silencio en el cielo durante una media hora
Bergman es el gran director de la simbología, de los dobles sentidos y de las reflexiones. También es un gran creador de diálogos, sobre todo cuando quiere hablar de las relaciones entre las personas, sean familiares, amigos, enemigos, simples conocidos o uno mismo. La filmografía de este director sueco está plagada de significados y de distintas interpretaciones. Una de mis favoritas es Fresas Salvajes (1957), que hoy podríamos llamar algo así como una pre road movie: un viaje para descubrirse a uno mismo y hacer las paces con el pasado, el presente y el futuro. Si hablamos de simbolismo en Bergman, sin embargo, hay una película que se lleva el premio, y esa es sin duda El séptimo sello. Su visión creaba debate allí donde se proyectaba y en realidad, como dicen algunos, fue el film que dio el disparo de salida a los cinefórums. Todos -creyentes, ateos, agnósticos- todos encontraban significaciones y complejidades distintas en esta película.
No es mi intención, pues, hoy, abarcar todos y cada uno de los conceptos y temáticas tratados en El séptimo sello -no podría-. Simplemente vamos a rascar un poco la superficie de esta joya del séptimo arte. Empieza la partida. Las blancas tiran primero.
El caballero Antonius Block (que joven que estaba Max Von Sydow) regresa a su pueblo, en Suecia, después de años de lucha en las cruzadas. Europa está sumida en plena epidemia de la peste negra y, no importa que haya sobrevivido a innumerables batallas, la muerte no le va a dejar escapar de esta última lucha. Y digo lucha porque Block no va permitir que la Muerte (Bengt Ekerot -que preside nuestro blog al lado de Aragorn-) se lo lleve tan fácilmente; no porque no quiera morir, sino porque antes de partir quiere respuestas, quiere pruebas, quiere entender. ¡Ah! Los grandes enigmas del universo: ¿qué hay después de la vida? Estas son algunas de las preguntas que se hace el caballero en una de las escenas más memorables de la película, su confesión ante la Muerte:
¿Por qué la cruel imposibilidad de alcanzar a Dios con nuestros sentidos? ¿Por qué se nos esconde en una oscura nebulosa de promesas que no hemos oído y milagros que no hemos visto? Si desconfiamos una y otra vez de nosotros mismos, ¿Cómo vamos a fiarnos de los creyentes? ¿Qué va a ser de nosotros, los que queremos creer y no podemos? ¿Por qué no logro matar a Dios en mí? ¿Por qué sigue habitando en mi ser? ¿Por qué me acompaña humilde y sufrido, a pesar de mis maldiciones que pretenden eliminarlo de mi corazón? ¿Por qué sigue siendo a pesar de todo una realidad, que se burla de mí y de la que no me puedo liberar?
El agnosticismo del protagonista, que a pesar de creer que hay un Dios no consigue encontrarlo ni hablar con él -quizás luchar por él en una guerra macabra en la que nada se consigue ha empezado a esconder la figura del Dios a quien él quisiera ver-, contrasta con el escepticismo más bien cínico de su escudero (Gunnar Björnstrand) y la creencia ciega del pueblo que se autoflagela para salvarse así de la Peste. La religión es, pues, uno de los temas principales de la película. Muchos hablan de la muerte como otro tema fundamental. ¿Pero no sería más bien la vida, el tema del film? Un viaje en el que conocemos el bien, el mal, la amistad, la inocencia, la crueldad, la injusticia y el amor, sea del tipo que sea. El amor "virginal" y puro, por ejemplo, es el que en la vemos representado por la familia de juglares. Ellos son la imagen de la ilusión, la ilusión por vivir, y es por eso que Block decide distraer a la Muerte para que puedan escaparse de un final precipitado. Ellos continuarán viajando y, aunque no se den cuenta, seguirán jugando -como el caballero- con la Muerte a esta única partida de ajedrez.
El juego, la partida, son la vida. Mientras jueguemos, viviremos. Hasta que se abra este séptimo sello y pasemos a formar parte de la danza macabra de la muerte. Hasta que la muerte haga Jaque Mate. Y no nos engañemos, siempre lo hace.
P.D. Y a vosotros, ¿qué opinión os merece la película? ¿Qué significado o significados le sacaríais?
Muchas felicidades por este artículo, que demuestra que vuestro blog sabe combinar perfectamente las últimas novedades con el anàlisis de las grandes obras de los autores clásicos.
ResponderEliminarYo soy un fanático de Bergman. Conozco prácticamente todos sus films (una cinquentena)y considero que es el autor que mejor ha sabido reflejar el destino y la transcendencia de la vida humana. Para mí es como el Shakespeare del cine, porque ha descrito en sus films todos los sentimientos del alma humana. Él ha penetrado como nadie en las angustias y el sufrimiento humano, pero redimiendo siempre este dolor con momentos de bondad extrema. Se podría decir que la esencia de su estilo es el enfrentamiento entre un pesimismo feroz y el amor por los pequeños instantes.
Y mucho de todo esto hay en "El séptimo sello", una de sus obras más considerables. Un film que, principalmente, nos hace reflexionar, hacernos preguntas sobre el sentido de la vida y el miedo a lo desconocido, ese miedo que, como dice Antonius en la magnífica escena de la confesión, es al que llamamos Dios. Como dice la autora de vuestra reseña, la magnitud y los significados de esta obra maestra son inacabables. Para no alargar, sólo destacar la maravillosa fotografía en blanco y negro, la estética de todo el film reproduciendo imágenes heredades del arte medieval y la interpretación de todos los actores. Una película de 10
Este es uno (más) de mis grandes clásicos pendientes. Me voy poniendo al día poco a poco, pero aún así me siguen quedando muchos. A ver si de una vez me pongo ya a verla!!!
ResponderEliminarSaludos.
Mi película favorita del gran Ingmar Bergman junto con Los Comulgantes.
ResponderEliminar