Esta semana nos ha llegado el gran éxito francés de su historia con cerca de 20 millones de espectadores en Francia, lo que significa que más de 1 de cada 4 franceses la ha visto. Todo un fenómeno, en aun año enorme en la taquilla del país vecino. Se trata, como sabéis de Intocable, dirigida por Olivier Nakache y Eric Toledano. En nuestro país, ha sido la segunda película con mayor recaudación del fin de semana (tras John Carter, que cuenta con el 3D) y está cerca de superar en taquilla mundial a la animada El viaje de Chihiro, la película extranjera (no americana) más vista de la historia.
Hacía mucho tiempo que no me reía tanto con una película; una película que inspira tanta alegría y optimismo que da gusto. Y cuando esa buena sensación se comparte con el resto de la sala del cine y unas risas se pegan a otras, al final, cuando todo el mundo aplaude, te deja una gran sensación de satisfacción y buen humor. Intocable integra dos mundos aparentemente opuestos (el del aristócrata tetrapléjico Philippe y el inmigrante Dryss) haciendo que resulten totalmente naturales y derivando en escenas cómicas muy bien logradas (la escena de la ópera, la comparación de los distintos estilos musicales de los personajes, o la escena en la galería de arte). Y todo ello sin ningún reparo mediante los comentarios políticamente incorrectos de Dryss (no hay brazos, no hay chocolate), que lejos de ofender a nadie crean una gran cercanía con el público porque, así como Philippe desea, no caen en la compasión ni en la lástima.
El guión de la película es fantástico, a pesar de su sencillo planteamiento, con unos diálogos encomiables y una evolución de la historia que no decae en ningún momento. Pero el buen resultado final no habría sido el mismo sin las grandes interpretaciones de los papeles protagonistas: Omar Sy y François Cluzet. Esta pareja combina a la perfección y crean un dúo para no olvidar, haciendo que los dos personajes congenien y no desentonen en cada escena; Cluzet por su capacidad para expresar tan sólo con la cara y Omar Sy por inspirar tanta energía y positividad con su pegadiza sonrisa. En conjunto, hacen una película loable por no tocar lo fácilmente tocable, el sentimentalismo, la lágrima fácil y los clichés. Una película que fluye por si sola sin ninguna pretensión ni moralismo. ¿Fallos? Sí, puede tener uno, que el tráiler sea de nuevo tan completo y explícito que el visionado posterior no añada nada nuevo a lo visto.
Nota: 9
Alejandra Diez
Hacer comedia es uno de los retos más complicados para un cineasta. Hay que hacer reír a la mayoría del público, tener unos diálogos muy trabajados que a la vez parezcan sencillos, no caer en la grollería, disponer de unos actores naturales que congenien con los espectadores, etc. No es fácil. Charles Chaplin era un gran cómico, los Hermanos Marx, Ernst Lubitsch, Billy Wilder, Blake Edwards. A medida que nos vamos acercando al presente, los nombres empiezan a escasear. Sí, tenemos a Woody Allen (cuando es de verdad el Woody Allen que tanto apreciamos), alguien podría añadir algún film de Apatow, algún otro de Daniel Sánchez Arévalo, ahora tenemos a Kristen Wiig... Pero por lo demás, tenemos que conformarnos con pequeñas joyas que, de vez en cuando, nos alegran la semana. Intocable quizás no sea un Wilder o un Edwards, les queda muuuuy lejos, pero lo que sí es innegable es que esta película tiene el aura de una comedia de las buenas, ¡sí, señor!
Lo mejor de esta película es que sea capaz de transformar un tema tan serio como es la tetraplejia en una comedia que, con toques de humor negro, tiene algunos momentos hilarantes. Además, ¿cómo no puede gustar una película que satiriza el arte moderno? Genial. Claro que antes hablábamos de la naturalidad de los actores, y es que sin la frescura y el talento innatos que desprenden François Cluzet y, sobre todo, Omar Sy, esta película hubiera sido muy inferior. Así pues, intentemos ver Intocables como lo que es: una comedia pura, divertida y sin una pizca de sentimentalismo barato. No busquemos topicismos donde no los hay (es una historia real pasada a la gran pantalla de una forma simple y grande a la vez), y disfrutemos de la que, de momento, ¡es la mejor comedia del año! -por cierto, atención melómanos: precioso el tema de piano, además de las mil piezas de música clásica que aparece, claro-.
Nota: 9
M. del Mar Gallardo
Reconozcámoslo, si esta película no viniera alabada por su éxito, muchos no nos hubiéramos acercado a la sala del cine a verla. La enésima historia que enfrenta dos mundos distintos, las clases sociales, y dos personajes que se ayudan mutuamente, por ejemplo las citadas por un crítico en el trailer Paseando a Miss Daisy y El discurso del rey. No hay nada nuevo. El trailer, eso sí, auguraba unas buenas dosis de risas. Y así es. Por tanto, tenemos una premisa tópica envuelta en una comedia muy solvente con momentos de alta calidad. Una de las grandezas de su sólido guión es la crítica a la aristocracia: el uso del servicio, el arte elitista (arte contemporáneo, ópera de siglos pasados), las convenciones sociales anquilosadas, etc. Esta fina ironía subyace de la contraposición de dos mundos que permanecen en la sociedad intocables (la absurda aristocracia francesa y la inmigración de los barrios periféricos de París) y que, aquí, carcajadas mediante, se unen.
Intocable, eso sí, no es nada destacable. Sus directores-guionistas se centran en construir momentos excelsos en comedia y olvidan que parten de una premisa muy manida y de la cual acaban sin salirse. Navegan entre la ternura, el sentimentalismo, el drama de lágrima y el academicismo; al final, no caen en ninguno de estos extremos y se agradece y mucho. Eso no quita que el conjunto del film carezca de emoción, no la facilona, sino la certera. Fuera de algunos gags, al cabo de poco tiempo se olvida. El film no aporta nada, excepto dinero a la cinematografía francesa y una buena dosis de risas. Su topicidad y simpleza le pasa factura. Sus puntos fuertes (entre ellos también el excelente trabajo interpretativo de su pareja protagonista) la convierten en una muy buena opción de la cartelera actual. Ahora bien, no busquen retratos sociales ni profundidad, simplemente disfruten de una comedia amable si les apetece.
Nota: 6
Alain Garrido.
Hacer comedia es uno de los retos más complicados para un cineasta. Hay que hacer reír a la mayoría del público, tener unos diálogos muy trabajados que a la vez parezcan sencillos, no caer en la grollería, disponer de unos actores naturales que congenien con los espectadores, etc. No es fácil. Charles Chaplin era un gran cómico, los Hermanos Marx, Ernst Lubitsch, Billy Wilder, Blake Edwards. A medida que nos vamos acercando al presente, los nombres empiezan a escasear. Sí, tenemos a Woody Allen (cuando es de verdad el Woody Allen que tanto apreciamos), alguien podría añadir algún film de Apatow, algún otro de Daniel Sánchez Arévalo, ahora tenemos a Kristen Wiig... Pero por lo demás, tenemos que conformarnos con pequeñas joyas que, de vez en cuando, nos alegran la semana. Intocable quizás no sea un Wilder o un Edwards, les queda muuuuy lejos, pero lo que sí es innegable es que esta película tiene el aura de una comedia de las buenas, ¡sí, señor!
Lo mejor de esta película es que sea capaz de transformar un tema tan serio como es la tetraplejia en una comedia que, con toques de humor negro, tiene algunos momentos hilarantes. Además, ¿cómo no puede gustar una película que satiriza el arte moderno? Genial. Claro que antes hablábamos de la naturalidad de los actores, y es que sin la frescura y el talento innatos que desprenden François Cluzet y, sobre todo, Omar Sy, esta película hubiera sido muy inferior. Así pues, intentemos ver Intocables como lo que es: una comedia pura, divertida y sin una pizca de sentimentalismo barato. No busquemos topicismos donde no los hay (es una historia real pasada a la gran pantalla de una forma simple y grande a la vez), y disfrutemos de la que, de momento, ¡es la mejor comedia del año! -por cierto, atención melómanos: precioso el tema de piano, además de las mil piezas de música clásica que aparece, claro-.
Nota: 9
M. del Mar Gallardo
Reconozcámoslo, si esta película no viniera alabada por su éxito, muchos no nos hubiéramos acercado a la sala del cine a verla. La enésima historia que enfrenta dos mundos distintos, las clases sociales, y dos personajes que se ayudan mutuamente, por ejemplo las citadas por un crítico en el trailer Paseando a Miss Daisy y El discurso del rey. No hay nada nuevo. El trailer, eso sí, auguraba unas buenas dosis de risas. Y así es. Por tanto, tenemos una premisa tópica envuelta en una comedia muy solvente con momentos de alta calidad. Una de las grandezas de su sólido guión es la crítica a la aristocracia: el uso del servicio, el arte elitista (arte contemporáneo, ópera de siglos pasados), las convenciones sociales anquilosadas, etc. Esta fina ironía subyace de la contraposición de dos mundos que permanecen en la sociedad intocables (la absurda aristocracia francesa y la inmigración de los barrios periféricos de París) y que, aquí, carcajadas mediante, se unen.
Intocable, eso sí, no es nada destacable. Sus directores-guionistas se centran en construir momentos excelsos en comedia y olvidan que parten de una premisa muy manida y de la cual acaban sin salirse. Navegan entre la ternura, el sentimentalismo, el drama de lágrima y el academicismo; al final, no caen en ninguno de estos extremos y se agradece y mucho. Eso no quita que el conjunto del film carezca de emoción, no la facilona, sino la certera. Fuera de algunos gags, al cabo de poco tiempo se olvida. El film no aporta nada, excepto dinero a la cinematografía francesa y una buena dosis de risas. Su topicidad y simpleza le pasa factura. Sus puntos fuertes (entre ellos también el excelente trabajo interpretativo de su pareja protagonista) la convierten en una muy buena opción de la cartelera actual. Ahora bien, no busquen retratos sociales ni profundidad, simplemente disfruten de una comedia amable si les apetece.
Nota: 6
Alain Garrido.
Después de verla ayer, me acerco más a la opinión de Alain.Voy a hacer la crítica en mi blog. Saludos!
ResponderEliminarYo también esta vez estoy más de acuerdo con Alain. Es una comedia amable, de buen rollo, pero llena de tópicos, sin ninguna profundidad. Me gusta el mensaje: que dos personas de clase social y gustos tan dispares puedan ayudarse a encontrar una motivación para seguir viviendo. Pero el humor es muy facilón, para públicos muy poco exigentes, que sólo busquen pasar un buen rato.
ResponderEliminarLa peor escena para mí es la tan manida de la disyuntiva entre música pop y música clásica, ¿no pueden ser igual de apreciables Vivaldi y Earth, Wind & Fire? Por no hablar de la crítica tan facilona al arte contemporáneo...
Lo mejor, los actores, especialmente Omar Sy y su sonrisa tan natural, que me recuerda mucho a nuestro entrañable Eric Abidal.
O sea que si te gusta la película, como es mi caso, y me río quiere decir que soy idiota porque soy facilona, poco exigente y sólo voy a pasar un buen rato.
ResponderEliminarPués a parte de gustarme Intocable también me ha gustado una película durísima que me ha dejado tocada y que he ido a ver este fin de semana: Tenemos que hablar de Kevin.
Vuelvo a decir como he dicho muchas veces que el cine es muy amplio y a veces vas a pasar un buen rato y a veces vas a ver algo más duro, pero todo vale. Vamos creo yo, aparte de pslículas infumables que evidentemente también las hay por mucho que vaya mucha gente a verlas.