Esa música, ese piano in crescendo;
una partitura que trasciende el tiempo y el espacio, y que es la protagonista
absoluta del nuevo experimento inclasificable de los hermanos Lana y Andy Wachowski
tras las cámaras. Basada en la novela homónima de David Mitchell, El atlas de las nubes se perfila como
una película de películas, un entresijo de seis historias distintas que se unen
a través de esa magnífica banda sonora que firma Tom Tykwer, también director de
algunos fragmentos de la cinta que llega esta semana a nuestras pantallas. Ambiciosa
en algunas de sus interpretaciones y excesivamente larga, El atlas de las nubes es, sin embargo, todo un entretenimiento
argumental, una preciosidad en lo visual y musical y, ante todo, uno de los
films más infravalorados en lo que llevamos de año.
Vayamos por partes. ¿Por qué película de películas? Al igual que el libro
de Mitchell, El atlas de las nubes lo
forman seis mini películas, seis historias situadas en épocas distintas y cada
una con un género destacado. Así pues, tenemos la aventura por el océano, el
drama romántico, el thriller político, la comedia satírica y el futuro
distópico, este último muy al estilo de los autores de Matrix y guionistas de V de
Vendetta. Aunque a simple vista no parece haber ningún tipo de relación
argumental entre los episodios, sí que se percibe la repetición de ciertos
esquemas, sentimientos o ideas a lo largo de toda la cinta: amor, maldad, miedo,
pasión, rebeldía, libertad… todos conceptos universales que los directores han
querido presentar a modo de filosofía del mundo y su funcionamiento, con
referencias al más allá y a la reencarnación. De ahí las principales críticas
al film y a su exagerada ambición, aunque, con permiso, muchas películas se han
visto en los últimos años con ambiciones mayores a las de El atlas de las nubes.
Además, el mayor logro del film no se encuentra en la profundidad de su
significado, que a los Wachowski, como en los dos últimos Matrix, se les escapa un poco de las manos, sino en la
individualidad de cada una de las historias, en el modo en que están tratadas y
en la forma en que quedan unidas unas con otras, formando un todo extraño y apasionante
al mismo tiempo. Es aquí donde entra en juego el montaje de Alexandre Berner, una
de las joyas de la cinta. Era muy difícil pasar a la gran pantalla el entresijo
de relatos, mezclados unos con otros, escritos por Mitchell con diferentes
estilos narrativos. No obstante, Berner lo consigue, y ya de paso nos regala
todo un espectáculo visual a base de pequeños objetos, movimientos o miradas
que sirven de portal entre una y otra historia. Claro que el mejor elemento de que
dispone el montaje es esa magnífica banda sonora compuesta por Tom Tykwer y sus
habituales colaboradores, Reinhold Heil y Johnny Klimek. Los tres han creado
una sinfonía en toda regla, preciosa, perfecta e incomprensiblemente no
nominada al Oscar.
El fracaso de público y crítica le ha hecho realmente daño a la carrera de
premios de El atlas de las nubes, no
sólo por la ausencia de la música, que a pesar de todo sí que estuvo en los
Globos de Oro, sino también por el olvido del maquillaje, cuidadísimo en las
muchas transformaciones de los actores, que interpretan a distintos personajes durante
la película. Desde Tom Hanks y Halle Berry, pasando por Jim Broadbent y hasta
Hugo Weaving, el malo malísimo favorito de los Wachowski, los protagonistas cumplen
muy satisfactoriamente con los cambios impuestos por el maquillaje y hacen
evolucionar a sus distintos personajes, aunque, cabe decir, Ben Whishaw continua
siendo el mejor, el más emotivo y acertado de todos.
Maquillaje y peluquería, pues, aunque arriesgados al poner a Jim Sturgess de
asiático y Doona Bae de occidental, son otro de los elementos positivos que se
suman a esta entretenida película, extravagante, con algunos capítulos más
interesantes que otros, pero, en definitiva muy disfrutable en todos los
aspectos. ¿El problema? La duración, otra vez la exagerada duración que hace
salir al espectador de la historia e impide la conexión de éste con los relatos
y emociones que se le presentan. Una lástima.
Lo mejor: la música, brillante y preciosa; el cuidado
montaje de todas las historias y los efectos visuales y de maquillaje.
Lo peor: la excesiva duración del relato y tomarse la
teoría de los porqués del universo como el único objetivo y ambición del film.
Tengo una relación love-hate con la película (aunque, para ser sincera, se acerca más al love que al hate). La he visto dos veces, la segunda, después de leerme la estupenda novela (que se ha convertido en uno de mis libros favoritos). La primera vez que la vi, me pareció un film fallido y pretencioso. Toda mi energía la empleé en intentar unir las piezas de lo que me estaban contando y en no distraerme con algunos de los maquillajes chanantes. Supongo que me quedé con la lectura más superficial de la película, pero, a pesar de todo, no se me acababa de ir de la cabeza. Lo que me enamoró, además de Ben Whishaw y Jim Sturgess, por los que tengo debilidad, fue la banda sonora, que me parece la soundtrack del año. No me canso de ella.
ResponderEliminarVista por segunda vez y con los deberes hechos, he descubierto que, si bien no está a la altura de la novela (hay alguna historia, la de Sonmi, especialmente, que han “traicionado” vilmente), es mejor película de lo que me había parecido en un primer visionado. De hecho, capté muchos detalles y tracé bastantes más líneas paralelas. No puedo ser imparcial, siendo fan de la novela, of course, pero, estoy de acuerdo en que está por encima de la mayoría de los productos que nos llegan y en que ha sido la peli más infravalorada del año. El atlas de las nubes te hace trabajar mentalmente, exige atención y entrega, pero su perfección visual consigue que, una buena parte del público, se quede solo en la superficie. Una pena.
Saludos que viajan en forma de nubes, siempre en círculos ***
Alhy!! Qué alegría tenerte por aquí de nuevo!! :D Muy interesante todo lo que dices con respecto al libro! la verdad es que desde que vi la peli me entraron muchas ganas de verla! Y es verdad, si te quedas con la parte superficial, supongo que es facilmente aborrecible, pero sólo por la música -de lo mejor, sin duda, del año!!!- y el montaje, ya me dejó entuasiasmada!
EliminarVemos que has hecho todo un especial en tu blog de la peli! Nos lo leemos y te contestamos allí también!
¡Gracias por tu comentario y saludos maquillados! :P
Para mi el problema de esta película fue que, para dar tanta sensación de trascendencia, no transmitía nada que quedara del todo claro. Como decís, es en la música donde encontramos la verdadera magia de la película, que resulta fascinante a nivel técnico (incomprensible la omisión en los Oscar en categorías como maquillaje, montaje, sonido, etc.).
ResponderEliminarPara mi sigue siendo una película especial, pero tendré que verla otra vez para decidir si es difícil de seguir o sencillamente carece de sentido. Y es que, aun sin tener claro qué pretende contar y pese a la excesiva duración, Cloud Atlas es una película muy entretenida. saludos!
Hola Juan! Muy de acuerdo con todo lo que dices! Es, sin duda, una peli que hay que ver más de una vez para acabar de formarse una opinión pero que, sin embargo, tiene una magia especial y una técnica increíble e injustamente obviada! Ahora que, lo mejor, la música! :P
Eliminar¡Saludooos!