La película de la discordia - 'Melancolía'

Hace un par de semanas se estrenó en nuestro país el nuevo trabajo del director Lars Von Trier. El cineasta danés presentó en el pasado Festival de Cannes, envuelto de polémica por sus declaraciones sobre Hitler, Melancolía, el film que hoy tiene el gusto de ser La película de la discordia de esta semana. Con las complicaciones de definir su argumento sin estreopear demasiado, diremos que mientras se celebra la boda de Justine (Kirsten Dunst, ganadora del premio a la mejor actriz en Cannes) y Michael (Alexander Skarsgärd), el planeta Melancolía se acerca a la Tierra augurando una fin del mundo. Recordad, es una de las favoritas a los próximos premios del cine europeo.

Esta vez, sin embargo, nuestra película de la discordia pasa a ser una crítica positiva a tres bandas, ya que a los tres nos ha gustado, por unas razones u otras, el nuevo trabajo de Von Trier.

Con un prólogo premonitorio y a modo de resumen de lo que nos encontraremos más adelante; así arranca el último trabajo del maestro europeo Lars Von Trier. Una magnífica conjunción de imágenes románticas y repletas de belleza que ya muestra la desesperación, las ataduras del matrimonio o la posición social (inmenso el momento del vestido atado a las ramas y Justine intentando escapar), el miedo a lo desconocido (el futuro) y el aniquilamiento del todo. Von Trier, con una poética visual kubrickiana y mallickniana, disecciona la mentalidad humana ante el mayor temor: la muerte (una muerte viva al seguir una vida que no satisface o una muerte real ante la autodestrucción).

Dividida la acción en dos partes, ambas se complementan -la segunda, eso sí, demasiado larga-, y parecen ser la némesis de El árbol de la vida, si aquella era un canto a la vida y a la hermandad, esta parece ser una profunda reflexión sobre la autodestrucción del ser humano, su incapacidad de controlarlo todo y el individualismo. Una brillante combinación de drama y ciencia ficción que configura un retrato psicológico muy agudo con dos personajes femeninos potentes (encarnados magistralmente por Kristen Dunst y Charlotte Gainsbourg). Von Trier, al que se le acusa de haber sido frío con el film -nada más lejos de la realidad-, elabora un final pletórico: por mucho que el ser humano se esfuerce -de hecho el refugio del final no es del todo cubierto- tarde o temprano se autodestruirá y la melancolía no lo hará más fuerte ni será suficiente redención. Melancolía es, sin lugar a dudas, uno de los mejores títulos de 2011, una brillante cinta de ciencia ficción y una estupenda disección humana.

Nota: 9

Alain Garrido.

Drama y ciencia ficción, Melancolía nos muestra una interesante fusión de géneros; en la primera, coincidiendo con la primera parte de la película y el personaje de Justine, perfectamente interpretado por Kirsten Dunst que hacía tiempo no interpretaba un papel tan profundo (quizás desde Vírgenes Suicidas), nos muestra un retrato apocalíptico del ser humano, pesimista y nada esperanzador; en la segunda parte toma el relevo Charlotte Gainsbourg, donde contemplamos el acercamiento del planeta Melancolía y la reacción de cada uno de los personajes al mismo, desesperación por una parte y aceptación por otra.

La música y el tratamiento de la imagen contribuyen a crear esa atmósfera melancólica, un sentimiento que no se muestra tan sólo con hechos y contenido, sino también con la forma y a través de metáforas. Con un uso de imágenes de estilo documental (cámara en hombro), Von Trier nos muestra la depresión en estado máximo, el vivir ajeno a tu alrededor, pues cuando la melancolía se apodera de nosotros (el sentimiento y, en este caso, el planeta) todo lo demás se vuelve insignificante. La tristeza se apodera de toda la película, quizá demasiado; cada personaje es melancólico en sí mismo, incluso esa sensación de lentitud, de que nada cambia y todo sigue igual contribuye a crear esa atmósfera, confiriendo a la película un aire estático. Así pues, estamos ante la misma cuestión que con El árbol de la vida de Terrence Malick, es un cine para pensar y reflexionar, que no te da todo hecho sino que pretende causar la duda en el espectador. 

Nota: 7

Alejandra Diez

Tengo que reconocerlo, ver esta película me daba un poco de miedo, miedo porque no sabía exactamente qué esperar del nuevo proyecto de Lars Von Trier. Sin embargo, y a pesar de que los primeros 10 minutos - preciosos visualmente, por cierto- se parecen peligrosamente a aquellos de El árbol de la vida, la película de Trier no podría ser más distinta a la de Malick, en el sentido totalmente positivo de la expresión, en mi caso. Aquí no sobran minutos, no sobran escenas, sino que cada una de ellas se percibe como necesaria para llevar a las dos protagonistas, y al espectador, a la catarsi final del film.

Tres elementos destacaría de esta Melancolía: primero, la iluminación y la fotografía de Manuel Alberto Claro, muy fría y apagada pero acorde con lo que, a modo de opinión personal, parece querer expresar la película, es decir, indiferencia, ansiedad y  muerte; en definitiva, melancolía. Segundo, la cámara de Trier con sus primeros y primerísimos primeros planos, así como con sus juegos de perspectivas y enfoques, trabajo con el que nos acerca más a estas dos hermanas y a sus emociones, cosa que me lleva, indudablemente, al tercer y último elemento, las dos actrices. Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg están espléndidas en unos papeles para nada fáciles. Sus personajes son complejos, de pocas palabras, pero sin embargo ellas consiguen hacerlas hablar y gritar son con sus expresiones. Dunst está de Oscar. Ella es la Melancolía, es el planeta que amenaza con destruir la Tierra, es, en cierto modo, el fin del mundo (aunque sea el suyo propio) porque, ¿cómo puedes vivir si todo aquello cuanto te rodea te da miedo, no te importa o te deja indiferente? En realidad, pese a los elementos de ciencia ficción que puedan aparecer, Melancolía es, primero de todo, una película muy humana.

Nota: 8

M. del Mar Gallardo