Un primer plano de unos ojos. Una mirada serena y feliz. La de César celebrando haber creado una comunidad de simios que empieza a funcionar como cualquier sociedad humana. Alejados de San Francisco, lugar a dónde se dirigían al final de El origen del planeta de los simios, César y sus seguidores han construido diez años después un hogar, el mismo que, poco a poco, los seres humanos han ido destruyendo a causa de la bautizada como “gripe simia” pese a que fue fabricada en un laboratorio (el de James Franco) por ellos mismos.
Lo mejor: Su actitud desacomplejada por apostar por multitud de temas y no fallar.
Lo peor: Los personajes humanos tienen la unidimensionalidad de este tipo de historias.
Nota: 9
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