Pocas películas son capaces de remover por dentro y dejar el corazón encogido. Ocurre, al menos a un servidor, solo cuando se trata de historias humanas. Sobre el amor, el odio, el perdón, la muerte. Todo aquello relativo a lo que un día puede acontecer en nuestras vidas y cambiar drásticamente nuestro lugar en el mundo, nuestro pensamiento. El caso de Ida es sobre la verdad, algo completamente intangible, pero profundamente revelador y generador de varios cambios en el devenir de la protagonista.
Lo mejor: La escena del bosque, dura y desgarradora.
Lo peor: Confundir la contención con la frialdad.
Nota: 8
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