2+2= 4. Las matemáticas no tienen interpretación posible. Así que, por muy
bonita que sea esta suma, por muy importante que sea como base del conocimiento
científico, la solución siempre será 4, nunca 5. Ahora bien, cuando nos ponemos
a hablar de artes, escritos, imágenes, películas, etc., un buen todo siempre vale
más que sus elementos por separado. A una película que suma perfección técnica
con sugestión, mensaje, emoción, interpretación y conexión con el espectador —siempre
al servicio de la historia y sus escenas—, la podemos llegar a considerar una
obra maestra. Por el contrario, si nos quedamos sólo con uno o dos elementos de
la lista, el resultado ya no es el mismo. Éste es quizás el principal problema
de Un amor entre dos mundos, cinta
romántica de ciencia ficción que se estrena esta semana y que, aun con una brillante
estética, queda desaprovechada en la parte argumental.
Titulada en su versión original como Upside
Down, el nuevo largometraje de Juan Solanas nos transporta hasta un
universo con dos mundos que tienen gravedades opuestas y viven uno encima del
otro, siendo el mundo de arriba el rico y poderoso, y el de abajo el pobre y
sumiso. La película narra la historia de Adam (Jim Sturgess) y Eden (Kirsten
Dunst) quienes, a pesar de pertenecer a mundos distintos, lucharán contra las
normas sociales y físicas para tener un futuro juntos.
Estamos delante de una cinta perfecta a nivel técnico. El planteamiento
estético es de lo más original que se ha visto últimamente —poner literalmente los
dos mundos uno encima del otro durante toda la película, con los distintos campos
de atracción entre ambos, es único—. La fotografía, por otra parte, magnífico
trabajo del francés Pierre Gill, también ayuda en la contraposición entre ambos
mundos, jugando con los colores de paisajes, edificios y vestidos —claros para
los que están arriba y oscuros para los que están abajo— y, sobre todo, con la
iluminación, todo un montaje de luces y sombras que contribuye a la magia
visual creada por Gill y Solanas. A ello sólo falta sumar la química entre los
protagonistas y la naturalidad se sus interpretaciones: inocentes, tristes,
nostálgicas, esperanzadoras y fuertes.
Hasta aquí todo muy bien. El problema, sin embargo, llega con la historia.
El punto de partida, en realidad, es muy bueno: una historia de amor encerrada
en medio de un universo distópico con claras conexiones con nuestro propio
mundo que, por mucho que tenga una sola gravedad, continúa presentando las
mismas diferencias e injusticias entre una parte del planeta, pobre, y otra,
rica, que se aprovecha de la primera. Sí, la idea ya la tenemos vista, tanto si
lo llamamos mundo de arriba y mundo de abajo, Marte y Tierra, colonia y
metrópolis o Australia y la Federación Unida de Gran Bretaña; pero, de todos
modos, el argumento no deja de ser bueno y tener mucho potencial. Lástima que
no esté aprovechado.
El film de Solanas se pierde un poco en su propia grandilocuencia y no
puede evitar que, después de tanta presentación, la historia falle en su
desarrollo y termine demasiado precipitadamente, algo que ni la técnica ni la
agradecida aparición de Timothy Spall pueden suplir. Seguramente esta historia habría
quedado mucho más completa si no se hubiera hecho como largo —quizás Solanas esté
aún demasiado anclado en el modo de hacer cortos—. En conjunto, Un amor entre dos mundos se queda
lamentablemente con el 4 matemático, sin poder llegar a ese 5 tan ansiado por
las artes. Eso sí, no deja de ser un trabajo muy convincente, prometedor y,
ante todo, mágico a nivel visual.
Lo mejor: la puesta en escena y la magnífica dirección de fotografía.
Lo peor: que la historia, en realidad, termina antes de empezar…
y la traducción del título, por supuesto.
Nota: 7
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La veré en breves!!! Kirsten Dunst es de mis actrices preferidas, y Jim Sturgess, me encanta!!!
ResponderEliminarMe parece muy original, la idea de separar dos mundos; y así, enlazarlo con una historia de amor...
Un saludoOo enorme!!
ooh! pues ya nos dices cuando la hayas visto!! Sin duda, Dunst y Sturgess son de lo mejor, además tienen mucha química! ahora que los efectos, increíbles! :)
EliminarUn saludo muy fuerte!!
Es inevitable, a estas alturas, no cansarse de tanta película fascinante a nivel visual y con una puesta en escena impecable (me vienen a la head, especialmente, In time y Prometheus), pero cuyo guión hace aguas por todas partes (y en todas las gravedades posibles). ¡Que rabia, pardiez! Una idea tan original y tan prometedora a tantos niveles se va derrumbando, poco a poco, hasta confirmar, en un final atropellado y chapucero, nuestras peores expectations. Con el partido que podían haberle sacado a intermundo (¡la crítica feroz que se podía haber hecho!¡los habitantes del mundo de abajo son demasiado pasivos, falta una revolución!). Visualmente es potente y magnética, hay planos y escenas magnificas que se graban en la mente (lo cual no es poco), pero el film no da para mucho más. Confieso que las diferencias intermundiles me interesaban más que la parte romántica, pero si la previsible love story, al menos, hubiera sido más intensa, más emotiva o, simplemente, estuviera decentemente desarrollada y con personajes menos simplones, tal vez, la peli, en conjunto, habría ganado algunos enteros.
ResponderEliminarIntuyo que su vida comercial va a ser muy corta. En la sesión a la que fui solo estábamos yo y mis dos acompañantes. Me da pena, además, por Sturgess (uno de mis amores platónicos desde que le vi cantando en Across the universe) que rebosa frescura y “encanto torpón” en este film. El pobre encadena fracasos de taquilla (que no de crítica) y parece que no acaba de llegar la big movie que lo encumbre definitivamente.
Qué lástima, jop :(
Saludos upside-down ***
P.S. ¡Qué difícil ha sido el juego de este mes, nenes! Confieso, además, que no he visto 7 de las 15 pelis, así que un pleno habría sido imposible :(