Cada mes nos llegan a nuestras pantallas decenas de películas. Aventuras,
romances, acción, comedias, dramas, etc. Algunas son obras maestras, otras son
puro entretenimiento y otras, bueno, otras sólo buscan hacer dinero. Eso sí,
hay pocas que consigan darnos un buen bofetón de realidad y positivismo. Món petit es una de ellas. Film en
formato documental, Món petit nos
cuenta la historia real y filosofía de vida de Albert Casals, un chico de 22 años en
silla de ruedas que viaja solo por todo el mundo sin dinero y sin equipaje. Esta vez, Albert viajará al punto más alejado de su casa, Nueva Zelanda, y lo hará acompañado de su novia, Anna Socías.
Aprovechando su estreno, y gracias a Umbilical Productions S.L., MySofa
pudo hablar con Marcel Barrena, el director de la cinta. A lo largo de esta
interesantísima entrevista, el realizador, guionista y montador catalán nos
contó todo sobre la producción de Món
petit: los problemas durante el rodaje, el largo proceso de montaje, el
verdadero significado de la película, el carácter imprevisible y mágico del
protagonista y las dificultades por las que pasan actualmente los cineastas
españoles. Os dejamos con sus palabras:
¿Cómo salió este proyecto?
¿Cómo salió este proyecto?
Este proyecto nace hace cinco años cuando leemos un breve en un diario sobre
un niño de Esparreguera que viaja solo por el mundo en silla de ruedas. Lo
vamos a buscar, hablamos con él, le decimos que queremos hacer una peli, que no
tenemos ni un duro para hacerla pero que estamos muy interesados. Y nos dice
que vale, que le hemos caído bien, que había habido otra gente que también le
había propuesto pero que no le habían caído bien y que nosotros sí. Y a partir
de entonces, cinco años, cinco años de buscar ayudas, de rodaje, de montaje… y
aquí estamos.
El guión parece que se va haciendo a
medida que ellos van haciendo el viaje. ¿Qué habría pasado si ellos no hubieran
llegado a East Cape?
Yo siempre digo que el viaje es una excusa, en realidad. La película habla
de otros temas. Nos da igual si pasan por el Coliseo, si pasan por Petra. Lo
agradeces porque es divertido, nos gusta ver la Muralla China —eso suma, hace
la peli mejor—. Pero si ellos a mitad de viaje deciden volver, posiblemente el
mensaje final de superación, de conseguir los objetivos, no habría sido el
mismo, pero la película también la habríamos tenido. Con otro tema, pero habría
sido igual. El viaje creo que es lo de menos. Aquí tenemos un 55% o 60% de
material rodado por ellos, que no saben de cámaras. Les enseñamos todo lo
posible, claro, pero es que no es importante que se vea mejor o peor, la
película habla de otras cosas. A ver, yo lo temí muchas veces que lo dejaban,
muchas. Pero es que Albert es esto, es imprevisible. Hay un momento al final
que lo dice: “yo he llegado a Nueva Zelanda porque tenía ganas, pero si a China
decido que vuelvo, vuelvo”.
Pero por otra parte, hay mucho guión en esta película. Es un material hecho
día a día. Los llamaba cada dos por tres, hablábamos por whatsapp, por facebook… Y
es un: “he visto esto, necesitamos que esto lo expliquéis mejor, que me digáis
por qué aquí no tenemos más material, necesitamos ver más historia de amor
porque no se ve demasiado claro que seáis suficiente novios”, etc. Todo esto es
guión. No les paso un diálogo, naturalmente, porque no lo puedo hacer, pero sí
que hay un guión, y después dos años de montaje.
¿En qué te inspiraste a la hora de hacer
el proyecto? ¿Qué querías transmitir?
Que cualquier cosa es posible. Por eso te digo que el viaje es lo de menos.
Lo que realmente importa es que cualquier cosa la podemos conseguir. Si un niño
de 19 años con silla de ruedas y sin dinero llega a Nueva Zelanda, podemos
hacer cualquier cosa, todos nosotros, como personas, como país… Y ésta era la
idea.
Además, también había temas como por qué unos padres dejan a un niño de 14
años viajar solo por el mundo. Yo entiendo por qué lo dejan, porque es una cosa
vital. Estuvo a punto de morirse, ¿qué tenemos que hacer?, ¿encerrarlo? Puedes
estar de acuerdo o no, pero lo entiendes. Por ejemplo, yo no estoy de acuerdo
en que Albert se cole en los metros. Por tanto, tampoco es un canto de hacer
todo lo que quiera o diga Albert; no tiene sentido sostener el mundo así. Pero la
idea no es ésta, la idea es que cualquier cosa es posible si lo haces con buena
fe y si tienes las ideas claras. Habrá mucha gente a quien no le caerá bien
Albert, y quizás gente que sí, porque es mágico y encantador.
Món petit es la película de un chaval que hace cosas
extraordinarias, que ha tenido una vida muy complicada y que sigue siendo
feliz. Quizás todos lo podemos ser también. Puedes entrar al cine pensando
“éste está sonado” y después puedes salir diciendo: “bueno, quizás el sonado y
el que no encara bien las cosas soy yo porque no hago lo que me gustaría hacer,
no me atrevo”. Y de esto va la peli.
En el montaje juntas y haces cuadrar
palabras, imágenes, momentos que se repiten en los vídeos caseros, en las
entrevistas y en todo el material que graban Albert y Ana. Tiene que haber sido
todo un trabajo.
Sí, sí [ríe]. Me he desquiciado. He estado dos años montando, buscando… Hay
cosas que no han podido entrar, pero bueno. Nunca he pensado que estaba
haciendo un documental, pensaba que estaba haciendo una película, daba igual el
género. A ver, es un documental porque tenemos que decir qué género es, por las
fichas. Y sí, es un documental, porque lo que pasa es de verdad y las personas
que hablan son de verdad y dicen cosas de verdad. Pero siempre lo he visto como
si fuera un Indiana Jones, como si
fuera una peli de ficción. El montaje lo he hecho de manera que haya muchos
giros y para llevarlo todo dentro de una estructura de cine.
Había 600 horas de material: las entrevistas, el viaje a Nueva Zelanda fue
casi un mes —con un mes ruedas casi una peli entera—, más el material que
llevaban estos dos. Claro que otra cosa es si lo puedes hacer servir o no,
porque ellos dos no son cámaras. Estuve con ellos enseñándoles mucho e hicieron
un viaje a Japón para entrenarse pero igualmente hay cosas que dices: “¿esto
cómo lo monto?”. Se tiene que filtrar. Hemos descartado muchas cosas, e incluso
hemos hecho algunas trampas buenas. Mientras no desvirtúes la filosofía…
Además, Albert es un tío súper sincero, nunca dice mentiras y no tolera. Si
algún día yo le decía: “Albert, ahora esto lo tendríamos que volver a grabar,
volver a escenificar esta escena que no ha quedado bien y que creo que es
importante”. La única manera que se podía hacer esto era si exactamente pasaba
lo que había pasado. Es decir, lo que no podía hacer era suponer que había
cogido un tranvía y grabarlo, porque él no había cogido un tranvía. Lo que sí
podía hacer es contar de alguna manera algo que había hecho y que no había
podido grabar bien. El montaje de la peli ha sido todo esto.
Hablabas justamente de Indiana Jones. En el film sale también
un recorrido con mapa. ¿Cómo salió la idea del grafismo?
Cuando ves en una peli algo que te gusta dices: “oh, es una buena idea, qué
bien que queda esto”. Lo que pasa es que muchas cosas se hacen para justificar
muchas otras. En ese caso, era tan tocho todo lo que tenía de montaje… Repito,
ellos no son cámaras profesionales, no estaban haciendo un Pekín Express ni un Callejeros
Viajeros. Ellos estaban allí y de repente veías que: “ei, estamos en
Georgia, mañana grabaremos, ya veréis que bonito”, y cortaban a China o a dos
semanas más tarde. Era un “¿dónde está este tío ahora?”, “¿cómo explico que nos
hemos ventilado 400 quilómetros, 3 semanas de viaje y no vemos nada? Por eso
decidí hacer los mapas, para contar lo que era imposible. Primero intenté poner
etiquetas, pero si empezábamos con: “no, no hemos podido entrar por Irán, daremos
una vuelta por Georgia y volveremos a Van”, ya estabas perdido.
La parte que hicisteis desde aquí,
las entrevistas, los vídeos caseros… Él cuando había escrito libros nunca había
entrado en esta faceta tan personal de su vida. ¿La familia no os puso ningún
problema? Porque contáis mucho.
Sí, pero cuando haces un trabajo como éste tienes que convencer muy bien. Tienes
que contar perfectamente lo que quieres hacer y asegurar que no estás haciendo
trampa, porque en la tele estamos acostumbrados a que todo es una…, y nosotros
queríamos hacer una cosa bien hecha y que fuera elegante. En este sentido, sí
que hay temas en los que ya no quise profundizar. Fui jugando con todos los
elementos que tenía para estructurar la peli. Y vaya, censura ninguna. Esto es
el montaje y el guión de la peli, vas por aquí o vas por allá.
Además, tampoco puedes hacer una peli y que a los protagonistas no les
guste, porque ¡es que te la tumban! Albert no miente nunca, si hace la
entrevista con vosotros y dice: “es que esto es una mierda, el director me dijo
no sé qué y me han engañado”. ¿Qué, qué haces? Esto sale por la tele y quedas
fatal. Tienes que hacer la peli pensando en ti, pensando en lo que quieres contar,
pero también pensando en la gente que participa. Yo hice un primer montaje,
Albert y Anna lo miraron y dijeron: “demasiado romántico, demasiado tiempo con
la enfermedad”. Bueno, pues corté algunas cosas, porque es como: “Albert, tú
eres el prota y sales en el póster; no van a ver mi peli, ¡van a ver la tuya!”.
Eso sí, en ningún momento me sentí agredido como artista. No hubo censura de
ningún tipo, sólo son acuerdos.
Según cómo se mire, se podría decir
que Món petit tiene un poco de road movie, pero la mayoría de estas
películas implican una evolución del personaje y precisamente lo que dicen Anna
y Albert es que el viaje no los ha cambiado. Ellos continúan pensando igual y
teniendo la misma filosofía.
Ésta es la clave de todos los personajes, de todo, desde los griegos hasta
hoy. Tenemos a Indiana Jones, por ejemplo: “tienes que conseguir no sé qué”, y
él “no, no puedo”. A la siguiente escena, “bueno, lo voy a conseguir”. Siempre
es lo mismo, en todas las pelis, siempre. Matrix,
Annie Hall, todas funcionan igual. Las pelis de polis, otro ejemplo. Arma Letal: “tengo que jubilarme, mi
último caso, no hago más casos”, y cortamos a… “mi nuevo caso”. Todo es igual. Quizás
es un poco pretencioso, pero aquí Abert no cambia, aquí lo que yo tengo
esperanza es que el que cambie sea el espectador. Albert no cambia porque
Albert es así. Yo empecé la peli pensando: “ya verás ya, que te engancharé, te
daré vuelta y media y ya me explicarás si eres feliz. ¿Qué tienes que
explicarme tú a mí, que tengo 10 años más que tú? No me lo creo que seas tan
feliz, vas en silla de ruedas, tío ¿qué hay más? ¿Cuál es el trauma que estás
escondiendo detrás de esta alegría?” Y no, es que el tío es así, ¡es así! No se
enfada nunca, siempre mira el lado bueno.
Y yo la esperanza que tengo es que al principio la gente llegue al cine pensando
que este tío está sonado y que al salir del cine vea que no está tan sonado y que,
quizás, los que no estamos haciendo bien las cosas somos nosotros que no
estamos haciendo lo que queremos. Nadie cambiará con una peli, pero bueno…
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Ahora está muy complicado hacer cine. La que más tengo encarada es una
comedia romántica con Leticia Dolera, que hizo mi TV movie [Cuatro estaciones]. El guión está
acabado, TV3 está interesada y tenemos cosas, pero está todo muy difícil. Es
muy difícil hacer una peli, he estado cinco años para hacer ésta, que ha costado
300.000 euros, pues imagina… No sé qué hacer. Todos mis amigos han marchado a
los Estados Unidos.
¿Y tú te lo has planteado, marchar?
Sí, pero es que en Estados Unidos no tienes el control de nada. Tengo a mis
amigos allí trabajando. Primero, todo lo que les llega es: Atrapados en Chernóbil 2, Paranormal Activity 6… Que está muy bien,
yo las veo estas películas, y me lo paso bien, pero ¿realmente quiero dedicar 5
años de mi vida haciendo Atrapados en
Chernóbil 2? Yo el cine de Hollywood es el cine que miro y el cine que más
me gusta del mundo; creo que son los mejores y ya está, pero allá no sería nada
más que otro mosquito en una estructura infinita. Aquí, en cambio, con esta
peli, he hecho el montaje, la he rodado yo, he hecho yo las entrevistas, he
hecho el póster, el tráiler… Esto en Estados Unidos es imposible. Tengo amigos
a quienes les han cambiado el título de la peli sin avisar, les han cambiado el
final, han rodado escenas sin avisarlos…
Así es como funciona. Claro que si vas allí como Bayona, que ha hecho El orfanato y Lo imposible, te dicen que hagas la peli que quieras. Esto es una
cosa, pero ir y empezar desde abajo para hacer La casa de cera 3… a mí no me va. Si tengo que estarme cinco años
para hacer algo, pues prefiero hacer esto. Pero bueno, nos están forzando de
una manera que no sé qué tenemos que hacer. A ver, tampoco es que estemos
rechazando mucho proyectos en Hollywood, ¿eh? Pero estuve allí hace un mes, con
la peli en Palm Springs, en Los Ángeles. Les gustó y me dijeron “vale, pues
hacemos aquí un documental”. Pero yo no quiero hacer un documental allí, yo
quiero hacer mi película aquí. Claro que si la cosa no va a mejor, pues
tendremos que ir...
M. del Mar Gallardo
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Hay que apostar por estas pequeñas películas.
ResponderEliminar¡Completamente de acuerdo!
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