miércoles, 27 de febrero de 2013

‘Si fuera fácil’, perdidos en los 40



Con lo sencillo que era titular esta película. Cualquiera que haya visto las comedias de Judd Apatow sabrá que al director neoyorkino le gusta hablar sobre los problemas y despropósitos de una determinada franja de edad. En esta ocasión, no era distinto, y el director de Virgen a los 40, Lío embarazoso y Hazme reír lo tuvo fácil: This is 40, esto son los 40. Claro, honesto, conciso y base de toda la película. Pero aquí, aquí quisieron hacerlo difícil… difícil como muchas de las situaciones que trata este Si fuera fácil, divertida y acertada en la mayoría de sus gags, aunque un tanto repetitiva y excesivamente larga.

El film retoma la vida del matrimonio entre Pete (Paul Rudd) y Debbie (Leslie Mann), la pareja de secundarios de Lío embarazoso. Ambientada unos años más tarde, Si fuera fácil se centra en las dificultades y principales preocupaciones de los protagonistas en su día a día: economía familiar, trabajo, relaciones con los padres, hija adolescente (geniales Maude y Iris Apatow), nuevas tecnologías, dieta y, sumado a todo esto, un número “cuatro” que parece ser el apocalipsis de un estilo de vida y el causante de las grietas que se van abriendo paso entre un matrimonio que ya no se aguanta sin un poco de esfuerzo por ambas partes.

Aunque las “dificultades” de los protagonistas quedan bastante desacreditadas sólo con ver la casa donde viven, el estilo de Apatow para tratar con las rutinas diarias y dotarlas de humor en cada escena le vuelve a funcionar bastante bien. ¿La fórmula? Coger situaciones del todo realistas i llevarlas a la exageración para reírse de ellas en lugar de ponerse a llorar. Hasta aquí todo bien. Muy acertados también los guiños a los freakismos televisivos (Perdidos, Friends) y musicales (Los miserables, The book of Mormon) y en especial las apariciones de Melissa McCarthy —no os perdáis su verborrea en los títulos de crédito— y Ryan Lee, el divertido y joven actor de Super 8 que reafirma la obsesión y/u homenaje del director hacia J.J. Abrams.

Con todo, la película queda lejos de la perfección cómica y cinematográfica. Su principal problema yace en que, hacia la mitad del metraje, e incluso antes, la evolución del relato se estanca y empieza a repetir gags, problemas que se solucionan, se vuelven a generar y se vuelven a solucionar de la misma manera. Tonta forma de alargar una película que, con 30 minutos menos y sacando fuera de la cinta a Megan Fox, ganaría mucho más dinamismo e interés. Eso sí, la química —romántica y peleona— entre Rudd y Mann, mujer en la realidad de Apatow, es de lo mejor de Si fuera fácil, “fácilmente” catalogable como la comedia de entretenimiento light de la semana.


Lo mejor: la fórmula burlesca de retratar las realidades, los guiños freakies y la pareja protagonista.

Lo peor: que se hace eternamente larga, tampoco aporta nada nuevo y, por supuesto, la traducción del título.

Nota: 6

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