jueves, 13 de septiembre de 2012

"Algunos quieren la paz, otros no; espero que estos no ganen" - Una botella en el mar de Gaza

La plasmación de cualquier conflicto, sea en papel, en escena o en la gran pantalla, conlleva más de una dificultad: ¿tomamos partido?, ¿cómo representamos a cada bando?, ¿a quién damos más protagonismo?, ¿cómo evitamos los tópicos?, ¿de qué manera contamos los hechos históricos?, etc. No es nada fácil; por eso tiene aún más valor lo que Thierry Binisti ha conseguido con su película Una botella en la mar de Gaza, coproducción francesa, israelí y canadiense que se estrena este viernes en las salas españolas: una historia sencilla, pero a la vez realista, dura, humana, preciosa y, por encima de todo, esperanzadora.
La película, centrada en el conflicto árabe israelí, narra la relación que se establece entre Tal, una chica judía de 16 años, de origen francés y residente con su familia en Jerusalén, y Naïm, un adolescente árabe palestino que vive en Gaza con su madre. A través de correos electrónicos, Tal y Naïm intercambiarán interrogantes, miedos, rabia y desesperación sobre la situación que los envuelve y que ocupa gran parte de sus vidas. La historia está basada en el libro homónimo de Valérie Zenatti, quien participó junto a Binisti en la creación del guión, sin duda el punto fuerte y base de todas las virtudes del film.
A un guión que combina a la perfección la parte epistolar con las rutinas de cada personaje y los hechos históricos, referentes a la invasión israelí sobre Gaza en 2009 (la llamada “operación plomo fundido”), hay que sumarle la realización y el montaje propios del audiovisual. Son ellos quienes consiguen, finalmente, una película redonda, evolutiva y con una catarsis de lo más emotiva –música incluida-, pero que no llega a rozar el sentimentalismo barato por el que sería fácil decantarse. Al contrario, da el toque final a este precioso film, a su vez con unas más que correctas interpretaciones de los jóvenes Agathe Bonitzer y Mahmoud Shalaby, que dan vida a estos dos personajes tan cercanos uno de otro pero a la vez tan lejos.
Tal y Naïm, como han comentado en alguna entrevista Binisti y Zenatti, más que representar una etiqueta, son personas, cada uno con su vida, su trabajo, sus estudios y sus amigos. Ambos tienen sueños, esperanzas y frustraciones, y no entienden el porqué de una valla que los separa y que es testigo de los cohetes que vienen de un lado y las bombas que vienen del otro. Ambos bandos tienen la culpa, dice Tal, pero no podemos hacer culpables a todas las personas que viven a un lado y otro de la valla. “Algunos quieren la paz, y otros no”. Esperemos que no ganen estos últimos.

 
Lo mejor: la humanidad con que director y autora tratan a ambos bandos, lejos de generalidades y arquetipos, consiguiendo así un equilibrio perfecto entre historia, incomprensión, guerra, esperanza y sentimiento.
Lo peor: que Tal no deja de representar una cierta neutralidad europea respecto al conflicto. Una lástima pensar que quizás la relación entre ambos protagonistas no hubiera sido la misma si ella hubiera sido israelí.
Nota: 9

P.D. Os dejamos con el tráiler de la película en versión original subtitulada. Sin duda, una de las estrenas más destacadas de la semana y que desde Cinema Lights os recomendamos con entusiasmo.


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