Semana de estrenos. En el despegue del Festival de San Sebastián, este viernes llegaba a nuestras pantallas el Mátalos suavemente de Brad Pitt, la franco-coreana Una vida nueva y el thriller Sin frenos de Joseph Gordon-Levitt, entre otras. También es nuestra cita anual con Woody Allen, que después de pasar por Barcelona y París, nos envía una postal desde Roma con amor. ¿Está Allen en caída libre? ¿Es mejor su nuevo film que Vicky Cristina Barcelona? ¿Es simple entretenimiento o no llega siquiera a eso? Aquí en Cinema Lights no nos ha entusiasmado, pero como siempre, cada uno tiene su propio punto de vista, así que esta semana, A Roma con amor es nuestra película de la discordia.
Estaba claro. Midnight in Paris había dejado el listón
muy alto y Allen lo tenía difícil para poder superarla o, simplemente, llegar a
su nivel. Y no es que la ciudad que este año retrata sea menos merecedora de
una película así (¿qué tal un viaje al
pasado para hablar con Da Vinci o Miguel Ángel?), sin embargo el punto de
vista del cual parte ya deja entrever algo superficial y perfectamente
prescindible. El mágico, enigmático y melancólico viaje a la edad de oro
parisina nos hizo reflexionar y pararnos a pensar que quizás nos estábamos
precipitando, y que Woody Allen aún tenía mucho que ofrecernos, pero mientras Midnight in Paris se servía de la
historia y sus protagonistas para retratar una emblemática ciudad, en A Roma con amor se sirve de la ciudad
para contar cuatro historias mundanas, con reflexiones fáciles y gags
simpáticos pero poco jugosos. Una bonita postal de la ciudad eterna y poco más.
Partiendo de cuatro narraciones,
la cosa se pone fea si dos de ellas no funcionan y actúan como adorno y
escaparate de los actores. Esto es, la aparición de Penélope Cruz en un papel
no muy diferente a otros ya vistos y en una historia con poca sustancia y
ninguna gracia; de igual modo, la historia de Roberto Benigni como el simple
ciudadano que de la noche a la mañana se hace famoso. Al menos ésta última
tiene su encanto, pero el interés y divertimento que suscita inicialmente se
desvanece al poco tiempo, para dar con algo redundante, tedioso y, porqué no,
irritable. En contraposición, encontramos otras dos historias que si bien no
son soberbias, al menos salvan al conjunto del desastre. Los comentarios irónicos
del personaje de Allen acerca de la muerte, su vanguardista visión del mundo
musical, el cantor de ópera bajo la ducha y las conversaciones entre Eisenberg y
Alec Baldwin, hacen que finalmente se pase el rato. Porque eso es lo que nos
queda, pasar el rato y esperar a que el próximo año, al dejar Europa y cruzar
el charco, nos deleite con algo mejor, mejor que A Roma con amor, mejor que Vicky
Cristina Barcelona y, quién sabe, quizás mejor que Midnight in Paris.
Nota: 6
Alenjandra Diez.
Punto número 1 y más importante de todos: si sale Woody Allen, de entrada ya es mejor que Vicky Cristina Barcelona. No hay nadie que sepa hacer mejor que él su personaje hipocondríaco, maniático y obsesionado con la muerte y la religión; esto nos lo deja bien claro desde la primera escena en que sale en pantalla, y nos lo recuerda a lo largo de la historia que protagoniza junto a Alison Pill, Judy Davis y Flavio Parenti, entre otros, una de las cuatro fotografías que conforman la postal italiana de A Roma con amor. ¿Está llena de tópicos? Por supuesto, todos y más, pero Allen no lo esconde ni es su intención no ponerlos. Hay que recordar que estamos ante el Allen turístico, el Allen de interrail por Europa, no ante el Allen de Manhattan, Hannah y sus hermanas o Match Point. En su anterior película, Midnight in Paris, tuvimos la suerte de que ambos Allen se unieron para entregarnos una historia original y llena de encanto, perspicacia y encanto. Aquí nos tenemos que conformar con el segundo Allen, pero una vez lo hemos superado y asimilado, ¡la película tiene su gracia!
Quizás sea porque vivo en Barcelona y la conozco mucho más, pero como postal que es, la de Roma ha salido mucho más bonita, mucho más tópica, que es de lo que se trata: el tráfico, el pastiche, el Coliseo, las termas, el Vaticano, las preciosas Piazza di Spagna y de Navona, el Trastevere y, lo más importante, las calles y la gente de Roma. Las cuatro historias son cuatro pinturas, cuatro fotografías de la ciudad, y cada una tiene su punto de enganche: la muy evidente pero divertida crítica al famoseo a secas con Roberto Benigni y sus boxer; la conciencia ya habitual de Allen y aquí personificada por un magistral Alec Baldwin; el habitual y repetitivo papel a que nos tiene acostumbrados Penélope Cruz pero que, sea como sea, siempre lo acaba bordando; y el histerismo del propio Allen sumado al surrealismo de una actividad tan habitual como cantar en la ducha. No es una gran película, está a años luz de los mejores Allen -que por otra parte le animamos a recuperar-, pero A Roma con amor es entretenimiento, diversión y Roma, y no hay nada malo en pasar un buen rato con ella, a no ser que dos horas de melodía típica italiana acaben cansando a uno...
Nota: 7
M. del Mar Gallardo.
El hombre que ha brindando la mejor comedia de ciencia ficción, el cineasta que mejor ha retratado Manhattan, el guionista que ha ofrecido grandes reflexiones sobre la culpa dostoievskiana, el filósofo contemporáneo en el mundo del cine. Sí, Woody Allen está de gira por Europa y sin tomárselo con calma lanza una película al año como si una nueva colección de fascículos fuera. Toca Roma, con adulterio más que con amor, y con cuatro historias, dos de ellas bochornosas y las otras, simplemente, simpáticas, interesantes. Solo eso, del hombre que ha escrito Hannah y sus hermanas o Annie Hall. Una vergüenza, vamos. Si esta comedia, muy commedia all'italiana eso sí, fuera de otro autor nadie dudaría de su fracaso, pero también es cierto que si no fuera del neyorquino no habría el más mínimo interés, ni esa pasión por la ciudad desconocida, ni algunos diálogos brillantes ni los momentos de genialidad.
La historia del desconocido transformado en famoso de la noche al día (un Benigni pasado de vueltas como siempre) es muy banal y totalmente prescindible y, como parodia de la televisión (o comunicación actual) es muy facilona y más paródica que crítica (además, que te financia Berlusconi, señor Allen...). La del joven matrimonio italiano es bastante insufrible. Por otro lado, la del trío juvenil con un excelente personaje de Alec Baldwin (recuperado gracias a la magistral 30 Rock) es la más inspirada y certera de todas con un Jesse Eisenberg como perfecto alter ego de Allen. Por cierto, este último presente otra vez ante la cámara en la cuarta historia, la que más risas reporta y que empieza con la comedia romántica más corta de la historia (apenas 40 segundos). Con suerte, gracias a un reparto (bueno de antemano) excelente, a los constantes homenajes al cine italiano y a las dos historias resaltadas, A roma con amor se salva del desastre. Y miren que Allen se me ganó ya desde el principio cuando defendió el arte ante el academismo, las sensaciones ante la frialdad y cuando, de paso, criticó los que le regalaron (sí, como una piruela a un niño) un Oscar el año pasado por un guión con encanto, pero sin su brío al completo.
Nota: 5
La historia del desconocido transformado en famoso de la noche al día (un Benigni pasado de vueltas como siempre) es muy banal y totalmente prescindible y, como parodia de la televisión (o comunicación actual) es muy facilona y más paródica que crítica (además, que te financia Berlusconi, señor Allen...). La del joven matrimonio italiano es bastante insufrible. Por otro lado, la del trío juvenil con un excelente personaje de Alec Baldwin (recuperado gracias a la magistral 30 Rock) es la más inspirada y certera de todas con un Jesse Eisenberg como perfecto alter ego de Allen. Por cierto, este último presente otra vez ante la cámara en la cuarta historia, la que más risas reporta y que empieza con la comedia romántica más corta de la historia (apenas 40 segundos). Con suerte, gracias a un reparto (bueno de antemano) excelente, a los constantes homenajes al cine italiano y a las dos historias resaltadas, A roma con amor se salva del desastre. Y miren que Allen se me ganó ya desde el principio cuando defendió el arte ante el academismo, las sensaciones ante la frialdad y cuando, de paso, criticó los que le regalaron (sí, como una piruela a un niño) un Oscar el año pasado por un guión con encanto, pero sin su brío al completo.
Nota: 5
Alain Garrido.
Esta vez, ya que las notas discordantes entre vosotros son mínimas, seré yo quien rompa una lanza en favor del nuevo film de Allen. Creo que es una película pequeña, pero absolutamente redonda, para mí sin desequilibrios ni altibajos, elegante, inteligente, con una fotografía y una música muy cuidadas, muy bien interpretada por todo el amplísimo reparto y, sobre todo, divertidíiiisima! Goza de un humor surrealista digno de los mejores films de Woody.
ResponderEliminarLa imagen de Roma me ha parecido encantadora, con toda esa población tan felliniana y esos naranjas y ocres de sus casas desconchadas.
Y magnífica la mala uva contra los directores de ópera innovadores y el mundo de los famosos que lo son sin sentido, a pesar que el episodio de Begnini sí que se dilata excesivamente.
Los cuatro sketchs me ha parecido que presentaban guiones muy bien acabados, al contrario de otras películas recientes de Allen, como "Scoop" o "Granujas de medio pelo", que en la segunda mitad bajaban en picado.
Mi escena preferida, aparte de la de la ducha que todo el mundo comenta, es la del hotel y el atracador. Parece que el ingenio del director neoyorkino no tinga límite.
En resumen, una película encantadora, muy recomendable para todo el mundo. Y a esparar con ilusión la próxima!
Yo estoy totlmente de acuerdo con todos vosotros. Después de la película dedicada París, que fue genial, esta defrauda un poco. Se parece más a la de Barcelona aunque la ciudad se bastante más protagonista. Pese a todo hay escenas surrealistas muy divertidas en la línia de la Roma de Fellini. El tenor bajo la ducha, el atracador del hotel,la napolitana y su cuchillo, la sutileza de la robanovios y el candor del novio cazado. Pese a todo me ha gustado verla y la recomiendo siempre que se vaya sin grandes expectativas.
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