'Moneyball', el Zuckerberg del béisbol por un Pitt magnífico

Moneyball: Rompiendo las reglas es una de las películas que más suenan para este año en los Oscar: tiene varias nominaciones a los Globos de Oro, incluyendo mejor película dramática, ha ganado dos premios en los críticos de Nueva York y Brad Pitt está en todas las quinielas. Esperaba encontrarme la típica historia de deportes extremadamente académica y americana al estilo de 'Un sueño posible' -aquella que dio el Oscar a Sandra Bullock, ¡qué horror!- y me he llevado una sorpresa muy agradable.

La película está dirigida por Bennett Miller quien dirigiera en 2005 Capote -la primera de las dos películas recientes basadas en el popular escritor- , un trabajo que me encantó y su dirección también que logró una inesperada nominación al Oscar por encima de trabajos más brillantes como Woody Allen o David Cronenberg. Esta vez, Miller vuelve hacer un excleso trabajo tras las cámaras, opta por hacernos adentrar en el personaje, en todo lo que le rodea, como ya hiciera con el autor de Desayuno con diamantes. Eso sí, su gran acierto es combinar escenas largas de mucho diálogo con otras muy rápidas y dinámicas, algo lógicamente compensado con un estupendo trabajo de montaje de Christopher Tellefsen.

Pero lo que eleva realmente la película es áquello que decía en la crítica de Acero Puro: un gran personaje protagonista y un gran guión. Y aquí es lo que tenemos, un libreto escrito por el brillante Aaron Sorkin (ganador del Oscar por La red social y series como El ala oesta de la Casa Blanca) y Steven Zaillian (ganador del Oscar por La lista de Shindler y adaptador del próximo Millennium de David Fincher). La historia gira entorno a Billy Beane, un director general de un equipo de béisbol que logra mantenerse a un muy buen nivel en las ligas profesionales, pese a contar con un presupuesto bajo. Beane es un personaje muy interesante, genuinamente bien construido y que engancha desde su primera aparición.

Sabemos todo de él, su pasado, su presente y, en el epílogo automovilístico, su final; la conexión con él es máxima y ahí radica el éxito de la cinta: tener un protagonista potente. Las cuatro manos que lo crean son magníficas y tiene ecos del Mark Zuckerberg del año pasado, son dos personas que intentan convivir con lo que tienen y con el trabajo que les llena, a priori. Además, la historia no es una trama sobre la caída y resugrimiento de un equipo con el sueño americano de por medio, sino una historia realista y muy humana de la vida misma. Esto es a lo que llamo un guión excelente para poder levantar una premisa típica. Por si fuera poco, el guión tiene lugar para unas cuantas sátiras acerca del mundo del deporte y todos sus entresijos, muy bien dosificadas junto al drama principal.

La historia es tremendamente sensata y los hechos están narrados con un flujo muy adecuado, alternando ecos de la vida de Billy Beane (su vida laboral, sus flashbacks, su familia) con la trama del equipo de béisbol. No se encamina, en ningún momento, en la vía fácil de la superficialidad emocional, pero sí que abusa de reiteraciones innecesarias que alargan el resultado final sin ningún sentido. Esas escenas largas de las que hablaba contienen unos diálogos inspiradísimos y un cruce de palabras excelente. Ciertamente, estamos ante otro de los mejores guiones del año.

Y sí tenemos a un personaje tan estupendo, que mejor que un actor en estado de gracia encarnándolo. Y ésto es lo que hace Brad Pitt en la que, posiblemente, sea su mejor interpretación hasta la fecha. Algunos dirán que no hace nada relevante, pero todo lo contrario, dota al personaje de un sentimiento profundo y muy introspectivo, es uno de los logros más difíciles para un actor y Pitt lo consigue con creces. Su interpretación no dudo en que gane el Oscar al mejor actor, puesto que es un actor de la indústria al que premiaran tarde o temprano y es un papel muy del gusto de la Academia. Moneyball también cuenta con un reparto secundario excelente con Jonah Hill -también en su mejor papel- y el breve papel, pero intenso de Philip Seymour Hoffman.

La película logrará varias nominaciones a los Oscar y, de momento, es muy probable que gane el de mejor actor y guión adaptado -mi estimado de Un método peligroso no se tiene en cuenta- . Ciertamente, ha sido una grata sorpresa encontrarme con una película así, tan bien hecha, interpretada y con un trasfondo exquisito. Es una de las creaciones más bien paridas de los últimos meses, no dudéis en verla cuando se estrene el próximo 3 de febrero en nuestro país. No es excelente, pero tiene suficientes puntos a favor como para estar en la carrera de premios y tener el reconocimiento que se merece.

Lo mejor: Indudablemente, la intrspección de Brad Pitt

Lo peor: Llega a redundar bastante en ciertos aspectos

Nota: 8