Saben aquél que dice: son dos amigos, un librero sin trabajo y un florista con muchas facturas por pagar. A ambos les vendría bien ganar un poco de dinero —uno para comprarse un nuevo sofá y el otro para saldar deudas—, así que el librero le dice al florista: “¿y si te convierto en gigoló? Yo sería tu chulo. ¡Podríamos ganarnos muy bien la vida!”, a lo que el librero, por supuesto, responde: “¿estás loco? ¡Pero si no soy guapo!”. Sin embargo, después de un poco de dialéctica verborreica por parte del alocado y neurótico librero, el florista acaba aceptando, y su primera cliente, una belleza de esas que perfectamente podría abrirse de piernas en medio de un interrogatorio —¿eso no salía en una película?—, queda absolutamente prendada de él y decide presentarle a su mejor amiga.
Hasta aquí el chiste, y hasta aquí el alocado, aunque divertido —no vamos a negarlo—, punto de partida de Aprendiz de gigoló, la nueva película escrita y dirigida por John Turturro. La inverosimilitud de la propuesta es tan atractiva como... (continuar leyendo)
Lo mejor: Woody Allen y la escena con Bob Balaban.
Lo peor: los personajes secundarios aparecen y desaparecen sin pena ni gloria, desaprovechando a unos, por el contrario, muy acertados Sharon Stone, Sofía Vergara y Liev Schreiber.
Nota: 6
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