lunes, 18 de marzo de 2013

Entrevista a Marcel Barrena, director de 'Món Petit'


Cada mes nos llegan a nuestras pantallas decenas de películas. Aventuras, romances, acción, comedias, dramas, etc. Algunas son obras maestras, otras son puro entretenimiento y otras, bueno, otras sólo buscan hacer dinero. Eso sí, hay pocas que consigan darnos un buen bofetón de realidad y positivismo. Món petit es una de ellas. Film en formato documental, Món petit nos cuenta la historia real y filosofía de vida de Albert Casals, un chico de 22 años en silla de ruedas que viaja solo por todo el mundo sin dinero y sin equipaje. Esta vez, Albert viajará al punto más alejado de su casa, Nueva Zelanda, y lo hará acompañado de su novia, Anna Socías.

Aprovechando su estreno, y gracias a Umbilical Productions S.L., MySofa pudo hablar con Marcel Barrena, el director de la cinta. A lo largo de esta interesantísima entrevista, el realizador, guionista y montador catalán nos contó todo sobre la producción de Món petit: los problemas durante el rodaje, el largo proceso de montaje, el verdadero significado de la película, el carácter imprevisible y mágico del protagonista y las dificultades por las que pasan actualmente los cineastas españoles. Os dejamos con sus palabras:

¿Cómo salió este proyecto?

Este proyecto nace hace cinco años cuando leemos un breve en un diario sobre un niño de Esparreguera que viaja solo por el mundo en silla de ruedas. Lo vamos a buscar, hablamos con él, le decimos que queremos hacer una peli, que no tenemos ni un duro para hacerla pero que estamos muy interesados. Y nos dice que vale, que le hemos caído bien, que había habido otra gente que también le había propuesto pero que no le habían caído bien y que nosotros sí. Y a partir de entonces, cinco años, cinco años de buscar ayudas, de rodaje, de montaje… y aquí estamos.
El guión parece que se va haciendo a medida que ellos van haciendo el viaje. ¿Qué habría pasado si ellos no hubieran llegado a East Cape?

Yo siempre digo que el viaje es una excusa, en realidad. La película habla de otros temas. Nos da igual si pasan por el Coliseo, si pasan por Petra. Lo agradeces porque es divertido, nos gusta ver la Muralla China —eso suma, hace la peli mejor—. Pero si ellos a mitad de viaje deciden volver, posiblemente el mensaje final de superación, de conseguir los objetivos, no habría sido el mismo, pero la película también la habríamos tenido. Con otro tema, pero habría sido igual. El viaje creo que es lo de menos. Aquí tenemos un 55% o 60% de material rodado por ellos, que no saben de cámaras. Les enseñamos todo lo posible, claro, pero es que no es importante que se vea mejor o peor, la película habla de otras cosas. A ver, yo lo temí muchas veces que lo dejaban, muchas. Pero es que Albert es esto, es imprevisible. Hay un momento al final que lo dice: “yo he llegado a Nueva Zelanda porque tenía ganas, pero si a China decido que vuelvo, vuelvo”.
Pero por otra parte, hay mucho guión en esta película. Es un material hecho día a día. Los llamaba cada dos por tres, hablábamos por whatsapp, por facebook… Y es un: “he visto esto, necesitamos que esto lo expliquéis mejor, que me digáis por qué aquí no tenemos más material, necesitamos ver más historia de amor porque no se ve demasiado claro que seáis suficiente novios”, etc. Todo esto es guión. No les paso un diálogo, naturalmente, porque no lo puedo hacer, pero sí que hay un guión, y después dos años de montaje.
 
¿En qué te inspiraste a la hora de hacer el proyecto? ¿Qué querías transmitir?
Que cualquier cosa es posible. Por eso te digo que el viaje es lo de menos. Lo que realmente importa es que cualquier cosa la podemos conseguir. Si un niño de 19 años con silla de ruedas y sin dinero llega a Nueva Zelanda, podemos hacer cualquier cosa, todos nosotros, como personas, como país… Y ésta era la idea.
Además, también había temas como por qué unos padres dejan a un niño de 14 años viajar solo por el mundo. Yo entiendo por qué lo dejan, porque es una cosa vital. Estuvo a punto de morirse, ¿qué tenemos que hacer?, ¿encerrarlo? Puedes estar de acuerdo o no, pero lo entiendes. Por ejemplo, yo no estoy de acuerdo en que Albert se cole en los metros. Por tanto, tampoco es un canto de hacer todo lo que quiera o diga Albert; no tiene sentido sostener el mundo así. Pero la idea no es ésta, la idea es que cualquier cosa es posible si lo haces con buena fe y si tienes las ideas claras. Habrá mucha gente a quien no le caerá bien Albert, y quizás gente que sí, porque es mágico y encantador.

Món petit es la película de un chaval que hace cosas extraordinarias, que ha tenido una vida muy complicada y que sigue siendo feliz. Quizás todos lo podemos ser también. Puedes entrar al cine pensando “éste está sonado” y después puedes salir diciendo: “bueno, quizás el sonado y el que no encara bien las cosas soy yo porque no hago lo que me gustaría hacer, no me atrevo”. Y de esto va la peli.
En el montaje juntas y haces cuadrar palabras, imágenes, momentos que se repiten en los vídeos caseros, en las entrevistas y en todo el material que graban Albert y Ana. Tiene que haber sido todo un trabajo.
Sí, sí [ríe]. Me he desquiciado. He estado dos años montando, buscando… Hay cosas que no han podido entrar, pero bueno. Nunca he pensado que estaba haciendo un documental, pensaba que estaba haciendo una película, daba igual el género. A ver, es un documental porque tenemos que decir qué género es, por las fichas. Y sí, es un documental, porque lo que pasa es de verdad y las personas que hablan son de verdad y dicen cosas de verdad. Pero siempre lo he visto como si fuera un Indiana Jones, como si fuera una peli de ficción. El montaje lo he hecho de manera que haya muchos giros y para llevarlo todo dentro de una estructura de cine.
Había 600 horas de material: las entrevistas, el viaje a Nueva Zelanda fue casi un mes —con un mes ruedas casi una peli entera—, más el material que llevaban estos dos. Claro que otra cosa es si lo puedes hacer servir o no, porque ellos dos no son cámaras. Estuve con ellos enseñándoles mucho e hicieron un viaje a Japón para entrenarse pero igualmente hay cosas que dices: “¿esto cómo lo monto?”. Se tiene que filtrar. Hemos descartado muchas cosas, e incluso hemos hecho algunas trampas buenas. Mientras no desvirtúes la filosofía…
Además, Albert es un tío súper sincero, nunca dice mentiras y no tolera. Si algún día yo le decía: “Albert, ahora esto lo tendríamos que volver a grabar, volver a escenificar esta escena que no ha quedado bien y que creo que es importante”. La única manera que se podía hacer esto era si exactamente pasaba lo que había pasado. Es decir, lo que no podía hacer era suponer que había cogido un tranvía y grabarlo, porque él no había cogido un tranvía. Lo que sí podía hacer es contar de alguna manera algo que había hecho y que no había podido grabar bien. El montaje de la peli ha sido todo esto.
Hablabas justamente de Indiana Jones. En el film sale también un recorrido con mapa. ¿Cómo salió la idea del grafismo?
Cuando ves en una peli algo que te gusta dices: “oh, es una buena idea, qué bien que queda esto”. Lo que pasa es que muchas cosas se hacen para justificar muchas otras. En ese caso, era tan tocho todo lo que tenía de montaje… Repito, ellos no son cámaras profesionales, no estaban haciendo un Pekín Express ni un Callejeros Viajeros. Ellos estaban allí y de repente veías que: “ei, estamos en Georgia, mañana grabaremos, ya veréis que bonito”, y cortaban a China o a dos semanas más tarde. Era un “¿dónde está este tío ahora?”, “¿cómo explico que nos hemos ventilado 400 quilómetros, 3 semanas de viaje y no vemos nada? Por eso decidí hacer los mapas, para contar lo que era imposible. Primero intenté poner etiquetas, pero si empezábamos con: “no, no hemos podido entrar por Irán, daremos una vuelta por Georgia y volveremos a Van”, ya estabas perdido.
 
La parte que hicisteis desde aquí, las entrevistas, los vídeos caseros… Él cuando había escrito libros nunca había entrado en esta faceta tan personal de su vida. ¿La familia no os puso ningún problema? Porque contáis mucho.

Sí, pero cuando haces un trabajo como éste tienes que convencer muy bien. Tienes que contar perfectamente lo que quieres hacer y asegurar que no estás haciendo trampa, porque en la tele estamos acostumbrados a que todo es una…, y nosotros queríamos hacer una cosa bien hecha y que fuera elegante. En este sentido, sí que hay temas en los que ya no quise profundizar. Fui jugando con todos los elementos que tenía para estructurar la peli. Y vaya, censura ninguna. Esto es el montaje y el guión de la peli, vas por aquí o vas por allá.

Además, tampoco puedes hacer una peli y que a los protagonistas no les guste, porque ¡es que te la tumban! Albert no miente nunca, si hace la entrevista con vosotros y dice: “es que esto es una mierda, el director me dijo no sé qué y me han engañado”. ¿Qué, qué haces? Esto sale por la tele y quedas fatal. Tienes que hacer la peli pensando en ti, pensando en lo que quieres contar, pero también pensando en la gente que participa. Yo hice un primer montaje, Albert y Anna lo miraron y dijeron: “demasiado romántico, demasiado tiempo con la enfermedad”. Bueno, pues corté algunas cosas, porque es como: “Albert, tú eres el prota y sales en el póster; no van a ver mi peli, ¡van a ver la tuya!”. Eso sí, en ningún momento me sentí agredido como artista. No hubo censura de ningún tipo, sólo son acuerdos.

Según cómo se mire, se podría decir que Món petit tiene un poco de road movie, pero la mayoría de estas películas implican una evolución del personaje y precisamente lo que dicen Anna y Albert es que el viaje no los ha cambiado. Ellos continúan pensando igual y teniendo la misma filosofía.

Ésta es la clave de todos los personajes, de todo, desde los griegos hasta hoy. Tenemos a Indiana Jones, por ejemplo: “tienes que conseguir no sé qué”, y él “no, no puedo”. A la siguiente escena, “bueno, lo voy a conseguir”. Siempre es lo mismo, en todas las pelis, siempre. Matrix, Annie Hall, todas funcionan igual. Las pelis de polis, otro ejemplo. Arma Letal: “tengo que jubilarme, mi último caso, no hago más casos”, y cortamos a… “mi nuevo caso”. Todo es igual. Quizás es un poco pretencioso, pero aquí Abert no cambia, aquí lo que yo tengo esperanza es que el que cambie sea el espectador. Albert no cambia porque Albert es así. Yo empecé la peli pensando: “ya verás ya, que te engancharé, te daré vuelta y media y ya me explicarás si eres feliz. ¿Qué tienes que explicarme tú a mí, que tengo 10 años más que tú? No me lo creo que seas tan feliz, vas en silla de ruedas, tío ¿qué hay más? ¿Cuál es el trauma que estás escondiendo detrás de esta alegría?” Y no, es que el tío es así, ¡es así! No se enfada nunca, siempre mira el lado bueno.

Y yo la esperanza que tengo es que al principio la gente llegue al cine pensando que este tío está sonado y que al salir del cine vea que no está tan sonado y que, quizás, los que no estamos haciendo bien las cosas somos nosotros que no estamos haciendo lo que queremos. Nadie cambiará con una peli, pero bueno…

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Ahora está muy complicado hacer cine. La que más tengo encarada es una comedia romántica con Leticia Dolera, que hizo mi TV movie [Cuatro estaciones]. El guión está acabado, TV3 está interesada y tenemos cosas, pero está todo muy difícil. Es muy difícil hacer una peli, he estado cinco años para hacer ésta, que ha costado 300.000 euros, pues imagina… No sé qué hacer. Todos mis amigos han marchado a los Estados Unidos.

¿Y tú te lo has planteado, marchar?

Sí, pero es que en Estados Unidos no tienes el control de nada. Tengo a mis amigos allí trabajando. Primero, todo lo que les llega es: Atrapados en Chernóbil 2, Paranormal Activity 6… Que está muy bien, yo las veo estas películas, y me lo paso bien, pero ¿realmente quiero dedicar 5 años de mi vida haciendo Atrapados en Chernóbil 2? Yo el cine de Hollywood es el cine que miro y el cine que más me gusta del mundo; creo que son los mejores y ya está, pero allá no sería nada más que otro mosquito en una estructura infinita. Aquí, en cambio, con esta peli, he hecho el montaje, la he rodado yo, he hecho yo las entrevistas, he hecho el póster, el tráiler… Esto en Estados Unidos es imposible. Tengo amigos a quienes les han cambiado el título de la peli sin avisar, les han cambiado el final, han rodado escenas sin avisarlos…

Así es como funciona. Claro que si vas allí como Bayona, que ha hecho El orfanato y Lo imposible, te dicen que hagas la peli que quieras. Esto es una cosa, pero ir y empezar desde abajo para hacer La casa de cera 3… a mí no me va. Si tengo que estarme cinco años para hacer algo, pues prefiero hacer esto. Pero bueno, nos están forzando de una manera que no sé qué tenemos que hacer. A ver, tampoco es que estemos rechazando mucho proyectos en Hollywood, ¿eh? Pero estuve allí hace un mes, con la peli en Palm Springs, en Los Ángeles. Les gustó y me dijeron “vale, pues hacemos aquí un documental”. Pero yo no quiero hacer un documental allí, yo quiero hacer mi película aquí. Claro que si la cosa no va a mejor, pues tendremos que ir...


M. del Mar Gallardo

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