lunes, 10 de diciembre de 2012

El Enigma Rosebud - Desesperación por un sueño



¡Buenos días y feliz lunes! Empezamos la nueva semana después del puente con la solución al Enigma Rosebud. Os presentamos cuatro personajes interpretados por cuatro actores: en primer lugar Chris MacNeil, interpretada por Ellen Burstyn en El Exorcista; después Angel Face, Jared Leto en El club de la lucha; en tercer lugar Alicia Nash, Jennifer Connelly en Una mente maravillosa y finalmente Rip Cord, interpretado por Marlon Wayans en G.I. Joe. La película en la que aparecen estos cuatro actores juntos y de la que os ofrecemos el especial es, efectivamente, Requiem por un sueño



Da miedo cómo los sueños de las personas se convierten en verdaderas pesadillas” – Darren Aronosfky

Dos años después del estreno de Pi: fe en el caos, Darren Aronosfky (Cisne Negro), director atrevido y para nada convencional, se embarcó en el año 2000 en un nuevo y ambicioso proyecto: Requiem por un sueño. Ambicioso tanto por la propia historia, escrita por el propio director a partir de la novela homónima de Hubert Selby Jr., como por la forma de contarla, a través de un montaje (Jay Rabinowitz) original y a la vez efectista.

La película representa el mundo de las falsas esperanzas, el hecho de tener un sueño por el que merezca la pena vivir y el escape a través de la drogadicción, la vía rápida para conseguir esa meta final. Se divide en tres actos que muestran la evolución de los personajes y su camino hacia el réquiem, que simboliza la muerte aunque no sea necesariamente física.


El film inicia con el verano, etapa en el que se muestra cuál es el sueño y las esperanzas de cada uno de los protagonistas: Sara Goldfarb (Ellen Burstyn) es una mujer adulta que vive sola sin su difunto marido ni su hijo Harry (Jared Leto), que vive inmerso en el mundo de las drogas; él es todo lo que tiene sin embargo nunca está en casa, se siente mayor e inútil por no poder cuidar de nadie y por ello se refugia en la comida y en la televisión. Cuando recibe una llamada de su programa favorito en la que es seleccionada para participar como concursante, decide empezar a hacer dieta para poder ponerse el vestido rojo que vestía en la graduación de su hijo. Primero mediante dietas milagros, después mediante pastillas para adelgazar que le crearán adicción, la realidad comenzará a desmoronarse.

Mientras tanto, su hijo y su amigo Tyron (Marlon Wayans) que viven de la reventa, se adentrarán en el mundo del tráfico de drogas inicialmente como vía de escape, como solución rápida y temporal para obtener sus objetivos; el de Harry, hacer feliz a su novia Marion (Jennifer Connelly) y poder ayudarla a montar su negocio de confección, y el de Tyron cumplir la promesa a su madre de ser alguien en la vida. Todos ellos buscan soluciones fáciles a problemas serios, y lo que al principio es una mera diversión y un negocio para ganar dinero, al final el dinero sólo sirve para comprar más droga, pues la adicción ya es demasiado fuerte.


Las dos etapas siguientes, el otoño y el invierno, muestran el agrave de sus problemas, el inicio de la autodestrucción; las complicaciones comienzan, las relaciones se degradan y las esperanzas se desvanecen. Todo para llegar al réquiem, en invierno, un réquiem que supone terapias de choque, cárcel, prostitución y amputación. La secuencia final del conjunto del film supone el clímax que poco a poco se ha ido previendo a lo largo de la película, un clímax de los más escalofriante, que deja los pelos de punta a cualquiera que lo vea por la degradación física y psicológica que sufren los personajes, y por la manera en que el director hace llegar los sentimientos al espectador, a través de los efectos.

Es por ello que se trata de una película muy subjetiva, porque la cámara se sitúa en el punto de vista de cada personaje y los efectos reflejan las sensaciones de cada uno de ellos. Movimientos acelerados que muestran la excitación y la hiperactividad que producen las drogas, sonidos aparentemente flojos y habituales que chirrían y se convierten en ruido, imágenes distorsionadas, etc. A través de esos efectos visuales el espectador experimenta por sí mismo el mundo de las drogas, la desrealización, las alucinaciones. En ese sentido, todo lo utilizado por Aronofsky tiene su razón de ser, no es efectista sin motivo alguno, sino con un propósito concreto.


Y por si la sensación, el agobio, la intensidad que produce la película por sí sola fuera poco, hay que sumarle la ya clásica música de Clint Mansell, compositor que ya había trabajado con Aronofsky en su primer proyecto. El tema Lux Aeterna acompaña el clímax del film, pero sus otros temas como Dreams, Summer Overture y Hope Overture, que repiten las notas del tema principal, también son maravillosos. Tanto que se han utilizado cientos de veces en tráilers y anuncios de otras películas, como en el de Las Dos Torres. 

Para finalizar, os dejo como siempre con algunas curiosidades y muestras del buen trabajo del director y los actores. Por una parte, Jared Leto perdió 11 kilos y estableció muy buena relación con adictos a la heroína de Brooklyn para prepararse su papel; además, él y Marlon Wayans tuvieron que evitar el sexo y el azúcar durante 30 días por expresa voluntad del director para entender mejor la ansiedad y la desesperación. Por otra parte, Ellen Burstyn rechazó inicialmente el papel después de quedar horrorizada por el guion; sin embargo, después de ver Pi: fe en el caos cambió de opinión y aceptó la interpretación que le supondría las nominaciones como Mejor Actriz en los Oscar y Globos de Oro, y el premio de los Independent Spirit.


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