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sábado, 10 de noviembre de 2012

Realidad y ficción 'En la casa' - El don de François Ozon

 
La curiosidad. Ese deseo a veces insaciable de descubrir aquello que se encuentra fuera de nuestro conocimiento. ¿Cómo satisfacer tal actitud, en ocasiones viciosa y obsesiva? Tenemos dos posibilidades: averiguar la verdad o imaginarnosla; realidad o ficción. Pero ¿y si cogemos un poco de ambas? Varios cineastas han jugado con una y con otra a lo largo de los años, consiguiendo mejores y peores resultados. Hitchcock ya trataba con ello en La ventana indiscreta, y si le echamos una ojeada al cine español nos encontraremos con la encantadora VOS de Cesc Gay.

Dos de los ejemplos más recientes serían la simpática Ruby Sparks (Jonathan Dayton, Valerie Faris) y la genial y despiada Seven Psychopaths (Martin McDonagh), aún sin estrenar. Sin embargo, hay algo en el En la casa de François Ozon que cautiva y entusiasma a todos cuanto la ven. La gran triunfadora del Festival de San Sebastián escribe, borra, imagina, vive y juega, sobre todo juega. Juega con las palabras y con las imágenes, tanto, que llega un punto que es casi imposible de descubrir qué es real y qué es ficción. Esta confusión, tan bien plasmada en la gran pantalla por el director francés, así como las interpretaciones de los protagonistas y la música de Philippe Rombi, hacen de Dans la maison el gran estreno de la semana.

À suivre...

 
Basada en la obra de teatro El último de la fila, de Juan Mayorga, En la casa narra la creciente obsesión de un profesor de literatura por los escritos de uno de sus alumnos, un chico de 16 años a su vez obsesionado por una casa y la ordinaria familia de "clase media", como él mismo los describe, que vive en ella. A petición del propio profesor, que intenta guiar al joven escritor por el proceso de la creación literaria, el chico entrará en la casa y acabará por inmiscuirse en la rutina familiar de sus habitantes -el padre, la madre y el hijo-, convirtiéndose en un personaje más del relato...¿o no?
 
[PELIGRO SPOILERS] La evolución en la narración del chico, Claude (Ernst Umhauer), así como su creciente relación con los miembros de la familia que describe, se traduce en la gran pantalla con un maravilloso guión y posterior montaje de Ozon, en el que el profesor, Germain (Fabrice Luchini), tiene también un papel destacado. Todo empieza con Germain leyendo en voz alta el primer texto de Claude, mientras que el siguiente capítulo de la historia se nos explica con la voz en off del alumno. Sin embargo, a medida que avanza la película -y la historia de Claude- Ozon da paso a la viveza de las escenas y los diálogos, de modo que llega un punto en que ni espectador ni profesor saben distingir entre verdad y mentira. Es en este momento que Germain entra en la narración y la vive al lado de Claude. A partir de aquí, ya sólo nos queda un estadio en esta evolución, y es que el profesor deje de ser lector y pase a ser protagonista de la historia. Círculo perfecto; a sus pies, señor Ozon. [FIN SPOILERS]
 
 
A todo esto, Ozon introduce con maestría las conversaciones entre Germain y su mujer Jeanne (Kristin Scott Thomas) acerca de los escritos de Claude y de sus respectivos trabajos; una relación, que como decía el director francés en una entrevista, se asimila a aquella que habían tenido Woody Allen y Diane Keaton en numerosas ocasiones. Y es que los actores están a la altura. Después de tantos años, Frabrice Luchini continúa siendo un genio de la interpretación. Divertido, intelectual y obsesivo, él es la auténtica perla de la película. A su vez, el atractivo y aterrador Ernst Umhauer, con su mirada de curiosidad, deseo y maldad, es el contrapunto perfecto al que fue uno de los actores fetiches de Eric Rohmer. Y no nos vayamos a olvidar de Kristin Scott Thomas, por supuesto, con su sentido del humor y la parodia que representa acerca de los tópicos del arte contemporáneo.

Con tantos elementos, tantas capas, la grandeza del film radica, precisamente, en la capacidad de Ozon de combinar los distintos espacios y las relaciones entre los personajes, hablando al mismo tiempo, desde dentro y desde fuera de la historia, del propio proceso de escritura. En realidad, podríamos hablar de En la casa como una clase particular de literatura y de cómo construir un relato, pero eso sería quedarnos con sólo una de las muchas interpretaciones que se le pueden sacar a una película que, además, consigue la mezcla perfecta entre comedia y drama -quizás la danzarina y rítmica música de Philippe Rombi tenga algo que ver con ello-.


Tenemos, pues, un todo excelente, original, divertido e hipnótico que, sin embargo, falla en los últimos 10 minutos. Al querer desentenderse del texto original y buscar un final sorpresa e inesperado para el relato, como el que busca el propio Claude, Ozon se mete en territorio pantanoso y es engullido por las arenas movedizas. Esos últimos minutos son una sucesión de desbarajustes sin sentido que tiran por el suelo todo lo que hasta ese momento había entusiasmado y fascinado a una servidora. Final pasado de vueltas, por tanto, a excepción de la última escena, otra vez magistral. Ozon podría haber cogido esa escena y ponerla 10 minutos antes. De ser así, el 10 de esta crítica estaba asegurado.
 
 
Lo mejor: el guión y realización de Ozon, el montaje, la música y, por supuesto, Fabrice Luchini.

Lo peor: los últimos minutos, sin los que la película sería verdaderamente un 10. Este final está pasado de vueltas y sobra completamente.

Nota: 8

3 comentarios:

  1. A mí me ha gustado mucho. Creo que es un homenaje al poder que tiene la literatura, el placer de crear unos personajes que sienten los escritores y directores de cine. Conforme avanza la película, cada vez te sientes más interesado en adivinar tú mismo cómo seguirá el relato. Es también la definición del voyeur que todos llevamos dentro y que nos hace ser espectadores y lectores de historias. La secuencia final, homenaje total a una de las mejores películas de Hitchcock, es una de los mejores finales que he visto últimamente en cine, con la observación de los miles de historias posibles para quien quiera contarlas, reales o imaginadas.

    Aparte de Hitchcock y la referencia tan esplícita a "Teorema" de Pasolini (¿para cuando una reposición de su obra?), me gusta el uso que hace de la entrada del personaje principal en la ficció, al modo de "Fresas salvajes" de Bergman (divulgado también en muchos films de Saura o Allen).

    Y quiero mencionar finalmente la excelente banda sonora de Philippe Rambi, un habitual del cine francés pero aún poco conocido fuera, y el magnífico reparto encabezado por Fabrice Luchini.

    Para mi un 9

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  2. Lo dicen en una escena de 'Dans la maison' a mitad de la película: es una comedia estúpida, todo esto es ridículo. La película de François Ozon es ñoña en su ventana 'voyeurística' (¡ay qué diría el maestro Hitchcock!), un escape apenas maloliente, que ni siquiera satisface al que lo despide. ¡Mejor nos vamos todos a China! Un saludo!!!

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    1. Uiii, eres la primera opinión realmente negativa que hemos oído sobre la película! No estamos de acuerdo contigo, aunque una servidora te diría que, evidentemente, a Hitchcock no lo gana nadie! :) Pero nos alegra tener un poco de discordia y escuchar opiniones distintas!

      ¡Saludos y gracias por el comentario!

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