sábado, 22 de septiembre de 2012

'Soldados de Salamina', una mirada vale más mil palabras - El Enigma Rosebud, solución

Hace tres semanas os planteé una adivinanza como Enigma Rosebud. Cada frase daba una pista para dar con la película. La batalla grige que no lo es se refería a Salamina, es una batlla naval griega sí, pero la película habla de la guerra civil española. La actriz que no era varón es Ariadna Gil porque el personaje de la novela en que se basa es un hombre. La mirada como origen de todo es la de un joven miliciano hacia Rafael Sánchez Mazas, instantes antes de dejarlo escapar de su fusilamiento. Y lo de que al final no fue muy cabezuda es porque estaba nominada a a ocho premios Goya y al final solo se llevó uno. Como acertó Gustau la película en cuestión es Soldados de Salamina de David Trueba, basada en la aclamada novela de Javier Cercas.


Vi por primera vez el film en mis primeros años como cinéfilo en la adolescencia, época en que se tiende a sobrevalorar films por nuestro escaso conocimiento y nuestra escasa existencia y vivencias en el mundo. La recordaba como una de las mejores películas españolas de los últimos años. Este verano leí la excelente ¿novela? metaliteraria de Javier Cercas, Soldados de Salamina, así que era la ocasión idónea para revisionar la película de 2003. El resultado es el contrario del esperado, me ha gustado más y he podido saborearla mejor que cuando la vi hace siete y ocho años. 

Al leer la novela y volver a ver la película, descubrí una gran historia sobre la búsqueda de un héroe, la reconciliación nacional y los debates internos de un(a) protagonista muy cercanos al lector/espectador. Creo poder afirmar que es la mejor adaptación de una novela con más cambios respecto al libro: el sexo del protagonista, el cambio de un personaje clave en el desarrollo y la eliminación de gran parte del tramo documental. El personaje de Ariadna Gil gana mucha fuerza en la pantalla, en parte, por su brillante trabajo interpretativo, muy probablemente, su mejor actuación hasta la fecha. Roberto Bolaño por un estudiante encarnado por un solvente Diego Luna que ayuda (y mucho) a desarrollar el personaje de Lola. Y la parte documental, básicamente, hubiera cortado el ritmo de la película de una forma brutal.

Con elementos de thriller, una pizca de género bélico y drama social, Soldados de Salamina construye un relato sobre los referentes y los héroes. Personas cotidianas, algunas que remueven el pasado con grandes propósitos o que en el pasado hicieron actos nobles (estuvieran en el bando que estuvieran). No es una película de la guerra civil más. De hecho, ni es una pelíucla de la guerra civil. Solo escarba en ella para dar con una historia universal y contemporánea. Cercas lo hace de forma excepcional en su obra literaria y Trueba traslada ese imaginario con mucha inteligencia al medio cinematográfico. Se plantean varias preguntas y todas logran una respuesta más o menos explícitas, el guión, muy bien armado, dosifica el descubrimiento de los hechos y en los nuevos pasos de la protagonista tanto personales como de la investigación.

David Trueba acierta de forma muy admirable de no caer en terrenos comunes y en huir del maniqueísmo de este tipo de películas. Además, con una excelente selección musical y una magnífica fotografía del maestro Javier Aguirresarobe (el único Goya logrado finalmente), el cineasta filma algunas de las escenas más bellas de ese año como la mirada entre Sánchez Mazas (camaleónico Ramon Fontserè) y el joven miliciano, el canto del Suspiros de España bajo la lluvia o la conversación en la residencia entre Lola y Miralles (gran trabajo de Joan Dalmau en un par de escenas).

Soldados de Salamina tiene su pilar en una mirada que desencadena una doble gran historia sobre la reconciliación y la búsqueda heroica. Pero es una mirada que funciona como macguffin, puesto que la película (y el libro) trascienden de la simple investigación y otorgan de mayor interés a la obra. Una pena que ese año estuvieran presentes en el cine español otras dos gran películas, superiores además: Te doy mis ojos y Mi vida sin mí. La de David Trueba tiene algunos fallos, menores, así que de todos modos es una gran obra cinematográfica. Sencillez y sobriedad.

PD: Termino el especial de Soldados de Salamina con la versión del pasodoble Suspiros de España que se usa en el film. Excelente letra:

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