'Primos', comedia y entretenimiento del bueno

El otro día mi compañero Alain hablaba de No controles como "el soplo de aire fresco de la comedia española". Pues aquí os traigo otro ejemplo, que esperemos que más que aire, sea un viento de cambio (al estilo Mary Poppins) para todo el género cómico español: Primos. Y nos vamos a las fiestas del pueblo:

Primer plano de Quim Gutiérrez con su traje y corbata -la rosa que tampoco falte-. Un discurso: "Yo me levanto todas las noches a eso de la cuatro de la madrugada a hacer pis. Ya sabéis que tengo una vejiga muy pequeña. El caso es que vuelvo a la cama y veo que Yolanda está despierta... y eso es raro, es raro porque ella siempre duerme del tirón. Así que le pregunto '¿cariño, estás bien, pasa algo?' [...] y entonces va y me suelta 'Diego no puedo casarme contigo, no puedo, no quiero'. ¡Y yo ahí no lloré! (llorando) [...] Quedamos en que ella avisaría a sus invitados y yo avisaría a los míos. Como veréis, eso no ha sido así". Y ahora, plano general de toda la iglesia donde solo están llenos los bancos de la banda derecha. Llevamos 2 minutos 45 segundos de película: "por favor, que toda la película sea igual de buena que este principio tan desternillante".

Y se ve que sí, que el guión del también director de la cinta Daniel Sánchez Arévalo solo hace que mejorar, resultando ser una simple historia de enredos (el paradigma de toda comedia clásica) que sabe aprovechar al máximo todos sus personajes y diálogos, y consigue sacar más de una carcajada entre el público, y consideramos carcajada como la mayor dificultad de una comedia y el mejor premio que se le puede dar a este género. Esta es la grandeza de esta película. ¿Nos hace reflexionar sobre la vida? Pues no demasiado -aunque sus puntos tiene, ¿eh?, sobre todo en cuanto a dejarse dominar por otros-. ¿Se trata de una dirección innovadora y espectacular que nunca antes un director había hecho? Pues tampoco. Ahora bien, sí que son unos de los 90 minutos más divertidos del cine del último año. Y cuando digo divertidos, me refiero a buena comedia, a buenas interpretaciones y a buenos diálogos, no a chorradas varias, grotescas, y guarrerías sin gracia alguna.

Quim Gutiérrez y Raúl Arévalo demuestran una vez más que en manos de Sánchez Arévalo son capaces de crear todo tipo de personajes, sea en un drama como Azuloscurocasinegro (2006) o haciendo de primos en esta genial comedia. Ahora bien, el gran descubrimiento de esta película es Adrián Lastra, sin duda alguna. Hipocondríaco, histérico y asustadizo, su personaje José Miguel es el personaje más divertido y a la vez más redondo de toda la película; en realidad, se podría decir que la trama evoluciona a partir de la mejora de este enfermizo personaje. Y Lastra lo borda -con todo el respeto a la interpretación de José Mota en La chispa de la vida, Lastra se merece el Goya a mejor actor revelación-. Eso sí, tampoco vamos a desmerecer el trabajo de unos excelentes secundarios (Clara Lago, Inma Cuesta, Núria Gago), donde Antonio de la Torre vuelve a demostrar que, pongas donde lo pongas, esté gordo, con barba, o sea un freaky del cine y de la expresión "correcto", es uno de los mejores actores que tiene actualmente el cine español.

Entretenimiento de calidad, risas, ambiente de fiesta y verano, esto es Primos. Porque, no nos engañemos, la comedia, cuando es buena, es uno de los mejores géneros cinematográficos.

Lo mejor: los juegos hipocondríacos de José Miguel y Marcos Ruiz (hijo de Inma Cuesta) y las fichas cinematográficas que recita Antonio de la Torre.

Lo peor: que tenga tan pocas nominaciones en los premios Goya.

Nota: 9