¿Spin-off de 'El gato con botas'? ¡Y un huevo!

Cada día, cada hora, incluso cada minuto nos hacemos preguntas que no tienen respuesta, preguntas profundas que pretenden indagar un poco sobre nuestra existencia, nuestro comportamiento, la muerte, etc. Pues bien, llevo desde el viernes con una pregunta rondando en mi cabeza que no hay manera de contestar, mucho más compleja que los dilemas presentados por Freud y Jung sobre el camino de la psicoanálisis en la nueva película de David Cronenberg. Ahí va: ¿Qué narices hace un patético huevo siendo uno de los protagonistas de El gato con botas (Chris Miller, 2011)?

Cuando se anunció que se haría un spin-off sobre el divertido Gato con Botas salido de la saga Shrek, mucha gente pensó que era totalmente innecesario. La franquicia del ogro verde ya había caído en picado, sobre todo con la floja cuarta entrega, y ahora ya no era momento de recuperar el animalito de encantadores ojos con sombrero y botas. Otros, en cambio, entre los que se suma una servidora, pensamos que el spin-off recuperaría lo mejor de la saga Shrek y nos proporcionaría un entretenido producto de animación. Ahora, sin embargo, solo me viene una expresión en mente: ¡Quién volviera a ver Shrek, felicies para siempre! 

Y es que El gato con botas ni recupera la originalidad del primer Shrek ni nada. Es más, la historia que se nos presenta, una trama para nada destacada y demasiado sentimentalista en según qué ratos, acaba haciendo daño a la imagen del Gato con Botas que tanto nos había gustado en la segunda entrega de las aventuras de Shrek y Fiona. Pero la verdad, solo hay algo peor que un guión falto de ingenio y astucia, el huevo. La presencia en este film, a saber porqué, de Humpty Dumpty, un personaje patético, pesado y para nada divertido, destroza todo lo que en un principio nos podría gustar de la película: la aparición de Kitty Zarpasuaves (correcta Salma Hayek), su baile-lucha con el Gato con Botas... nada, todo desaparece en el mismo momento en que aparece el huevo; una lástima, la verdad, porque esta película y este personaje podrían haber sido mucho más, podrían haber sido un buen producto de entretenimiento como tantos otros de la productora Dreamworks.

A ver, la película tiene sus momentos, aunque sean pocos, y consigue entretener a ratos, aunque sean ínfimos, pero poco más. Precisamente son este cojo entretenimiento y la voz de Antonio Banderas, siempre genial, lo que salvan a esta película de un suspenso por parte de una de las escritoras menos radicales de este blog. Esto y la banda sonora de Henry Jackman (Kick Ass, X-Men: Primera generación), que aquí nos regala, con el uso de la guitarra española, un repertorio dinámico y con ritmo, todo lo contrario de la historia a la que acompaña, que es una decepción en toda regla.

Lo mejor: la banda sonora de Henry Jackman y la lucha de baile con el gatito "ooooh" incluido.

Lo peor: el huevo, un personaje que no pega ni con cola y que destroza al verdadero Humpty Dumpty creado por Lewis Carroll (ni la voz del resacoso Zach Galifianakis consigue salvarlo).

Nota: 5