Una sucesión de planos aéreos de Las Marismas del Guadalquivir abren la nueva película de género de Alberto Rodríguez. Primer acierto, primera maravilla de la película, díganlo como quieran. A tal altura, y con la cámara en posición cenital, la inmensidad de la zona y sus particularidades se ven incrementadas hasta el punto de que, en tan solo unos segundos, el espectador se siente insignificante ante tal paisaje, gobernado y engullido por el ambiente del mismo modo que se sienten los protagonistas que aún no han aparecido en pantalla. La fotografía de Alex Catalán, sin embargo, ya nos ha introducido al personaje más importante de La isla mínima, el personaje que lo envuelve todo y que guarda todos los secretos de una sociedad aún anclada en el pasado.
Lo mejor: que te hace vivir la película de inicio a fin y te hace salir del cine con la convicción de haber visto un peliculón de pies a cabeza.
Lo peor: que tendrá que vérselas con parte del público espectador, que la acusarán injustamente de ser demasiado lenta. ¡Ojalá que no!
Nota: 9
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Tengo muchas ganas de verla. Espero pronto poder acercarme al cine a ello.
ResponderEliminarKiss
La Estupenda