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jueves, 19 de septiembre de 2013

Entrevistamos a Daniel Sánchez Arévalo, director de ‘La gran familia española’: “Lo que más ilusión me ha hecho de la película es empezar con el león de la Metro”


Cercano y directo. Son los dos adjetivos más repetidos por sus actores a la hora de definirlo. Daniel Sánchez Arévalo tiene ojo para elegir actores -y luego saca lo mejor de ellos- y en La gran familia española no es la excepción. Curtido en el mundo del cortometraje, como tantos otros cineastas españoles del nuevo siglo, Arévalo debutó en el largo con AzulOscuroCasiNegro, ópera prima que le valió el Goya a la mejor dirección novel y también puso en bandeja la estatuilla a dos de sus actores fetiches: Antonio de la Torre (mejor actor secundario) y Quim Gutiérrez (mejor actor revelación). Después llegarían dos éxitos más con Gordos (incluido el Goya al mejor actor de reparto para otro habitual en su filmografía, Raúl Arévalo) y Primos.


Además de estos tres actores, la película está protagonizada por Patrick Criado, Arantxa MartíSandra MartínRoberto ÁlamoMiquel FernándezHéctor Colomé y Verónica Echegui. En su nuevo trabajo une la pasión por el fútbol, homenajea una de sus películas favoritas (Siete novias para siete hermanos) y y los temas recurrentes en su cine: la familia, hombres deprimidos, combinación de drama y comedia. El director nos cuenta todo acerca de este nuevo filme:

No tienes suficiente con uno, sino que tienes tres actores fetiches.
Dentro de la película hay otra gran familia, con la que yo necesito trabajar y me hacen feliz. No trabajo con ellos por amistad, sino porque creo que son los actores adecuados para esos personajes. De hecho, escribo pensando en ellos: Adán lo escribí pensando en Antonio y con Quim tenía dudas entre si sería Caleb o Daniel, pero cuando escribí el final de la película tuve claro que el monólogo debía hacerlo Quim, llevar el peso de la película, como coge el peso de la familia, y llevarlo a buen puerto. Nos conocemos tanto que ni hace falta hablar del trabajo, a Quim case ni le he dirigido, nos conocemos tanto íntimamente que él sabe por donde quiero llevarlo. A veces le decía, estoy como espectador, porque me encanta lo que estás haciendo. Es muy difícil que esto ocurra.

¿Tanta química con los actores dio especial importancia a la improvisación?
Sí, una de las cosas que más he progresado como director ha sido dejar caer de lado al guionista y vincular más a los actores al proceso creativo. (continuar leyendo)

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