“Entre los números primos hay algunos aún más especiales. Los matemáticos los llaman números primos gemelos: son parejas de números primos que están juntos, o mejor dicho, casi juntos, porque entre ellos hay siempre un número par que les impide tocarse de verdad.”
En 2010 llegó a las salas italianas la adaptación de la novela La soledad de los números primos, un superventas escrito por Paolo Giordano. Tres años más tarde, la película por fin ha llegado a nuestras pantallas, trayéndonos con ella un torrente de emociones capaz de remover por dentro y fuera a todos cuantos la vean… así, como si nada.
El film narra la historia de Mattia y Alice, dos personajes solitarios, cada uno a su manera y por circunstancias distintas, que desarrollan una extraña pero a la vez atrayente amistad. La película, adaptada y dirigida por Saverio Constanzo con la ayuda del propio Giordano, está estructurada a partir de cuatro momentos de la vida de sus protagonistas: 1984, 1991, 2001 y 2009. El montaje de las distintas escenas, de lo mejor de la cinta, mezcla los distintos tiempos, repitiendo imágenes y mostrándolas como causas de los actos y estados de ánimo de los protagonistas.
Muy acertada ha sido, en este sentido, la decisión del director y el escritor de no seguir la cronología exacta de la novela. Cuando nos encontramos con personajes introvertidos y solitarios, la novela acostumbra a crear la conexión con el lector a través describiendo lo que piensan y sienten los protagonistas. La película, en cambio, siempre tiene el problema de cómo traducir y plasmar esos pensamientos en imágenes. ¿Utilizando la voz en off, quizás? Es una opción. En este caso, sin embargo, la mejor solución es la audiovisual: miradas, abrazos, besos, bailes, fotografías, música, empujones, lágrimas… Y es que La soledad de los números primos no es una película de diálogos o de rigurosidad temporal, sino de sentimientos, de aquellos que van por dentro y explosionan con fuerza en los personajes y en el espectador que se simpatiza con ellos desde la butaca.
Para conseguir este efecto, el director también se ha ayudado de las músicas utilizadas en cada época de la historia, muy efectivas y adecuadas a cada momento. No obstante, el factor clave son unas potentes interpretaciones por parte de los actores protagonistas. El increíble trabajo físico y emocional de Alba Rohrwacher (Alice) y el debutante Luca Marinelli (Mattia), brillantes sobre todo en sus escenas conjuntas ―mezcla de tensión, pasión, amor, amistad, empatía y soledad―, está aquí perfectamente compenetrado con el de los intérpretes jóvenes y pequeños. Rohrwacher y Marinelli, sin embargo, se llevan la mejor parte, y consiguen la difícil tarea de convertir a Alice y Mattia en dos de estos primos gemelos de los que habla el autor, “solos y perdidos, juntos, pero no lo bastante como para tocarse de verdad”. Y qué bien que han conseguido Giordano y Costanzo transformar esta regla matemática en sentimientos y emociones humanas.
En conjunto, fuera de ser perfecta, La soledad de los números primos es de esas películas que, a medida que pasan los días, sin darte cuenta, regresan a tu mente una y otra vez para recordarte instantes, escenas y sensaciones que, quizás en un primer momento, habían quedado escondidas entre las reglas de una calculadora mente que sólo busca escribir una crítica. Nada que no se pueda arreglar con un “Bette Davis Eyes” de fondo.
Lo mejor: el montaje entre los cuatro tiempos narrativos y el fuego de sentimientos internos entre Rohrwacher y Marinelli.
Lo peor: ¿tres años, en serio?
Nota: 8
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Yo leí esta novela; y la verdad es que, aunque se te encoge algo dentro al leerla, me esperaba mucho más de ella... no sé muy bien por qué, pero el hecho es ese. Me decepcionó bastante!
ResponderEliminarNo sé si veré su adaptación cinematográfica, quizás por curiosidad, lo haga.
Un saludoOo enorme!!
Al ver la peli me dieron ganas de leer la novela, pero he leído que la adaptación es bastante distante -quizás para bueno, en tu caso, hehe-. A ver, se nota que los personajes secundarios, por ejemplo, en el film no están demasiado bien tratados. Pero creo que de todos modos, la emoción que consiguen con interpretaciones y montaje lo vale! Si la ves, ya nos cuentas a ver qué!
EliminarSaludos y un abrazo!!!
M. del Mar