El cine dentro del cine ha reportado grandes películas como El crepúsculo de los dioses, El desprecio, Mulholland Drive o The artist. No es descabellado incluir a Otel·lo, rodada en tres días y con 20.000 euros de presupuesto, en esta selecta lista de películas sobre el lenguaje cinematográfico, la producción de arte y la libertad creativa. El debutante Hammudi Al-Rahmoun Font sumerge al espectador en un mundo dominado por la búsqueda del éxito y la ambición del reconocimiento personal. Para varios de ellos no habrá límites para tal conquista, aunque las consecuancias puedan ser terribles y estén al borde la tragedia.
Al fin y al cabo, ¿ así es el texto original del dramaturgo inglés, no? Realidad y ficción fluyen coherentemente para proponer un juego perverso de revisión del clásico shakesperiano trasladado a la vida de los protagonistas de la película. La pareja protagonista, sometida a un interrogatorio sórdido por el director (tanto dentro como fuera del film), deberá enfrentarse a la dicotomía entre la lealtad y la ambición y optar por dejarse llevar o aferrarse a sus convicciones. Eso sí, todo puede cambiar y lo juguetón de la propuesta puede dar aún varios giros más. Dividida en cinco actos, la película padece un in crescendo emocional sumamente impactante y desemboca en un cuarto y -sobre todo- quinto acto excelente. Al final todo tiene su explicación y no queda nada más que el puro amor al arte, el trabajo bien hecho. El engaño es aceptado y la película es elogiada.
La película aún tiene otro as en la manga. Un reparto lúcido en el que destaca un nombre por encima de todos: Ann M. Perelló. Una revelación como la copa de un pino por la naturalidad que desprende a su Desdèmona y la expresión en su rostro, una mirada penetrante. Por su parte, Youcef Allaoui resulta muy convincente y el propio Hammudi Al-Rahmoun Font resulta ser un director desligado de cualquier moral, al menos, dentro de la película.
Ganadora de los premios a la mejor película y mejor actriz en el Festival Europeo de Cine Independiente, Otel·lo merece llegar a las salas convencionales y obtener un reconocimiento mayor por parte del público. Una joya que todo cinéfilo sabrá apreciar. Derrocha muchos sentimientos (amor, emoción, celos, ambición, locura, extenuación) y mucha pasión por el medio cinematográfico. Si dan con ella, no duden en verla.
Lo mejor: El cuarto y quinto actos
Lo peor: Está condenada a no ser conocida más allá de un grupo pequeño
Nota: 9
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