En plena temporada de premios, con un calendario fílmico lleno de
expectativas, prejuicios, academicismos y polémicas, es todo un alivio ir al
cine y encontrarse con Las ventajas de
ser un marginado, una bocanada de aire fresco regalo de lo mejor en cine indie del año. Basada en la novela del
mismo director, Stephen Chbosky, el film trata con amabilidad y sinceridad las
luces y sombras de aquellos maravillosos años de la adolescencia —la ironía
está ahí, que cada uno la tome o la deje según su propia experiencia—. Lejos
del típico maniqueísmo entre personajes y grupos estereotipados a que nos tiene
acostumbrados la ficción norteamericana sobre institutos, The Perks of Being a Wallflower muestra la complejidad de unos protagonistas
que sienten, se equivocan, tienen medio, se divierten, ayudan, aman y que, por
encima de todo, necesitan que los quieran.
El argumento de la película gira en torno a Charlie, un estudiante de
primer año en el instituto, introvertido y con un pasado perturbador que ni él
mismo puede descifrar. Su creciente amistad con Patrick y Sam, sin embargo, dos
alumnos de último curso, lo ayudará a superar las pesadillas que lo persiguen y
a descubrir el mundo real en toda su gloria y su miseria.
Con la moda actual de mezclar sonrisas y lágrimas en la gran pantalla, la
fórmula tragicómica del film de Chbosky es fácilmente reconocible. Ahora bien, lo
mejor de la propuesta es cómo el guión organiza estos dos géneros y crea una historia
realista, divertida y sobrecogedora en más de una secuencia. Las excelencias
del montaje, en este sentido, tampoco pasan desapercibidas. Mary Jo Markey, montadora
habitual de J.J. Abrams —ha trabajado con él en Perdidos, Super 8 y los dos StarTrek—, consigue que la narración fluya y cautive al espectador juntando la
voz en off del protagonista con un uso limitado del flashback y una serie de
escenas del más alto nivel dialogístico, interpretativo y emotivo —el amigo
invisible y la aventura en coche por debajo del puente serían dos muy buenos
ejemplos de ello—.
Eso sí, el diamante en bruto de Las
ventajas de ser un marginado son sus tres personajes protagonistas,
redondos y magistralmente interpretados por Logan Lerman, Emma Watson y Ezra
Miller. Lerman consigue su mejor papel hasta la fecha, pero los otros dos brillan
con luz propia, naturalidad y encanto: Watson hace olvidar cualquier relación
con la Hermione de la saga Harry Potter,
y Miller, por su parte, sorprende con un personaje a años luz de aquel
diabólico e inquietante niño de Tenemos que hablar de Kevin. Charlie, Patrick y Sam, como el título de la canción
de David Bowie que tanto aman, son los tres héroes de la historia de Chbosky,
héroes y reyes de su propia vida, capaces de ser y hacer cuanto quieran, porque
su yo, como el nuestro, no tiene límites. “Somos infinitos”, ¡qué gran frase!
Lo mejor: un magistral Ezra Miller y la genialidad de un guión que hace reír, llorar
y remover el interior del espectador. Atención al homenaje de Rocky Horror Picture Show.
Lo peor: que Chbosky se haya quedado sin nominación al Oscar.
Nota: 8
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P.D. Os dejamos con la canción "Heroes" de David Bowie y una de sus versiones más conocidas, la del grupo Wallflowers... ¡también es casualidad!
P.D. Os dejamos con la canción "Heroes" de David Bowie y una de sus versiones más conocidas, la del grupo Wallflowers... ¡también es casualidad!
Maravillosa película, mi favorita del año. Para mí también es una pena que los Oscar la ignoraran... confiaba por lo menos en el guión adaptado, bastante mejor que varias de las nominadas. Un saludo.
ResponderEliminarPues sí, nosotros no esperábamos la nominación al guión... Pero bueno, como mínimo tienen el reconocimiento de la mayoría del público y crítica, que es importante. ¡Y qué merecido que lo tiene!
Eliminar¡Saludos!