martes, 5 de febrero de 2013

'Ai Weiwei: Never sorry', el arte como medio de lucha para la libertad


Acercamiento lúcido, sincero e inocente a la figura de Ai Weiwei, el activista político contra las autoridades del régimen chino más internacional y uno de los artistas más potentes y más alabados de las dos últimas décadas. Ai Weiwei: Never sorry es la primera película sobre la vida y obra del artista y, en ningún caso, es una oda a su persona ni un documento de propaganda sobre sus hallazgos o un simple panfleto anti la política única del Partido Comunista. Es cierto que en todo momento ambas cosas residen en el relato, pero nunca eclipsan la propia fuerza de las creaciones artísticas o el principal mensaje: el arte como medio de lucha para lograr la libertad y la concienciación social.



El documental vehicula las vivencias personales y las distintas obras del artista, son un ente inseparable en una figura que se desgrana hasta en sus mayores temores (las consecuencias en sus familiares), sus momentos más débiles (el ingreso en el hospital por una contusión o la injustificable detención de cerca de tres meses), pero también en sus momentos de felicidad (el Premio Nobel de la Paz para su amigo y compañero de lucha Liu Xiaobo) y los momentos álgios de su carrera (la maravillosa y conmovedora exposición de la Tate Modern de Londres: millones de pipas expresando la deshumanización del pueblo chino y su sumisión al poder).

Por contra, la película no logra explicar acertadamente la contundencia de esta exposición y el pasaje se desarrolla demasiado rápido sin mostrar su importancia, tanto para el propio Ai Weiwei como para la revolución de la oposición. En cambio, la búsqueda incesante y recopilación de datos sobre los efectos devastadores del terremoto de 2008 se presenta como un gran acto de justicia social en formato de thriller con la implicación de autoridades y el cierre del blog. En definitiva, la censura del arte, del creer, del pensar, del reflexionar y del progreso.

Ai Weiwei: Never sorry utiliza material audiovisual de piezas anteriores con los que la periodista Alison Klayman consigue una mayor veracidad en su retrato del artista chino. La irregularidad en sus pasajes y un uso de la música poco eficiente no evitan que el resultado sea el de un documental muy loable. Mucha gente en este país debería ver el documental: tanto parte de la gente (dormida ante los problemas sociales y consumista de productos de pésima calidad) como de los responsables de las administraciones culturales (especialmente, cierto ministro anticultural). 

El documental también analiza el impacto de Internet en el nuevo siglo: el blog como expositor de nuevas corrientes de opinión, más cercanas al pueblo y las redes sociales como mecanismo de contacto entre gente con las mismas inquietudes. También, como un espacio lleno de oportunidades para un artista. De hecho, la mayoría conocemos a Ai Weiwei gracias a Internet. Ante su detención, alguien envío este tweet: "Lo han silenciado, pero cada vez se escucha con más fuerza". Toda una declaración de intenciones que alberga este Ai Weiwei: Never sorry, un defensa del arte a toda costa como creación personal y arma de lucha ante la represión.

Lo mejor: Las distintas lecturas de su obra

Lo peor: El pasaje de la Tate carece una mayor emoción

Nota: 7

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