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miércoles, 5 de septiembre de 2012

'Todos tenemos un plan' - ¿Sí, seguro?



Esta semana llega a nuestras pantallas Todos tenemos un plan, el primer largometraje como directora y guionista de la argentina Ana Piterbarg. Se trata de una coproducción argentina y española con Viggo Mortensen como protagonista absoluto. Mortensen, que hay que decirlo, suena mucho mejor en argentino que en el castellano de Alatriste, interpreta aquí a Agustín, un pediatra afincado en Buenos Aires y casado desde hace nueve años que empieza a desarrollar una fuerte apatía por su rutinaria existencia y vida en la ciudad, una vida, a su vez, completamente distinta a la que lleva su hermano gemelo -también Viggo Mortensen- en la isla del Delta del Tigre, donde el crimen y la pobreza oscurecen el día a día de sus habitantes. Ocurrencias del guión, Agustín dejará a su mujer y se hará pasar por su hermano, buscando así una identidad perdida hace tiempo a través de una vida robada.

"Todos tenemos un plan", dice en un momento de la película el personaje de Sofía Gala, una joven a quien las circunstancias han arrastrado al centro de la corrupción y miseria de la isla. Pues la verdad, parece que sólo ella lo tiene, porque ni el resto de los personajes ni la directora y guionista del film parecen tener muy claro lo que quieren hacer con sus vidas, en el primer caso, o con la propia película, en el segundo. El punto de partida es bueno, no hay que negarlo: un cambio de identidades, una psique rota, dos asesinatos... Las piezas están bien cortadas. ¿El problema? Que nos faltan piezas y no sabemos hacer el puzzle.

El guión aquí es lo que falla. Está bien obviar ciertos momentos del pasado de los protagonistas y no dárselo todo cortado a trocitos al espectador. Estos vacíos generan misterio e intriga en el público y le ayudan a indagar en la mente de los personajes para descubrir los motivos de sus acciones y entrar en el desarrollo de la historia. El problema viene con los cineastas que por "obviar" entienden "no decir nada", con el resultado de que tenemos una película con centenar de cabos sueltos y sin contar, que nos aleja de la historia y de su supuesto simbolismo, y que convierte otro gran thriller en potencia en una cinta sin interés alguno que llega a rozar el aburrimiento.

Vamos a entrar en detalles. Tenemos, por ejemplo, el personaje de Soledad Villamil, que interpreta a la mujer de Agustín. ¿Cuál es su función en la película? ¿Nos aportan algo las tres escenas en las que aparece? No, sobre todo el forzado mcguffin a la mitad de la película. ¿Podría haber dado más juego a la historia de Agustín de haber salido más? Por supuesto. ¿Por qué desperdiciar entonces esta gran actriz y su personaje? Un desperdicio, sí, como el resto de la película, que no aprovecha ni el elenco, empezando por Javier Godino, ni la gran ambientación, lúgubre y neblinosa, de que dispone. Suerte de un gran Viggo Mortensen, que con su doble interpretación y su expresión perdida consigue salvar este primer trabajo de Ana Piterbarg.


Lo mejor: Viggo Mortensen y la gran destreza que muestra, no sólo al interpretar a dos personajes distintos, si no al conseguir transmitir al público esa apatía tan odiosa de que todos huímos a lo largo de nuestras vidas.
 
Lo peor: que el guión no consiga llegar más allá del hastío de su protagonista por la vida ni convertir Todos tenemos un plan en uno de los thrillers psicológicos que tan bien se les da a los cineastas argentinos.
 
Nota: 5


P.D. Como digo siempre, a gustos colores. Esta película no me dijo nada en absoluto, pero me encantaría escuchar argumentos que me convencieran de lo contrario. ¡Saludos!

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