sábado, 1 de septiembre de 2012

La desesperación (y homenajes) de la escalera de Odessa - La escena de la semana

En esta pequeña sección toca rendir, por fin, a uno de los instantes cinematográficos más famosos y elogiados de la historia del cine. Lo es tanto que ha tenido múltiples homenajes y parodias que, a continuación, también os mostraremos. Hablamos de la mítica escena de la escalera de Odessa de El acorazado Potemkin, una de las innumerables obras maestras de Serguei M. Eisenstein. La película, estrenada en 1925 (muda y en blanco y negro), relata la sublevación de los marineros del acorazado en el puerto de Odesa. La cinta podría afirmarse que es la mejor película propagandística de la historia del cine. La escena:



En la escena, la cuarta parte de la película, los militares disparan contra la población inocente para destruir a los rebeldes y el apoyo que reciben. Eisentein realiza un espléndido trabajo con la cámara con una brillante realización de los planos, un montaje excelente y un portentoso uso de la música. Tensión, rabia, ira, muerte... pero, sobre todo, desesperación. Todo ello se condensa de forma excepcional en estos siete minutos que hicieron famosas dicha escalinata, supone uno de los momentos de mayor concepción narrativa en el cine y enamoró a muchos cinéfilos.

Dos de ellos fueron Brian de Palma y Francis Ford Coppola (cinéfilos antes que cineastas). El primero homenajeó el fragmento del cochecito del bebé en Los intocables de Eliot Ness, una de sus películas más veneradas. La realización de la escena es muy semejante, la música se complementa con los sonidos de los disparos y las pisadas, el plano de la madre desesperada... De Palma hasta coloca unos marineros subiendo las escaleras, como los que empezaron el motín soviético. La escena, avisamos, contiene spoilers del film:


Y otro director italoamericano rindió homenaje a Eisenstein. Hablamos de Francis Ford Coppola que eligió este instante cinematográfico para cerrar su trilogía de El Padrino. En la tercera parte la familia Corleone sale del Teatro Massimo de Palermo, tras asistir a una representación de la ópera Cavalleria Rusticana de Mascagni. A la salida, en la escalinata del edificio [SPOILER] intentan asesinar a Don Michael Corleone, él se salva del homicidio, pero no su hija (Sofia Coppola) [FIN SPOILER]. El grito, sin escucharse (solo música), de Al Pacino es estremecedor. La escena tiene el mismo impacto que la de El acorazado Potemkin. Coppola demuestra que es un grande, que es un maestro. Otra vez, la desesperación, también la de la madre sufridora, Diane Keaton.


Por último, más que un homenaje es una parodia de esta magnífica escena. Es la secuencia inicial de Agárralo como puedas, una de tantas comedias del estilo de David Zucker con todo un experto del género: Leslie Nielsen. Ante tantísima desesperación, os dejamos con este fragmento, muy divertido. El desenlace de los cochecitos (sí, aquí hay 4) es... diferente.

PD: Hasta en la serie animada Los Simpson han rendido homenaje a esta escena. Como habéis podido comprobar, este instante cinematográfico tiene todo lo que hace mágico al cine: gran proeza visual, concepción narrativa, música, cinefilia, guión trabajado y montaje.

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