jueves, 2 de agosto de 2012

La película de la discordia - 'Prometheus'


Por fin, mañana viernes, se estrena en nuestro país Prometheus, la nueva y esperadísima película de Ridley Scott. Precuela o no de Alien, el octavo pasajero supone el regreso del director de Blade Runner a la ciencia ficción tras sus dos películas más alabadas. Lo hace con un guión de Damon Lindelof y Jon Spaiths y con un reparto estelar: Noomi Rapace, Charlize Theron, Michael Fassbender, Logan Marshall-Green, Guy Pearce... La película ha decepcionado y gustado a partes iguales, así que era lógico que fuera nuestra Película de la discordia.





No soy gran amante de las películas de aliens, para qué mentir, así que cuando fui a ver Prometheus ya iba con ciertos prejuicios. Mi motivo base es que, a parte de E.T. y otras pocas criaturas amigables y pacíficas, el planteamiento de la vida más allá de la tierra siempre resulta ser poco prometedor, catastrófico y oscuro. Tenía la sensación que el desarrollo de la mayoría de películas acerca de extraterrestres era siempre el mismo: la esperanza, la curiosidad y el interés por descubrir algo nuevo llevan a encontrar criaturas violentas, que rechazan la raza humana y cuyo único objetivo es la destrucción, un arquetipo que ya hemos visto en la historia del cine y que se vuelve a repetir en el caso de Prometheus. Es por ello que la película de Ridley Scott no es nada nuevo, sorprende poco y tampoco arriesga más allá del apartado visual y los efectos especiales, en este caso sí sobresalientes.

Se trata de una película técnicamente muy buena, que destaca por la espectacularidad de sus imágenes pero que falla por un guion débil y, por qué no, un tanto previsible en su desenlace. Además, el elemento clave, moralista y religioso sobre la procedencia de la raza humana no acaba de estar correctamente perfilado. En cuanto a las interpretaciones, destacan Charlize Theron y Noomi Rapace pero sobre todo Michael Fassbender, con una mirada y expresión que no dice nada pero que a la vez dicen todo. Para los actores, ser excéntricos y expresivos puede ser muy fácil pero ser inexpresivos y sobrios no tanto. Prometheus se presenta como una película que más allá de su expectación inicial no dará mucho más y será fácilmente olvidada, sin saber como la han recibido los amantes de la saga Alien. Sin estar segura, dudo que viajar al extranjero para ver antes el film debido a su retraso en nuestro país les haya valido la pena más allá del simple viaje. En mi caso, no puedo hablar de decepción, pero sí de indiferencia y desinterés por lo próximo que, sin duda, llegará.   

Nota: 6

Alejandra Diez.


La curiosidad humana... Gran virtud, sin duda, imprescindible, pero como acostumbra a pasar con todo en esta vida, los extremos siempre son malos. Mmm, ¿qué unos extraterrestres que supuestamente crearon a los humanos nos han invitado a su planeta? Perfecto. Pero ¿sabemos exactamente que estos seres son amigos nuestros? ¿Hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar -como pregunta el personaje de Michael Fassbender- para descubrir algo de ellos o poder hablarles? ¿Estaríamos dispuestos a poner en peligro nuestro propio planeta? Esta es la gran pregunta que plantea Prometheus, un film técnicamente impecable -si dejamos de lado un 3D totalmente prescindible-, y con una perfecta dirección a manos de Ridley Scott.

Ahora bien, si uno no entra en el argumento de una película, difícilmente le va a convencer, por muy bien rodadas y montadas que estén las imágenes y muy loable que sea la banda sonora de Marc Streintenfeld. Una cosa es Alien, un film que puede funcionar muy bien a modo de thriller y donde Scott contaba con la originalidad y la sorpresa, sobre todo en las apariciones del "bicho". Pero en esta precuela, el desarrollo de la historia ni atrae ni engancha lo suficiente como para compensar el hecho de que ya sepamos el final. Ni las distintas subtramas ni las historias de cada uno de los personajes -a excepción quizás del personaje de Noomi Rapace- acaban de convencer como para mantener el interés. No obstante, vuelvo a repetir: es cosa de gustos. Por eso yo me quedo con el espectáculo montado por Scott y la interpretación de un "lawrenciano" Fassbender. Una correcta superproducción, nada más.

Nota: 7

M. del Mar Gallardo.


Apagarse las luces, escuchar las primeras melodías de la estupenda banda sonora, vislumbrar la nave Prometheus y no mirar el reloj ni una vez ni pensar en nada más. Solo deleitarse con la película. Pocas veces ocurre y este verano ni el nuevo Spiderman ni el último Batman lo habían logrado. Ridley Scott vuelve a la ciencia ficción por la puerta grande, pero con miles de fans de Alien esperando con demasiadas ganas y con el público del blockbuster hollywoodiense nada acostumbrado a la ciencia ficción pura y dura. No es una obra maestra como sí lo era Alien, el octavo pasajero, ni es redonda, pero es un gran título de este pobre verano y superior al resto de blockbusters. La nave Prometheus se erige como vehículo que alberga las grandes dudas del ser humano; una nave tripulada por científicos que se dirigen a buscar el origen de la vida humana, mientras se buscan a ellos mismos. Algo muy lostiano (daría para un artículo entero ver las similitudes de la película con la catódica Perdidos), aunque no hereda la magnífica creación de perosnajes.

La carencia de buenos personajes es el gran fallo del film. Solo el rol protagonista de Noomi Rapace (excelente en su papel) tiene algún aliciente, por otro lado, digna heredera de Sigourney Weaver (escena en bragas incluida). La película juega a satisfacer al público cinéfilo y al amante del blockbuster y por eso se ha llevado hostias de cada uno de ellos; ahora bien, el tiempo la pondrá en su lugar: como un gran título de ciencia ficción contemporáneo pese a sus debilidades. La superficialidad esta vez se queda en casa y gana la batalla la vocación de un Scott artista, maduro y responsable de sí mismo, también melancólico (volver a sus inicios). Un castillo de naipes que, en esta ocasión, no se derrumba, simplemente le falta una carta para que no se tambalee y no sea frágil. El guión es irregular, pero la puesta en escena, la portentosa dirección de Scott (más preocupado por el fondo que por los artificios, como en sus primeros trabajos), la música, la fotografía y el reparto (sublime Michael Fassbender) configuran un espectáculo visual enorme, una brillante reflexión sobre las incógnitas más trascendentales y el mejor entretenimiento de lo que llevamos de año. Como leí ayer: "el fan de la ciencia ficción saldrá babeando".

Nota: 8

Alain Garrido.

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