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miércoles, 25 de julio de 2012

[ACTUALIZADO] La película de la discordia - 'Moonrise Kingdom'

La semana pasada nos enterábamos de que Johnny Depp protagonizará lo nuevo de Wes Anderson, director de películas Life Aquatic, Viaje a Darjeeling, Fantastico Mr. Fox y Moonrise Kingdom [Finalmente, Depp ha caído del elenco]. La película llevará por título The Gran Budapest Hotel, y aún están por confirmar rumores de otros posibles integrantes del reparto, como Owen Wilson, Jude Law, Angela Lansbury y al que ya podemos considerar como su actor fetiche: Bill Murray. Pues bien, aprovechando la noticia sobre esta nueva colaboración que, a decir verdad, nos tiene a todos encantados, hoy dedicamos nuestra película de la discordia al último y aclamado trabajo de Anderson: Moonrise Kingdom. ¡Vamos allá!


Tan solo con ver el tráiler, Moonrise Kingdom me generó gran curiosidad, y digo curiosidad porque personalmente no conocía al autor ni su estilo. La verdad es que no tengo demasiada experiencia con el cine de autor y no sabía lo que iba a ver, si entraría o no en la historia, así que partiendo de que la película me gustó sin llegar a enamorarme ni entusiasmarme, supongo que podría decir, sin ningún tipo de reparo ni vergüenza, que no estoy dentro del llamado “público selecto” al que iría dirigido este tipo de film. Me explicaré. El argumento en sí y el desarrollo de la historia me parecen excelentes; el tratamiento que se le da a un sencillo primer amor donde los personajes son el alma y lo que da complejidad también. En este sentido, los niños y en concreto la pareja protagonista se contraponen a los “adultos” como las personas maduras en este combate, ellos saben qué quieren y luchan por ello, su inocencia e inexperiencia les hacen ver las cosas tal como son; mientras, el punto de vista de los adultos es completamente excéntrico, perfecto como reflejo de una madurez, que en muchos casos, nunca llega.

Las interpretaciones, por ambos lados, son perfectas; los niños naturales y bien metidos en el papel y el gran electo de actores consagrados consiguen interpretar personajes que fácilmente podrían rallar el ridículo pero que resultan creíbles y nada forzados. No podemos olvidar el diseño del film, ambientado en los años 60, con ese tratamiento del color y luz propio de la estética Polaroid, que aporta calidez y cierto aire de cuento. Sobre todo en la escena de la playa es excelente, que por cierto es de las mejores (con el baile de los niños y ese pronto de Bill Murray levantado la tienda de campaña). Llegamos, sin embargo, al punto que me genera cierta reticencia y son esos momentos que llegan al surrealismo y que hacen despertarme del sueño en el que estaba metida para darme cuenta de que tan solo estoy viendo una película. Yo entiendo que el director se quiera tomar sus libertades y que si le viene de gusto lanzar un rayo y electrocutar a un niño pues que lo haga siendo su película, tampoco le buscaré ningún sentido pues de eso se trata el surrealismo, pero que no espere mi aprobación en algo que para mi queda fuera de lugar. A parte de eso, y añadiendo a los puntos positivos la gran banda sonora de Desplat apoyada por la composición de Purcell, disfruté la película, y por ello y siendo coherente con mi crítica, le daré buena puntuación.  

Nota: 8

Alejandra Diez


Esto de poner notas puede llegar a ser bastante molesto en según qué ocasiones. Por ejemplo, aquí tenemos Moonrise Kingdom, película que sigue al pie de la letra el estilo Anderson. ¿Qué es el estilo Anderson? No existe una única definición, claro; cada espectador puede añadir los adjetivos y elementos que encuentre más pertinentes. Mi compañera habla de surrealismo, de fotografía y de estética. Podríamos añadir también el absurdo, la rareza, el patetismo del mundo de los adultos -más niños que los propios niños-, la creación de la historia a modo de cuento... Por tanto, la originalidad,  genialmente conseguida por Anderson, es innegable, sobre todo si añadimos a la mezcla las divertidas clases de música -no os perdáis la de los títulos de crédito con el tema principal de Alexandre Desplat-. Ahora bien, ¿qué pasa si nos gusta la forma y parte de la historia pero la otra parte nos deja un poco indiferentes? ¿Qué hacemos con la nota?

Los niños, su instinto de supervivencia y su historia de amor, pura e inocente, son la joya de la película. Jared Gilman y Kara Hayward -a quien ni con la lluvia se le va la sombra de ojos- se comen la pantalla entera, es decir, a todos sus acompañantes "adultos", quienes no obstante, están más que divertidos en estos papeles vulnerables, tristes y bastantes estúpidos -ver a Bruce Willis como un solitario y penoso policía tiene su gracia-. Sin embargo, hay veces que por muy buena que sea la idea o muy especial y raramente tiernas que sean algunas de las escenas, el conjunto de la película nos deja un poco frío. Esto es lo que me pasó con Moonrise Kingdom, una película correcta, con una narración y puesta en escena dignas de alabanza, pero que se queda a medio camino de conseguir el encanto y calidez que a una servidora le hubiera encantado ver. Así pues, después de darle muchas vueltas, me decido finalmente por el 7.

Nota: 7

M. del Mar Gallardo


Wes Anderson siempre ha mostrado un mundo plagado de los adultos peterpanescos (desde el maravilloso Gene Hackman de Los Tenenbaums hasta el protagonista de la magistral Fantástico Mr. Fox). Ahora, finalmente, ha creado un cuento en que los niños son los personajes. Un chico y una chica que están a un paso de cerrar la infancia y abrirse a la adolescencia. Una narración anderseniana que nos transporta a la etapa más idílica de todo ser humano: aquella en la que anhelamos crecer e imaginamos y sobrevaloramos el futuro, el devenir. Sam y Suzy quieren cambiar de etapa y llegar al mundo adolescente, o al adulto directamente y, por ello, escapan de casa como Antoine Doinel. Y este símil no es ningún capricho, puesto que Anderson bebe (u homenajea) a la nouvelle vague. Moonrise Kingdom posee un aroma muy cercano a Truffaut y ofrece unos personajes que se cuestionan su el momento preciso de sus vidas y la mirada de Anderson es naturalista y preciosista.

Más cercana a la parodia que a lo excéntrico o surrealista, la película desgrana el mundo de los adultos como siempre lo ha hecho el cineasta, pero ahora contraponiéndolo con el de los niños. Ambos son complementarios: unos desean ser como los otros y éstos se comportan como los primeros. La dicotomía está encaranada por un reparto en estado de gracia, donde brillan con luz propia Bill Murray y Edward Norton (el actor más desaprovechado de los últimos 30 años). Frances McDormand, Tilda Swinton y Bruce Willis también ofrecen meritorias interpretaciones, así como los dos jóvenes debutantes: Kara Hayward y Jared Gilman que forman una pareja enternecedora. Moonrise Kingdom contiene algunos de los momentos más mágicos de este año, pero también tiene un guión irregular (algún personaje adulto le falta mayor profundidad) y una escasez en la puesta en escena (Anderson piensa tenerlo todo listo, pero no siempre logra el tono que uno espera de él). La música, por contra, es de lo mejor del film. Un cuento infantil para adultos o un cuento adulto para niños, lo que prefieran. Lo que está claro es que es una maravillosa historia sobre el paso de la infancia a la adolescencia.


Nota: 8

Alain Garrido.

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