'La bella y la bestia', obra cumbre del cine de animación a lo musical romántico-gótico

Este martes se cumplieron 20 años de La bella y la bestia de Disney, dirigida por Gary Trousdale y Kirk Wise. El 22 de noviembre de 1991 se estrenó en E.E.U.U. y Canadá -no fue hasta un año más tarde, el 27 de noviembre del 92, cuando se estreno en nuestro país- . Dos décadas que se dicen pronto, dos décadas en que Disney ha tenido una época dorada y una debacle peor que cuando murió tío Walt, dos décadas en las que un servidor ha empezado a amar el cine y una de esas razones es esta obra cumbre del cine de animación y del cine en todo su esplendor.

Sí, en 1991 se abría una época de oro en la Disney (tras ese germen tan majestuoso que fue La Sirenita en el 1989) que continuaría con Aladdín, El rey león, El jorobado de Notre Dame y algunos títulos más hasta 1999 con Tarzán. A partir de aquí, como sabéis, la Disney cayo en absolutos fracasos tanto comerciales (El planeta del tesoro, Zafaranco en el rancho) como qualitativos (Chicken Little, Descubriendo a los Robinson, Atlantis). De esta pasada década, solo es salvable El emperador y sus locuras y Lilo&Stitch; y la presente parece mejorar bastante con Bolt, Tiana y el sapo y Enredados.

Pero volvamos al tema de hoy que son los 20 años de una de las mejores películas de la factoría que más dinero ha dado a Hollywood (Disney Pictures). La bella y la bestia encandiló a crítica y público desde el mismo día de su estreno con unos elogios nunca vistos antes en un film de animación y con una recaudación mundial por encima de la media. Por tanto, podemos afirmar, que esta fue la película con más clamor popular de aquel año. Fue tal el éxito que logró un hito histórico para el cine animado: llegar a estar nominada al Oscar a la mejor película en los premios de 1991, cuando no había categoría de mejor película de animación ni diez contendientes. Ahora este logro es compartido con Up y Toy Story 3. Compitió por la estatuilla en un año en el que había dos obras maestras del séptimo arte: la magnífica (y vencedora) El silencio de los corderos de Jonathan Demme y la impresionante crónica de JFK de Oliver Stone. También estaban nominadas Bugsy de Barry Levinson y El príncipe de las mareas de Barbara Streisand ante el ninguneo de Barton Fink de los hermanos Coen.

Este récord no se consumó en galardón, pero si su brillante música de Alan Menken y el desaparecido Howard Ashman. Así pues, dos premios Oscar, uno para la banda sonora y otro para una de sus tres canciones nominadas, la balada La bella y la bestia. Las otras dos canciones nominadas fueron Bella y ¡Qué festín! y también fue nominada a mejor sonido. Además, se adueñó de tres Globos de Oro: mejor comedia musical, banda sonora y canción.

La bella y la bestia es, sin lugar a dudas, de lo mejor de la historia del cine de animación. Es pura magia y pura fantasía. Un magistral musical con una estética romántica (esos paisajes, los personajes) y gótica (la iluminación, el trazo del dibujo, el brillante prólogo). La animación es impresionante con un brillante diseño de los personajes (todos los objetos humanizados: Lumière, Ding Dong, Sra. Potts, Maurice, Gaston y la mismísima Bestia) y unos espacios elegantes (la aldea francesa, la casa de Bella, el comedor del castillo) o terroríficos (el castillo gótico, la pelea final en los tejados o la irrupción al castillo por el bosque).

Cierto sector sigue achacando a La bella y la bestia de la típica película Disney de princesas y lo es. Pero es mucho, mucho más que eso: tiene un personaje femenino más maduro, más de mujer libre, unos secundarios inteligentes, un conjunto de canciones memorables y un sinfín de escenas que han pasado a la posteridad (el baile, el final emotivo). Nunca antes una película de animación había tenido tanto el aspecto de musical -de hecho, hasta tiene un homenaje a Sonrisas y lágrimas en el segundo acto de Bella- como La bella y la bestia. Así pues, pocos años después, se estrenó en Broadway una majestuosa obra musical basada en esta película, la primera vez que ocurría una adaptación en el sentido contrario (del cine al teatro y no lo común, del teatro al cine).

La bella y la bestia es un clásico universal, una de las mejores películas de la historia del cine, un hito de la animación y una obra cumbre de la Disney. Simplemente, espero que observéis como su frescura y magia no se han perdido 20 años después y, sino, como siempre habrá alguno, descubrirla por primera vez.

Os dejo con mi número favorito de la película por su gran uso del espacio, su letra y la majestuosidad del dibjuo:




PD: Por cierto, junto a El jorobado de Notre Dame, es mi película favorita de Disney.