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lunes, 14 de noviembre de 2011

'Un americano en París, el cine musical como arte escénico - El enigma Rosebud, solución

Todos habéis acertado que El enigma Rosebud del viernes pasado era Un americano en París (Vincente Minnelli, 1951). Sabemos que era muy fácil para los que ya han degustado el film, pero complicado para los que aún no lo han hecho. Sin duda, una de las mejores películas musicales de la historia y uno de los más exitosos de todos los tiempos.



La película narra la historia de Jerry Mulligan es un pintor americano que vive en el París de la postguerra. En las calles de la capital francesa, expone sus cuadros, que nadie compra, en al barrio de Montparnasse. En un mismo día conoce dos mujeres que le cambiarán la vida: una millonaria americana, Milo Roberts (Nina Foch), que decide promocionar su obra y una dependienta de una tienda de perfumes de la que se enamora, Lise Bouvier (Leslie Caron).

Vincente Minnelli es uno de los maestros indiscutibles del musical, el segundo género más hollywoodiano por excelencia, tras el western. Con esta película innova en la forma y explora en los contenidos, en definitiva, como artista que es hace evolucionar el género y no se queda anclado con lo ya visto y hecho. Sugiere una nueva presentación del espacio con un gran uso del color y la fotografía (después cogido como herencia por otros como Siete novias para siete hermanos). Pero también con una perfección y evolución en los números musicales a los cuales dota de una mayor importancia a las coreografías y a los espacios donde se desenvuelve la acción.

Todos los números musicales de la película son pequeñas joyas, gracias a la originalidad y mejora de Minnelli y a la naturalidad y maestría de Gene Kelly. Sin duda, el mejor actor del género musical que transmite una magia y unas ganas de bailar tremendas. Leslie Caron inició su carrera cinematográfica con este film y se marcó un glorioso debut como partenaire de Kelly.


Con Un americano en París, el director estadounidense vio recompensada su imaginación, puesto que la película tuvo un gran éxito de público y se vio recompensada con 6 Oscar de la Academia de Hollywood (mejor película, guión, fotografía, dirección artística, vestuario y música), imponiéndose a la superior Un tranvía llamado deseo de Elia Kazan. Pese a todo, ni Minnelli ni Kazan ganaron el premio al mejor director, sino que fue George Stevens por Un lugar en el sol. Minnelli tardaría siete años en lograr el Oscar al mejor director, junto a ocho estatuillas más, por otro musical, Gigi, una de las películas más sobrevaloradas de la historia.

Pero volviendo a la película que nos ocupa hoy, cabe decir que el éxito de Un americano en París, perjudicó un año más tarde a la inmejorable Cantando bajo la lluvia (que solo logró dos nominaciones a los Oscar y una recepción tibia por parte de la crítica en un primer momento). Con todo, la obra magna de Minnelli abrió en la Metro Goldwyn Mayer una época dorada con el género musical, puesto que le siguieron las ya mencionadas Cantando bajo la lluvia, Siete novias para siete hermanos o Gigi, y otros como Brigadoon o Melodías sobre Broadway.

Nunca antes un musical había brillado con tanto esplendor y había supuesto tanto para un director de cine. Vincente Minnelli se situó entre los grandes y su película se convirtió, instantáneamente, en una obra maestra y, en estos 60 años, en un clásico. Y es que es este aniversario de seis décadas es lo que nos ha conllevado a hacerle este especial Enigma Rosebud. Minnelli abordó el género musical desde otra óptica, desde el baile y la coreografía más elaborada y, así, fue como el arte escénico pasó a ser arte cinematográfico.

Un americano en París es un derroche de imaginación inmenso, una obra cumbre del musical, una preciosista historia de amor. Nunca es mal día para revisarla y nunca es tarde para descubrirla, tanto si es la primera vez como la vigésima, siempre da ganas de bailar y dejarse llevar.



P.D. El vídeo es un tributo a los mejores momentos de Gene Kelly.

3 comentarios:

  1. A mi me gusta mucho Un americano en París pero me quedo con Cantando bajo la lluvia.

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  2. ¡Yo también me quedo con Cantando bajo la lluvia! Es magnífica!

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  3. Me encanta esta película, y la verdad es que tampoco es de extrañar porque cine musical + Gene Kelly es la mezcla perfecta! Ahora bien, estoy de acuerdo con vosotros en que me gusta mucho más Cantando Bajo la Lluvia. A ver, Un Americano en París tiene momentos geniales, como el It's wonderful o el baile al lado del Sena. Pero el problema son los últimos 15 minutos de bailer, típicos en la mayoría de films de Kelly (en Cantando bajo la lluvia sería Gotta Dance), pero que en esta en concreto se hace verdaderamente largo, tanto, que cuando vuelves a la historia ya no te acordabas ni de dónde estabas!

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