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jueves, 6 de octubre de 2011

Eva, gran historia de (casi) ciencia ficción

Hoy se ha inaugurado el Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Sitges con la presentación del último éxito internacional (muy buena acogida en el Festival de Venecia) del cine catalán. Eso sí, en las salas comerciales, llega el próximo 28 de octubre.

A día de hoy es de sobre conocido este género (al cuál por cierto no forma parte la saga Star Wars, pero por otros motivos bien distintos); un género que ha dado grandes películas como Blade Runner (Ridley Scott, 1982) o Fahrenheit 451 (François Truffaut, 1966). Todas ellas tienen un debate filosófico, un qué sobre algo: el origen de la vida y los límites de ésta (2001: una odisea del espacio, Stanley Kubrick, 1968), la sociedad post 11-S sin capacidad de procrear (Hijos de los hombres, Alfonso Cuarón, 2006) o que haría el ser humano ante una invasión alienígena (District 9, Neil
Blomkamp , 2009). Pues, justamente es esto, la base del género, lo que se le echa en falta a Eva.
Eva tiene ecos de Inteligencia Artificial (Steven Spielberg, 2001): un mundo futuro en que humanos y robos coexisten y forman parte de un mismo núcleo social. Y la película arranca (fuera de los primeros segundos que desvela parte importante del film) con Alex, un ingeniero informático, vuelve a su ciudad natal para crear a un niño robot. Allí conocerá a su sobrina, Eva, y querrá una niño robot con esa personalidad infantil tan característica de la protagonista de la película.
A partir de ahí, la obra de Kike Maíllo (director debutante curtido en televisión cón la excelente serie Arroz pasado) tiene un desarrollo clásico que conduce hasta el emotivo final cerrando así una de las historias más bonitas (en el sentido positivo de la palabra) del cine reciente. En esta narración, hay más drama y fantasía (hasta los tintes cómicos del brillante personaje de Lluís Homar) que ciencia ficción, aunque la relación futura entre humanos y robots esté explotada, se preocupa más de los sentimientos (y aquí si el robot tiene o no tiene importa poco).

Este largometraje parte de un guión a ocho manos y esa puede ser una de las causas más probables de la irregularidad del texto. El guión se ve perjudicado por un inicio mal escogido y por dejar entrever todo lo que sucederá (el cambio de los personajes y las situaciones), tan solo es sorpresa el final demoledor que hace que nos preguntemos: ¿tan terrible ha sido?

Alex es interpretado por Daniel Brühl, el actor de Salvador (Manuel Huerga, 2006), con una solvencia y expresividad muy fuertes. Su cuñada, madre de Eva y amor pasado es Marta Etura, a quien veremos en dos semanas en Mientras duermes de Jaume Balagueró. Alberto Amman está sin más y Lluís Homar resulta divertidísimo. La niña, Claudia Vega, está forzada en muchos instantes, pero luego le sale todo el potencial y ofrece una interpretación notable.

Eva podría haber dado mucho más de sí, podría ser el gran título del cine español, pero lo que es, es: una historia realmente buena, con actores solventes y las ganas de una industria catalana de crear cada vez más un cine internacionalizable y fuerte.

Lo mejor: El tramo final, donde el juego de relaciones/sentimientos es poderosísimo

Lo peor: La falta de definición de un mensaje filosófico


Nota: 7

1 comentario:

  1. M'ha agradat força, sobre tot el final inesperat i els efectes especials, senzills i brillants.

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